Louis se despertó con suma pereza, aún faltaban varios días para empezar las clases, por lo que se sonrió tenía planeado pasarse todo el día con Ximena, ya habían quedado así. Miró hacia la derecha Henri estaba totalmente fundido, por lo que sin hacer ruido se dirigió al baño. Se sentía muy feliz, eso era bueno le deparaba un gran día, después se visitó con un camiseta alicrada manga larga de color celeste, con unos jeans caqui junto a unos tenis blancos, se peinó el cabello y se aplicó colonia, se miró al espejo listo para su genial día.
Por otro lado Ximena terminaba de alistarse, vestía un vestido floreado fondo rosa pálido con flores en rosado fucsia, se ató el cabello en una simple trenza, junto a unos zapatos bajos de color blanco, se sonrió al espejo. En eso sonó el timbre de su puerta, sabía que era Louis por lo que corrió hacia la puerta, al abrirla el rostro sonriente del joven apareció ante ella iluminándole la mañana, de improvisto el joven la alzó plantándole un beso en los labios en tanto le daba vueltas, después la puso en el piso, ambos se sonreían con sus ojos radiantes de felicidad.
- Que felicidad –inquirió la muchacha.
- Si, amor mío y quiero contagiarte con ella.
- Pues ya lo has hecho.
- Genial –volvió a besarle– lista para aguantarme todo el día, pues no pienso despegarme de ti ni un momento.
- No quiero que lo hagas, porque si no te persigo hasta encontrarte.
La pareja salió dispuesta divertirse y pasarla en grande.
Zohe y Marck seguían besándose como si hubiesen sido dos amores separados por el tiempo por grandes abismos y después de tanta lucha logran reencontrarse, cuando se distanciaron un poco para lograr respirar, Zohe sintió que sus piernas temblaban por lo que se recostó al pecho del muchacho que le permitía oír las estrepitas palpitaciones de su corazón, tan agitado como lo estaba el suyo. Marck la estrechó delirante, sus oídos retumbaban, experimentaba sentimientos que aparecían que para él eran desconocidos.
Zohe deseaba volver apreciar eso ojos que parecían diamantes azules, con las mejillas rojas elevó la vista chocando con ellos, sin saber cómo volvió a buscar los labios del joven. No supieron cuánto tiempo dilataron así, pero cuando por fin lograron separarse yacían sentados en la banca de donde Chamorro se había levantado para besar a la chica.
- No me explico cómo pero me terminé enamorando de ti –dijo el chico aun con los pies no bien plantados en el lugar.
- Yo tampoco –soltó la chica con las mejillas encendida, pero ante las confesiones del muchacho pensó que era correcto sincerarse.
- Lo bueno es…
- ¿Que nuestro sentimiento es correspondido?
- Pero fue evidente, desde la vez que estaba cerca de la biblioteca.
La joven se volvió sintiéndose apenada al recordar que fue ella la que había tomado la iniciativa, sin embargo el joven le tomó la mano apretándosela suavemente indicándole que todo estaba bien. Zohe le volvió a ver con una sonrisa que el chico le devolvió.
Louis y Ximena paseaban muy sonriente por la avenida principal de Broadway, comían un helado y Louis había pasado un brazo sobre los hombros de la muchacha, en un determinado momento la joven se sentó en una banca que visualizó.
- ¿Ya te sientes cansada cariño? –preguntó el joven mientras con una de sus manos quitaba un mecho de cabello del rostro de la joven.
- Un poquito.
- ¿Dónde quieres ir?
- Vamos al parque después de descansar un rato.
- Te gusta ese lugar ¿he?
- Sí, es muy tranquilo y callado, no sé ese lugar me encanta es mi preferido de la ciudad.
- Si es bonito.
- ¿Entonces?
- Claro que iremos.
Se pusieron de pie empezando el recorrido hacia el parque.
Henri se despertó al momento que giró en la cama, la mitad de su cuerpo impacto el piso, por suerte la que golpeo fue su parte inferior, todo estaba en total silencio a excepción de algunos ruidos de coche que se inmiscuían por la media abierta ventana. Con los cabellos de puntas el joven se levantó, ya sabía que su amigo y acompañante de cuarto andaría de paseo con su novia, por lo que se fue directo a la ducha.
Después del baño se mudó con una muda totalmente sencilla, con una sudadera gris y unos jeans azul y unos deportivos del mismo color de la sudadera. Salió del apartamento hasta el de su amigo Marck deducía que ya habría vuelto de sus ejercicios, pero después de llamar y no recibir respuesta, entró al apartamento pero no le encontró, volvió a cerrar con cerrojo.
Soltó un suspiro y pensó en ir a buscar a su novia al campus de Columbia, como estaba cerca llegó en un suspiro. Tocó a la puerta de la muchacha, está abrió con los cabellos alborotados, se notaba que acababa de despertar. Henri al ver a su novia con ese aspecto se sonrió; la muchacha se frotaba los ojos con las manos, cuando divisó a su chico soltó un grito corriendo a los interiores del cuarto.