El Egocentrista

Transcurso

Después de la cena Marck comenzó a ejecutar lo que se había acordado, al salir de la escuela se iba con uno de sus padres a las empresas, los sábados asistía a los cursos y el domingo era su día de descanso. Acordó con sus padres que los acompañaría los lunes marte y jueves, ya que miércoles y viernes tenía entrenamiento. Marck se puso a la tarea de distribuir su tiempo entre todas las actividades que realizaba; sin embargo, entre tantas cosas realizadas en el día el chico introdujo tiempo para estar en familia para no perder comunicación.

Así pasó el tiempo, hasta un año. Marck cada vez aprendía más en finanzas, estrategias de mercado, planeación de nuevas propuestas, análisis de cuentas, en resumen, temas contables, mercadeo, administración y todo lo relacionado. Su carácter cada vez se enmarcaba más, era más maduro, serio y con una actitud de dominio total, a sus dieciséis años sus palabras y expresiones denotaban a un hombre de veintitantos, pero su rostro tierno de jovencito era lo único que reflejaba su joven edad.

Los señores Chamorro estaban muy contentos y no cabían en si del orgullo que sentían por su hijo. Marck en definitiva era un joven inteligente, con ideas propias y revolucionarias, con mucha sed de aprender. El interés que reflejaba por conocer cada palmo de las entidades y cada funcionamiento. Claro cabe añadir que era un jovencillo, así que con el tiempo solo era pulir sus ideas y en ese camino estaba. Trataba de indagarse lo más que podía de todos los asuntos legales, en cuanto a comercio, leyes laborales, comerciales, fiscales, en fin. Preguntaba de lo que no entendía.

Es más, un día le dijo a su padre que ya tenía en mente lo que estudiaría, lo que al padre le sorprendió al escuchar que era; el joven se proponía a estudiar dos carreras muy significativas contabilidad y derecho. Además, tenía en mente sacar post grados en finanza y economía. Desde luego estaba más que involucrado en el asunto.

—Qué lástima que la vida es muy corta para lograr estudiar todo lo que uno desea —le dijo una vez Marck a sus padres.

En la escuela decían que era un total nerd, sin embargo, un nerd guapísimo, catalogaban las chicas, la actitud de estudioso no mermó su popularidad entre las jóvenes. Henri y Louis estaban impresionados por el nuevo carácter de su amigo. Tampoco es que hubiera sido tan drástico el cambio, ya que el joven ya era así, lo único fue que se acentuó más.

Ӂ Ӂ Ӂ

Ya a finales de noviembre a la hora del almuerzo, el acostumbrado trio se encontraba sentado en una mesa en un rinconcito junto a una ventana donde se apreciaba parte del jardín del colegio, Louis y Henri observando con aburrimiento a su amigo que estaba con su laptop estudiando temas financieros, ninguno de los tres había tocado su comida. Louis soltó un suspiro, cuando de repente de una forma brusca e impulsiva Henri le cerró de golpe la notebook, lo que hizo que Marck le lanzara una mirada desintegradora.

—¿Qué te pasa? —preguntó el joven de manera muy seria.

—No me importa que me veas de esa forma —dijo Henri con similar gesto—, porque eso quiero preguntarte a ti, ¿qué te pasa?

—¿A qué te refieres?

—Sí. Solo pegado a la computadora y a los libros te la pasas, ya ni caso nos haces, parasemos pendejos detrás de ti solo viéndote —indicaba molesto.

Marck se sacó los anteojos y se quedó reparando a su amigo con expresión de extrañeza, luego se sonrió.

—¿De qué te ríes?

—¡Es en serió! —expresó— pareces vieja haciendo esos reclamos.

—No, no son de vieja… son de un amigo —soltó un suspiro—. ¿O acaso no conoces lo que implica esa palabra?

—Sí sé —indicó con seriedad—. Deberían de entenderme, lo que hago es muy importante para mí. Además, el domingo salimos, no todos, pero si salimos. Yo entiendo que ya no es como antes, pero comprendan que es una gran responsabilidad a la que me voy sumergiendo de apoco.

—Ajá —expresó con fastidio— tú siempre quieres tener la razón.

—No es eso. Pero ya tranquilo, buscaré como hacer más espacio. Es un poco raro el reclamo, pero no me agrada que piensen así, los conozco casi desde que tengo uso de razón.

—Claro, por eso mismo te aprovechas, ya que por ello te aguantamos.

Louis observaba toda aquella discusión en silencio. Era cierto, desde muy pequeños se hicieron amigos, sus padres eran allegados (amigos) así que casi siempre estuvieron juntos. Desde el kínder iban juntos a la escuela, así que más que una amistad, se veían como hermanos. Así como también sabían que, por aquella vieja convivencia, Marck se juntaba con ellos, porque a pesar de ser afamado en la escuela de inteligente, buen futbolista y de embobar a las chicas, era un tanto antipático, ya que tenía eso de superioridad, así que no se juntaba con cualquiera.

—No te enojes —Marck dirigió la vista hacia Louis—. ¿Tú también estás disgustado?

—No —contestó con sequedad—, ya te conozco, tú eres así por naturaleza.

Esas palabras si no le gustaron a Marck, en cierta forma le decían que siempre fue un mal amigo, lo que el joven reconoció le hizo sentir mal, provocando enojo en el muchacho. En poco tiempo procesó la idea, realmente le dolió, entendió así mismo el porqué de sus sentimientos, ellos eran sus únicos amigos y lo eran desde siempre.




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