La semana había transcurrido rápidamente, Marck y Zohe habían acordado hacer un recorrido por los lugares más significativos de Nueva York. La tarde del viernes silenciosamente Chamorro salió con una pequeña maleta, donde llevaba lo necesario, tuvo el cuidado que su billetera fuera en su bolsillo además que llevase lo pertinente, regresarían el domingo en la noche, sería un recorrido emocionante junto a la chica a la que amaba, subió al auto, ya todo había quedado listo, podía supervisar desde su laptop los movimientos que se estarían dando en la bolsa de valores, además por línea podía monitorear todo sin ningún problema.
Todo estaba marchando sobre ruedas como siempre en su vida, su perspicacia le había servido que su pequeña empresa de inversiones fuera evolucionando, su capital semilla había quedado atrás, pues las utilidades en ganancias en las diferentes acciones en inversiones se estaban viendo. Era fantástico que su emprendedurismo fuera excelente, no había mejor forma de ingresar a aquellos mercados que no fuera el bursátil.
Por otro lado su vida afectiva también estaba de maravilla, tenía una maravillosa novia que concordaba y complementaba a la perfección con él, estaba seguro que amaba a esa joven, sus amigos casi hermanos siempre seguían muy unidos, ahora hasta las novias de ellos era amistades, su familia que lo amaba incondicionalmente, todo era genial.
Se estacionó frente al campus donde observó a Zohe avanzar con una pequeña maleta consigo, el muchacho descendió del vehículo hasta ella, le sonrió tomándole la maleta al tiempo que depositaba un suave beso en sus labios, ambos avanzaron hasta el auto donde el joven depositó el equipaje en el portamaletas del vehículo, después Marck abrió la puerta para que la joven entrara, rodeó el auto para luego ponerle en marcha.
El auto se adentró en la ancha carretera poblada de vehículos se dirigían a Brooklyn, esa sería su primera parada, el primer alto sería en un restaurante, luego pasearían un poco después de hacer alguna reservación en algún hotel de su gusto. Zohe no dejaba de sonreír, nunca había hecho algo como aquello, ni tampoco había tomado una decisión sin antes no comentárselo a su madre, claro esto era muy complicado por la distancia, además que en su casa no tenían teléfono fijo, solo un pequeño celular que aparentemente se había dañado pues hacía unas semanas que no había podido comunicarse con su familia. Sin embargo pensó que no era algo malo, Marck era su novio, además de que le había demostrado ser un joven respetuoso.
- ¿Estás contenta? –preguntó el joven sonriente sin dejar de ver la carretera.
- Si. Es la primera vez que hago algo como esto –respondió Zohe sin borrar sus sonrisa.
- Yo también estoy feliz porque estés haciendo este paseo conmigo. A decir verdad es la primera vez que hago esto… es decir siempre he salido pero ha sido con los muchachos.
La joven entendió la situación a la que él se refería, lo que la hizo pensar que habrá sido un simple con las demás, pero le alegraba que con ella fuera diferente, eso era lo que realmente lo que importaba, pues ella se había enamorado del Marck del presente, del joven que iba a su lado. Zohe le admiraba el perfil a su novio, posó su vista en los bellos ojos azules que con las luces nocturnas los hacían brillar aumentando su belleza – ¿cómo vine a terminar ennoviándome contigo señor engreído? Yo no imaginé eso, al inicio no me simpatizaste y ahora… me tienes enamorada y embelesada con esos ojitos, tu cara, tu trato hacia mí eso sobre todo– esto pensaba la joven que se había quedado muda solo observando a su novio.
- ¿Qué ocurre Zohe?
La chica en respuesta sintió un vivo deseo de robarle un beso a Marck, pero él está manejando, al ver sus mejillas sonrosadas le plantó un beso en su mejilla del lado de la joven, varios besos fueron depositados allí en tanto el joven sonreía. Después Zohe volvió a su puesto de lo más tranquila y sonriente.
- También te amo –soltó el muchacho.
Pronto el auto se adentró a Brooklyn ahí divisaron un imponente restaurante, el joven estacionó el auto, para luego ver a su novia, esta le sonrió. Zohe se disponía a descender pero sintió un suave tirón en el brazo que la hizo quedar a centímetros del rostro de Marck, el cual se notaba feliz de estar con ella, casi de inmediato el joven unió sus labios a los de la muchacha en un cálido beso. Descendieron del auto, consiguieron mesa para dos, pronto estuvieron revisando la carta que les ofrecían.
El lugar era bastante elegante, se podía observar un vista fantástica de las aguas centellantes con las poca luz de la noche, más allá se divisaba el puente Brooklyn, todo era muy bonito, el lugar estaba decorado exquisitamente, era un sitio para comer una buena comida y platicar tranquilamente con una grata compañía.