El Elegido de Cranoa

Capítulo X: El Duro Entrenamiento Comienza.

— ¿Estás seguro de que es por aquí?

Las cuarenta y ocho horas habían pasado y los chicos estaban de nuevo en el bosque, buscando el lugar donde debían reunirse con Larth. Superar la muralla había sido fácil, sobre todo comparándola con la anterior. Siguieron el camino recomendado por Larth y no tuvieron ningún problema.

La cuestión era que, una vez superada la muralla, no estaban seguros del camino que tenían que seguir para llegar al punto de reunión. El bosque parecía ser igual para donde fuera que mirasen. Árboles, arbustos, raíces, tierra y lo mismo repetido infinitas veces.

—Casi seguro —Respondió Axel a su amiga mientras intentaba rememorar el camino que habían hecho cuando Larth les mostró la zona franqueable de la muralla—. ¿Crees que Larth nos escuche si gritamos?

—No lo dudo. También lo harán los guardias y quizás alguna que otra criatura. Mejor caminemos un poco.

A Axel la idea de caminar un poco por el bosque de noche sin tener idea de hacia dónde iban no le resultaba de lo más inteligente. Por más que se sentía mucho más tranquilo ahora que ya había estado en el lugar y le habían explicado que en realidad no había nada que fuera más maligno de lo normal, el bosque seguía dándole escalofríos. Sin embargo, Reggie se mostraba muy tranquila y él, para no ser menos, asintió y empezaron a caminar.

— ¿Es extraño no? Desde chicos nos han prevenido sobre los peligros del bosque, pero a decir verdad parece un lugar agradable—. Axel miró a su amiga y se dio cuenta que había sido generoso al decir que se mostraba tranquila. La realidad iba mucho más allá: parecía contenta de estar en ese lugar.

— ¿Realmente te gusta, no? No te había visto tan contenta desde que Brida te dejó preparar aquella poción a escondidas.

—Hay mucha vida aquí. Escucha los diferentes sonidos. Algunos son lejanos, mientras que otros parecen surgir a unos pasos de distancia ¿Serán animales, o ruidos causados por el viento al soplar entre los arboles?

—No lo sé Reg… —Axel no había prestado atención a los ruidos del bosque. Sobre todo porque la última vez que tuvo la oportunidad de hacerlo estaba solo y cada ruido lo hacía temblar. Pero ahora que su amiga lo comentaba, empezó a escucharlos más y más. El origen de los mismos podría ser cualquiera, incluso podrían surgir de algo desconocido por ellos. Después de todo, había muchas cosas que aún no conocían—. Pero creo que lo descubriremos. Tengo el presentimiento de que pasaremos bastante tiempo en este bosque.

La discusión del día anterior había quedado en el olvido. Axel sospechaba que su amiga creía haberlo convencido, y él no hizo nada para cambiar esa sospecha. Más adelante tendrían tiempo de discutir. Continuaron con sus tareas aprovechando los momentos libres para intentar adivinar en qué consistiría el entrenamiento de Larth. Para cuando se hizo la hora de salir al bosque ambos estaban ansiosos de hacerlo y habían tenido que reprimir varias veces el impulso de salir más temprano. Durante el día era más probable que pudieran ser detectados por los guardias, por lo que no les quedó más remedio que esperar.

Pero el problema de salir de noche había sido la oscuridad, que no les permitía encontrar el camino para dar con quien sería su maestro.

Axel estaba a punto de sugerirle a Reggie la idea de retroceder y buscar otra forma de encontrar a Larth, cuando un sonido de algo pesado cayendo sonó justo detrás de ellos. Asustados, se dieron vuelta para ver de dónde provenía aquel ruido y se sorprendieron al ver al mismo Larth, parado de brazos cruzados.

— ¿De dónde saliste? —Preguntó Reggie.

—Del árbol —respondió Larth, señalando hacia arriba. Axel dirigió su mirada al lugar donde señalaba el muchacho. Una gran rama de roble se elevaba varios metros justo sobre el lugar donde Larth había aparecido.

— ¿Qué hacías en ese árbol? —Preguntó una vez más Reggie con curiosidad.

—Los esperaba. Supuse que no podrían encontrar el camino, por lo que decidí subir a ese roble y esperar. Desde ahí arriba pude ver cuando aparecieron por la muralla. Debo decir que no hicieron lo más inteligente —Les recriminó—. Salir al bosque sin luz y sin una dirección en mente... digamos que si no estuvieran en Cranoa, lo más probable es que ya estuvieran muertos.

—Disculpa —dijo Reggie con sarcasmo—. Nos cuesta acostumbrarnos a la idea de que todo nos puede matar.

—Disculpas aceptadas —dijo Larth asintiendo con seriedad.

—No eran unas disculpas de verdad —objetó Reggie, enojada al ver que su broma no había sido entendida.

—Entonces no son aceptadas —respondió Larth. Axel no sabía si el joven lo hacía a propósito para molestar a Reggie o en verdad no entendía las bromas. De cualquier manera, le divertía ver las reacciones de su amiga en esas situaciones.

—Bueno, ¿vas a entrenarnos o qué? —Cambió de tema de tema Reggie al ver que no lograba su objetivo.



#19211 en Fantasía
#27358 en Otros
#3784 en Aventura

En el texto hay: sangre, amistad, guerra

Editado: 28.02.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.