El Egocentrista

Ximena y Louis

Louis no encontraba la forma de hablarle para que ella entendiera que lo que había visto fue un error, cuánto deseaba ver su cara sonriente y sonrojada cuando él le decía cosas bonitas. Sin embargo ahora la tenía enfrente con su rostro rojo pero por llorar y por su culpa.

- Ximena, necesito que me permitas hablar contigo por favor –pidió el joven.

La muchacha no estaba muy segura, pero estaba consiente que aún le amaba, además de recordar lo que le dijo a Marck, que conversaría con él, también lo que Chamorro había dicho que Prego la amaba, que aquello no era como ella se lo imaginaba aunque la cuadro fue doloroso.

- Te escucho –soltó Pardo con hilo de voz.

- Amor, cielo y vida mía –soltó el joven de lo más profundo de su ser– lo que viste fue un equívoco… Cecilia se acercó a mí pidiendo un consejo de que alguien le gustaba, yo no sabía quién era, entonces le dije que lo más correcto era que se lo hiciese saber, yo no sabía que se trataba de mí, te juro que ella a mí no me atrae siquiera, no la quiero, nada; en eso ella se me vino encima de la nada… fue… –pasó saliva con dificultad– fue cuando tu llegaste, yo me la quité de encima y pues tú ya sabes lo demás, pero yo te aseguro que no siento nada por ella… yo te amo a ti.

- Louis me dolió mucho lo que vi –soltó en tanto sus lágrimas volvieron aparecer haciendo sentir peor al joven desesperado.

- Lo sé amor mío y eso es lo que más me duele, que esa loca haya hecho esto –soltó con desconsuelo– perdóname, no te alejes de mí, me duele no estar a tu lado… saber que te estoy haciendo sufrir.

- No sé Louis, estoy tan dolida y confundida… mejor démonos un tiempo –inquirió en un hilo de voz, pero sus palabras también le dolieron, amaba a ese joven, estar así con él era terrible.

- No amor –soltó el joven abalanzándose a ella y estrechándola en sus brazos de una forma delirante– no lo hagas –con la voz que se le quebró entre un sollozo, sus lágrimas asomaron a sus ojos lo que impacto a la joven– no me pidas eso, entiende yo te amo, no resisto estar lejos de ti, perdóname por hacerte sufrir Ximena de mi alma, yo lo que menos he querido es esto verte así por mi causa…  –tomó aliento– yo lo único que deseo es protegerte, yo entiendo que lo que viste hace poco fue doloroso para ti y necesites ese espacio y sé que al pedirte… no querer darte ese tiempo es un poco egoísta, pero yo no puedo cariño, por favor… –suplicó ahogando un sollozo.

Percatarse de la bondad del muchacho estremeció de pies a cabeza a Ximena, comprendió a la perfección a Marck cuando le dijo que Louis la amaba, se lo estaba comprobando, sus ojos suplicantes le demostraba que lo que le decía era cierto; además que todos sus actos le corroboraban su amor aquel que él le profesaba. La joven con sus manos temblorosas rodeo al joven rompiendo a llorar una vez más.

- Yo también te amo Louis –soltó entre el sollozo– tampoco quiero estar lejos de ti.

Louis sintió una inmensa alegría oír esas palabras, abrazó más fuerte a la jovencita que sostenía para luego buscar con desesperación sus labios. Ximena le correspondió aquel beso donde todo el aire se les acabó. Después de separarse se sonrieron con los rostros encendidos por haber llorado, se volvieron a abrazar, había sido una pesadilla espantosa, que gracia a los lazos fuertes que los unían fue corta pero terrible para ambos.

- Te amo Ximena, nunca lo dudes –le dijo el joven al oído en tanto la abrazaba.

- Yo también te amo Louis.

 

Marck estaba con Zohe viendo una película de comedia, la favorita de la joven que se la recomendó como nadie, ambos deban de risas, era muy divertida y al mismo tiempo educaba agudizando la intriga, la famosa película se trataba de un ejecutivo que en su día a día en sus miles de funciones se ve envuelto en situaciones caóticas aun tiempo graciosas. Estaban con el sofá desplegado como cama, semi-acostados con un enorme pote de palomitas, cuando el filme concluyó, se sentaron en la cama.

Marck empezó a reparar a su novia lo que le produjo felicidad, eso le ayudó a comprender que se había enamorado, ella era la chica destinada para complementar su vida, eran tan compatibles, seguro de eso sintió el vivo deseo de manifestárselo a la joven.

- Te amo Zohe –soltó el joven con sus ojos puestos en los de la muchacha.

Esta se sonrojó ante el comentario, pero también se sintió feliz de oírlo.

- Yo a ti –contestó.

Ambos muchachos comenzaron a besarse, lo hacían de una manera tan pacifica, que era eso precisamente lo que le encantaba a la muchacha por parte de él, no era como muchos que parecen que se van a comer o tragar a su acompañante, era pacífico y con un ritmo excelente; en su mente ella trató de compararlo, era tan bueno como estarse comiendo un algodón de azúcar ya que a ella le fascinaban.




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