Su padre manejaba su Mercedes descapotable de color rojo vino, tenía la vista al frente sin decir una palabra, mientras, Marck sentado a su lado con la mirada hacia la ventana, aunque en realidad no veía nada su vista, aparentemente estaba viendo el paisaje, pero su mente estaba en blanco. En determinado momento el señor Chamorro inició conversación con su hijo.
—¿Qué tal estuvo tu día?
—Muy bien, ¿y el de usted?
—Bien, ya sabes el trabajo.
—Desde luego… —Marck se quedó pensativo, después añadió— ¿Adónde vamos?
—Vamos a un restaurante, ahí ya está tu madre aguardándonos.
—Una cena en familia… que bien —dijo con una sonrisa, al chico le encantaba pasar tiempo con sus padres. Sin embargo, notó que a su papá se le dibujó una sonrisa—¿hay algún motivo… es decir algo en especial en dicha cena?
—Algo así.
—Entonces me puede…
—No, no me preguntes, es una sorpresa.
Después de aquel comentario el vehículo quedó en silencio. El auto salió de la ciudad, el joven esta vez sí veía el paisaje, sabía dónde estaba así que no se impresionó del panorama, de pronto vislumbró un elegante restaurante ubicado en el centro de la ciudad de Granada, no muy lejos de la capital donde ellos vivían. Se introdujeron al lugar, el chico pudo divisar a la señora en una mesa con dos sillas desocupadas, él aligeró el paso hasta la mesa, la rodeó y abrazó a la mujer.
—Hola, cariño, ¿qué tal tu día?
—Muy bien, mamá.
Volvió a rodear la mesa y se sentó junto a su padre. El mesero se acercó a pedir la orden, ellos tomaron el menú, el señor pidió lasaña, la señora una ensalada y él espagueti. El señor también pidió el mejor vino que tuvieran, el joven al escuchar lo que su padre ordenó se le quedó viendo. A él le habían dicho que por su edad no era bueno que se contaminara con bebidas alcohólicas, así que al escuchar que solo pidieron vino y nada más, él también lo consumiría. Sus padres entendieron la expresión de su hijo, así que ambos cónyuges se miraron aun tiempo sonriendo.
—Sabemos que eres un buen hijo —dijo el señor Chamorro— y que nos has hecho caso con referente al licor y todo eso, pero esto es algo especial que hay que celebrar, además es en presencia de nosotros. Sé también que tú sabes lo que el exceso de cualquier bebida alcohólica te provoca —Marck asintió—, ese es mi hijo. ¡Solo será una copa sí! —indicó con énfasis.
Aquella expresión hizo estallar en risas no muy alborotadas debido al lugar donde se encontraban. Pero el chico se preguntaba el motivo de la celebración, no era su cumpleaños, no había ganado alguna final, no había participado en alguna olimpiada estudiantil ya que estas eran para junio.
El mesero llegó con la botella, el cual de forma delicada sirvió en cada copa, luego acomodó la botella en una cubetilla de cristal con hielo para que se mantuviese fría.
—Por favor —pidió Marck— ya no me la hagan de emoción.
Ante el pedido de su hijo los cónyuges cruzaron miradas, lo que la señora asintió con un suave movimiento de cabeza.
—Bien. Es una idea que tu madre y yo traemos en la cabeza desde hace algún tiempo, hace poco cumpliste los quince años, por lo que decidimos empezar a poner en marcha la idea.
—¿De qué se trata?
—Calma —dijo el padre cariñosamente— Esto lo hacemos porque has demostrado interés en ello, no seriamos capaz de obligarte sí no fuera de tu gusto, aunque fuera un deber, pero ya sabes que para nosotros lo más importante es lo que te haga bien y sea mejor para ti. Pero como te dije has demostrado interés en ello, creemos que está bien ponerlo en marcha.
Marck con aquellas palabras sabía muy bien a qué se referían sus padres, obviamente a las empresas, sin embargo, el motivo certero no lo sabía, pues no lo creía para un tipo de celebración. Efectivamente como el señor lo había expresado el joven le interesaba el negocio, desde pequeño se formó la idea que era deber de él mantener aquel capital y de ser posible incrementarlo; aquello representaba gran esfuerzo por sus progenitores que a su vez era de sus abuelos. Idea que a medida que el joven crecía se iba fortaleciendo hasta que se convirtió totalmente en lo que él esperaba, además de ser su futuro inevitable.
—Eres muy inteligente —continuó el señor Chamorro— por lo que supongo que ya sabes de lo que se trata.
—Pues más o menos —indicó Marck con sinceridad, pero los padres al escuchar lo que el muchacho dijo se sorprendieron un poco— sí, no hagan esas caras —riendo— a lo que me refiero es a lo concreto, en definitiva, es sobre las empresas. Pero qué es específicamente para celebrarlo, no tengo idea.
Otra vez rieron, el hombre se acomodó mejor en el asiento, luego fijó la vista en su hijo.
—Claro, es de las empresas —confirmó— y para ya no hacértela de emoción o de misterio, iremos directo al grano.
—Por favor.
—Tú ya nos has ido a acompañar a ciertas partes en el negocio, pero no te has metido de lleno a aprender, la idea es que lo hagas. Hoy llamamos al colegio para preguntar qué tal ibas en clase, nos felicitaron diciendo que eras un excelente alumno, entonces quiero que te involucres más, además quisiéramos que tomes unos cursos técnicos sobre administración, contabilidad. No de lleno claro, es decir, como una carrera fija… es decir al crecer tú puedes elegir la carrera universitaria que más te guste, que por su puesto posteriormente cuando salgas de la escuela lo hagas, pero por el momento para que enriquezca tu conocimiento. Además, tres veces a la semana después de clase, te iras con uno de nosotros a visitar el negocio y te explicaremos mejor… ¿Qué te parece?