Zohe estaba en la cancha de voleibol jugando un partido contra el equipo de la universidad de New York, Alondra estaba en las bancas gritando de vez en cuando apoyando a su amiga. Zúñiga era muy buena en ese deporte, además de que en todo cuanto hacía ponía todo su empeño. El partido estaba muy reñido ambos equipos eran muy buenos, la pelota saltaba de cada lado de la red constantemente.
Cuando solo hacía falta poco tiempo, estaban en empate a un punto de definir al ganador, las chicas tomaban tácticas para ser las ganadoras, una del equipo contrario se preparó para hacer un remate, pero Zohe percibió la intención así que ella se adelantó a la acción, la pelota picó en el suelo por lo que el pito del árbitro sonó indicando que el juego había concluido, todos los que llegaron a apoyar al equipo local (Columbia) empezaron a gritar de contento por llevarse la victoria.
Tras el triunfo las jugadoras se dirigieron hacía los baños, Alondra salió en busca de Zohe, las jóvenes se sonrieron.
- Felicidades –dijo Barquero de lo más contenta.
- Gracias amiga –inquirió Zohe.
- Te diera un abrazo pero…
- Si lo sé estoy muy sudada.
- Si.
- Mmmm… –pensativa– espérame en la cafetería.
- Claro, nos vemos después de esta clase.
Marck estaba en la biblioteca leyendo algunos libros, cuando revisó su reloj que andaba en su muñeca, por lo que le indicaba que la clase daría inicios, además ese día estarían en exámenes, caminaba ligero cuando alguien le puso la mano en su hombro, él se fijó era Ximena.
- Dime.
- Estoy nerviosa –soltó con el rostro afligido.
- ¿No estudiaste?
- Claro que sí.
- Entonces no tienes por qué, la inseguridad no es buena.
En eso iba pasando Alondra que al ver a Pardo, pensó en hablarle para repasar en el trayecto al aula, aligeró el paso para llegar a ella paro no se había fijado con quien estaba acompañada la joven.
- Ximena, nos vamos juntas a aula para ir re…. –levantó la vista cuando sus ojos se toparon con el rostro, se quedó muda instantáneamente.
- Si, espérame un poco –soltó Ximena en tanto guardaba unos libros en su bolso.
Alondra no dejaba de reparar a Marck, el cual no se inmutaba ni siquiera un poco ante la insistente vista de la muchacha.
- Bueno Marck, nos vemos luego, deséame suerte.
- Tranquila confía en lo que sabes, si estudiaste no hay nada que temer –le dijo el joven.
- Bueno los esperamos para lo de la gira.
- Bueno, nos vemos luego –regresando a su libro.
Ella tomó del brazo a Barquero que se quedó impávida por ver a Marck ahí, la pobre Ximena estaba tan tensionada que no se fijó por lo que se limitó a jalar a la joven por el pasillo.
Marck seguía con su libro andando sin ningún apuro, cuando sintió un golpe en su lado izquierdo, las manos de una chica se aferraron a él pero se veía que la caída provocaría que la joven golpeara la cabeza en la pared por lo que el joven también la sostuvo para evitarlo. Libros cayeron al piso, cuando el susto paso los jóvenes se volvieron a ver, la joven era Zohe la cual también caminaba leyendo un libro, suspendida en los brazos de Marck en tanto sus mismo brazos se aferraron a él por el suceso sus ojos se conectaron.
Para Zohe le impresionó ver aquellos ojos azules tan cerca, esos tan poblados de pestañas, con las cejas bien definidas y tan masculinas, sus labios rosados y sentir sus brazos sosteniéndole con firmeza.
El joven la irguió poniéndola estable en el piso, en tanto la reparaba, aun se notaba un poco perturbada por el susto de la caída (bueno casi), ella no decía nada ni se movía, por lo que él se agachó a tomar ambos libros en el suelo, se quedó sorprendido al descubrir que se trataba del mismo libro; se incorporó al notar que la chica estaba igual.
- ¿Estás bien? –le preguntó.
- Ehm… sí, creo que sí –soltó en un hilo de voz.
- ¿Segura?
- Sí,… ehm… gracias… gracias por sostenerme.
- De nada.
La joven volvió la vista a la pared –si no me agarra él me hubiese golpeado la cabeza– pensó –su camisa es tan suave que se me resbalaban las manos para sostenerme–. Su impresión no pasaba del todo y hay que agregar que no solo había sido por la caída.
- Bien, te agradezco –dijo y se volvió a alejarse.
- Eh, espera –soltó Marck que aun sostenía el libro que ella llevaba– tú libro.
- ¡Ah sí! –expresó quedando una vez más frente de él en tanto tomaba el libro– una vez más gracias.
- De nada.
Ella empezó a alejarse, en tanto el joven dejó su lectura, había ocurrido algo ahí pero que él no lo quizo identificar, por lo que solo se dedicó a avanzar con la mente perdida en el vacío, pero después trato de repasar en mente un poco de lo estudiado, faltaba poco para el examen. Prácticamente Marck se negaba poner mente que realmente había pasado en ese incidente, trataba siempre de dejar vetado eso en segundo plano, un lugar donde el dejaba todo lo que al él no le parecía importante, pero será posible que una persona pueda ignorar por siempre cuando algo quiere aflorar.