El Elíxir de los Inmortales.(volumen 5)

​Capítulo 1: El Secreto de la Arena.

​Escena: Bagdad, Irak. Un día después.
​Ethan, Zara y Alistair lograron llegar a Bagdad utilizando vuelos chárter y contactos de Zara en el mercado negro diplomático. La ciudad era una mezcla de caos moderno y antigüedad atemporal.
​La búsqueda del Elixir de los Inmortales, vinculado a Merlín por el pergamino de Tintagel, comenzaba en la legendaria Ciudad de Uruk (la Ciudad de la Arena).
​[El Viejo Colega]
​El primer punto de contacto fue el Dr. Elias Shah, un antiguo colega de Alistair, ahora un curador en la Universidad de Bagdad y un experto en sumerio. Elias era un hombre nervioso, pero de intelecto brillante, que vivía con la ansiedad de proteger el patrimonio iraquí del saqueo.
​Se reunieron con Elias en un café discreto de la Ciudad Vieja.
​—Alistair, has envejecido —dijo Elias, abrazando a su amigo—. ¿Qué te trae de los castillos de Inglaterra a esta cocina del mundo?
​Alistair le mostró la traducción del pergamino de Tintagel: "Busca el Elixir de los Inmortales en la Ciudad de la Arena, donde los reyes no mueren."
​Elias palideció. —Esa no es una leyenda inglesa, es un fragmento de la Epopeya de Gilgamesh. La parte que se creía perdida. El Elixir se menciona en la Epopeya como un "secreto vegetal que otorga la vida sin fin", guardado por los dioses en la biblioteca de Uruk.
​Elias miró a su alrededor con temor. —Hace seis meses, recibimos una tablilla cuneiforme ilegalmente. Fue interceptada antes de que saliera del país. Está en la caja fuerte de mi oficina. No la he traducido por completo, pero sé que habla de Merlín.
​[La Tablilla Cuneiforme]
​Elias los condujo a un laboratorio de restauración polvoriento en la universidad. Abrió una caja fuerte y extrajo una tablilla de arcilla horneada de un tamaño inusual (unos 30 \text{ cm} de largo) cubierta con la escritura cuneiforme más antigua.
​—Es del período acadio tardío. Merlín nunca estuvo en Mesopotamia, ¿verdad? —preguntó Ethan.
​—No físicamente. Pero Merlín no solo era un mago, era un científico y un recopilador —explicó Alistair, examinando la tablilla.
​Alistair tradujo rápidamente los primeros sellos: la tablilla detallaba una correspondencia cifrada entre Merlín y un sacerdote-erudito sumerio. El sacerdote se refería al Elixir.
​El último tercio de la tablilla estaba dañado, pero un sello cuneiforme final era perfectamente legible y actuaba como un enigma geográfico:
​"Donde la serpiente de bronce bebe del río, y la sombra del Rey Sol se inclina dos veces, allí está el umbral de la vida sin fin."
​—La Serpiente de Bronce... y el Rey Sol... es la clave para la ubicación exacta del Elixir en Uruk. Pero ¿a qué se refiere? —meditó Elias.
​—Es un enigma que mezcla la alquimia (Serpiente de Bronce) con la astronomía (Rey Sol) —dijo Zara, siempre práctica.
​—Y necesitamos resolverlo antes de que otra persona se haga con la tablilla —dijo Alistair, devolviendo la tablilla a Elias. Escena: Bagdad, Irak. Laboratorio de Restauración de la Universidad.
​Ethan, Zara y Alistair estaban reunidos con el Dr. Elias Shah. La tensión en el aire era tan densa como el polvo del desierto. La tablilla cuneiforme frente a ellos contenía la clave para encontrar el Elixir, pero el acertijo era complejo:
​"Donde la serpiente de bronce bebe del río, y la sombra del Rey Sol se inclina dos veces, allí está el umbral de la vida sin fin."
​[El Código Sombra y la Astronomía]
​—La Serpiente de Bronce es un enigma alquímico, posiblemente un punto geográfico, pero la sombra del Rey Sol es pura astronomía sumeria. La ciudad de Uruk fue un observatorio estelar —explicó Alistair, pasando la mano sobre los grabados.
​—El "Rey Sol" es el Zigurat de Eanna en Uruk —intervino Elias Shah—. Es el templo más alto de la ciudad, dedicado a la diosa Inanna, .pero utilizado por los sacerdotes como gnomon para medir el tiempo.
​Zara, con su formación en inteligencia y topografía, sacó su tableta satelital.
​—Para que la sombra de una estructura se incline dos veces en un solo día en un punto preciso, la medición debe hacerse cerca del equinoccio o solsticio. Pero más importante, requiere que la estructura esté perfectamente alineada con el meridiano de la ciudad y que el sol incida en un ángulo específico. Merlín sabía de esto.
​Ethan señaló el acertijo. —La clave es "se inclina dos veces". Eso significa que el punto de impacto de la sombra del zigurat debe ser el mismo tanto en la mañana como en la tarde, lo que solo ocurre en un lugar muy específico. Es un punto focal único.
​Elias asintió, su nerviosismo reemplazado por excitación académica. —¡Es la Geometría Sagrada de Gilgamesh! El rey-héroe, que buscó la vida eterna, diseñó el lugar para ser encontrado solo por aquellos que entendieran la danza de las sombras. La inclinación doble señalaría el umbral de la biblioteca perdida.
​Zara comenzó a trabajar con su tableta, superponiendo los datos arqueológicos conocidos del Zigurat de Eanna con los cálculos de la posición solar para la latitud de Uruk. Ella configuró una simulación 3D avanzada.
\text{Ángulo de Inclinación Deseado } (\theta) = \arcsin \left( \frac{\text{Altura del Zigurat}}{\text{Distancia al Punto Focal}} \right) .
Zara ejecutó la simulación en la tableta. —Si el zigurat tenía una altura estimada de 30 \text{ metros} y la latitud de Uruk es 31.3 \text{ grados Norte}, el punto donde la sombra se inclina dos veces en una fecha estándar es a 75 \text{ metros} de la base, en un ángulo de 45 \text{ grados} al sureste.
​—¡Esas son las coordenadas de un punto en las antiguas murallas! —exclamó Elias, consultando un mapa antiguo de Uruk. —Una pequeña estructura que se creía un pozo.
​—Ese es el punto del Rey Sol. Ahora necesitamos el punto de la Serpiente de Bronce para confirmar la ubicación —dijo Ethan.
​[El Enigma Alquímico de la Serpiente]
​Alistair, que había estado examinando la tablilla, notó un glifo cuneiforme que se repetía bajo el símbolo de la serpiente: era el símbolo sumerio para el Arsénico.
​—¡La serpiente de bronce no es un punto físico, es una sustancia! Es la palabra sumeria para el cobre que ha sido contaminado con arsénico para darle una pátina verde oscura, como una piel de serpiente. Es un pigmento alquímico —reveló Alistair—. El Elixir es una poción, no una joya.
​—¿Y "bebe del río"? —preguntó Zara.
​—Significa que el punto focal del Rey Sol debe coincidir con un lugar donde el pigmento de arsénico se disolvía. Antiguamente, los sumerios mezclaban pigmentos para rituales en sus pozos de agua, que conectaban con los canales de drenaje del Éufrates —dijo Elias.
​La búsqueda se hizo clara: encontrar el pozo ceremonial cerca de las murallas de Uruk, donde la sombra del Zigurat se inclinaba dos veces.
​Elias se puso tenso de nuevo. —La policía iraquí confiscó la tablilla a un traficante. Pero ese traficante no trabajaba solo. Pertenece a una red criminal que opera en la zona sur. Ellos saben de la existencia de la tablilla, y aunque no tienen el código, deben estar vigilando mi oficina.
​—Necesitamos llegar a Uruk antes que ellos. ¿Qué tan rápido podemos llegar? —preguntó Ethan.
​—Uruk está a unas 370 \text{ kilómetros} al sur. Demasiado lejos para ir por carretera con seguridad. Necesitan transporte aéreo discreto. Puedo conseguirles un vehículo para el viaje final, pero el vuelo es complicado —dijo Elias.
​[El Vuelo Clandestino]
​Zara tomó la iniciativa. Ella sabía que Gavin, su contacto del MI6, solo ayudaría en suelo británico. Ella necesitaba un contacto local.
​—Alistair, la leyenda dice que Merlín tuvo un aprendiz en el Medio Oriente... ¿alguien que trabajara en la alquimia?
​—Sí. La leyenda habla de una discípula de Persia, Fatima al-Hakim. Ella se especializó en la manipulación de metales para la velocidad.
​—¡Metales para la velocidad! —exclamó Zara—. Necesito un piloto que sepa volar bajo y rápido.
​Zara recordó un contacto del mercado negro de inteligencia de hace años: un piloto de helicóptero retirado que se hacía llamar "El Halcón". Él operaba rutas de carga ilegal, volando bajo el radar.
​Zara llamó a un número encriptado. Tras una tensa negociación en árabe, El Halcón aceptó el trabajo por una suma astronómica y una condición: debían encontrarse inmediatamente en un punto de recogida fuera de Bagdad.
​—Tenemos un helicóptero de transporte pesado configurado. Volaremos esta noche. Pero tendremos que pasar las últimas horas escondidos. Los hombres que vendrán por la tablilla no son simples ladrones; son un grupo de mercenarios que trabajan para alguien muy poderoso, posiblemente un coleccionista multimillonario obsesionado con la eternidad —advirtió Zara.
​Elias los miró. —No puedo dejarlos ir solos. El desierto es traicionero. Yo iré. Necesitarán a alguien que reconozca los sellos de Gilgamesh si tienen éxito.
​Ethan asintió. —Entonces prepárense. Nos moveremos en la oscuridad. Escena: Bagdad, Irak. Universidad, pasillo principal. Noche.
​La calle estaba rodeada por vehículos 4x4 blindados. Los mercenarios, claramente profesionales, estaban esperando pacientemente la oportunidad para entrar y apoderarse de la tablilla cuneiforme. Ethan, Zara, Alistair, y Elias estaban atrapados en el edificio de la universidad.
​[La Ruptura del Archivo]
​—Necesitamos una distracción masiva que obligue a los mercenarios a cambiar su posición y al mismo tiempo nos dé cobertura en la evacuación —dijo Zara, mirando los planos del edificio.
​—La biblioteca principal tiene un archivo de papel histórico en el ala oeste. Es enorme y muy inflamable, pero no crítico para la arqueología —dijo Elias con la voz temblando—. Si hay un incendio... será el caos.
​—Un incendio real es demasiado arriesgado. Una alarma de incendio, con humo suficiente para generar pánico, es mejor —dijo Zara.
​Zara sacó un kit de su mochila: un generador de humo de alta densidad y baja temperatura, diseñado para simular fallos eléctricos.
​—Ethan, tú y Alistair se encargarán de salir por el frente con la multitud. Yo iré a la sala de archivos, activaré el humo y el generador de alarma principal. Elías, necesito que uses tu autoridad para activar el protocolo de evacuación de emergencia sísmica —ordenó Zara.
​Plan de Acción:
​Zara: Se dirige a la sala de archivos del ala oeste. Activa el generador de humo y dispara la alarma principal.
​Elias: Llama a la seguridad, reportando un "fallo estructural" y ordenando la evacuación masiva inmediata del personal.
​Ethan y Alistair: Se preparan para mezclarse con la multitud que huirá hacia la calle.
​Escape: El equipo se reunirá en el vehículo de la universidad en el estacionamiento trasero para dirigirse al punto de encuentro del helicóptero.
​Zara se movió con la eficiencia de un fantasma. A los diez minutos, el generador de humo estaba en posición y conectado a un temporizador.
​—¡Fuego simulado activado! —susurró Zara por el radio de su auricular.
​El humo espeso y blanco comenzó a salir de las rejillas de ventilación cerca del archivo, y la alarma sísmica ensordecedora comenzó a sonar, parpadeando con luces rojas de emergencia.
​El pánico fue instantáneo. Estudiantes, profesores y personal comenzaron a gritar, abriéndose paso a empujones por los pasillos. Elias gritó órdenes sobre el intercomunicador: "¡Evacúen! ¡Peligro estructural! ¡Diríjanse a los puntos de encuentro principales!".
​[El Caos Controlado]
​Ethan y Alistair se unieron a la riada de gente, cubriendo sus rostros contra el "humo".
​En la calle, los mercenarios se vieron obligados a reaccionar. El líder, que estaba coordinando el asalto, tuvo que gritar por radio: "¡Retirada táctica! ¡Es demasiado visible! ¡Bloqueen las salidas secundarias!".
​El plan de Zara había funcionado a la perfección. La evacuación masiva obligó a los mercenarios a romper su cerco y priorizar la seguridad pública para evitar la intervención de la policía local.
​Mientras la multitud se dispersaba, Ethan, Zara, Alistair, y Elias se deslizaron hacia el estacionamiento trasero, utilizando la confusión y los vehículos de la universidad como cobertura.
​[La Persecución en la Noche]
​Elías subió a su viejo todoterreno y arrancó el motor. Zara se sentó en el asiento del copiloto, con un rifle de asalto discreto a su lado. Alistair y Ethan estaban en la parte de atrás, asegurando la tablilla cuneiforme.
​—Nos dirigimos a un hangar abandonado en las afueras. El Halcón nos espera —dijo Zara.
​Apenas habían recorrido tres cuadras cuando Zara vio la luz de unos faros muy cerca detrás de ellos.
​—Nos han detectado. El mercenario líder es demasiado bueno. Se dio cuenta de que el incendio era una finta y ha adivinado la ruta de escape más lógica —advirtió Zara.
​Zara pisó el acelerador. La persecución por las calles de Bagdad comenzó. Elías conducía como un local, usando atajos estrechos y callejones oscuros para evadir a los 4x4 blindados.
​En un momento, el vehículo mercenario de cabeza intentó flanquearlos. Zara tomó un lanzador de granadas de humo y aturdimiento de baja potencia y apuntó a la carretera detrás de ellos.
​La explosión no fue letal, pero llenó la calle de escombros y humo, forzando al vehículo mercenario a frenar bruscamente y perder el rastro por un minuto.
​—¡Hemos ganado unos segundos! ¡Elias, al hangar! —gritó Zara. Escena: Hangar Abandonado, Bagdad. Noche.
​El todoterreno de Elias irrumpió en el hangar polvoriento. El helicóptero Mil Mi-8 estaba allí, un gigante de transporte con rotores girando, listo para el despegue. El Halcón, un hombre curtido con un ojo en el horizonte, los esperaba.
​—¡Suban! ¡No tenemos tiempo! —gritó El Halcón por la radio, con el rugido del motor ahogando su voz.
​[La Carga Rápida y la Disuasión Ambiental]
​Ethan, Zara, Alistair, y Elias se apresuraron a subir a la cabina. Zara entregó el dinero acordado al Halcón, que ni siquiera lo contó.
​—¡Los veo! ¡Cuatro vehículos blindados, a menos de un minuto! —advirtió El Halcón.
​Zara tomó la iniciativa: —¡Alistair, Elias! ¡Aseguren la tablilla y prepárense para el despegue vertical! ¡Ethan, abre las puertas del hangar! ¡Halcón, a máxima potencia de rotor, pero no levantes el vuelo aún!
​Ethan abrió las enormes puertas metálicas del hangar. El Mil Mi-8, ya a plena potencia, comenzó a temblar violentamente.
​El Halcón asintió, entendiendo la táctica de Zara. Un Mi-8 a potencia máxima en tierra es un arma ambiental.
​Cuando los primeros vehículos blindados entraron en el perímetro del hangar, El Halcón elevó la potencia de los rotores al máximo, pero mantuvo el helicóptero anclado al suelo.
​El resultado fue una tormenta de polvo del desierto instantánea. El aire se llenó de arena, grava, óxido y escombros arrancados del suelo del hangar. Era un muro impenetrable de ruido y abrasivos.
​Los mercenarios, cegados y bombardeados por la metralla de polvo, se vieron obligados a detener sus vehículos y cubrirse. Sus sistemas de visión infrarroja se saturaron con el calor de los motores.
​—¡Ahora, Halcón! ¡Despegue vertical! —gritó Zara.
​El Mil Mi-8 se elevó directamente hacia el cielo nocturno, superando la tormenta de polvo que había creado. El Halcón inclinó el helicóptero y se dirigió a baja altura hacia el sur, desapareciendo en la oscuridad.
​[La Paz del Desierto]
​Media hora después, ya muy lejos de Bagdad, el helicóptero volaba en silencio relativo sobre la vasta negrura del desierto iraquí.
​Alistair y Elias, sentados en la cabina de carga, consultaban las coordenadas en el mapa de Uruk.
​—El punto del Rey Sol, donde la sombra se inclina dos veces, está a unos 75 \text{ metros} de la muralla noroeste, cerca de lo que fue un pozo de agua sagrado —dijo Elias.
​Ethan observaba el Cáliz de Merlín y la Armadura, que había traído en una caja metálica sellada. El Elixir era la clave para entender la verdadera ambición de Merlín.
​Zara miró el desierto desde la ventana. —Nos acercamos a Uruk. Pero hay algo más que me preocupa.
​—¿Los mercenarios? —preguntó Ethan.
​—No. Su objetivo es la inmortalidad. Esto no es solo un equipo de contrabando. Es un grupo patrocinado, posiblemente una facción que cree que la inmortalidad es el destino de unos pocos elegidos. La pregunta es: ¿quién está detrás de ellos? ¿Y por qué Merlín dejó esta pista?
​Alistair se puso más serio. —Merlín nunca buscó la inmortalidad. Él buscó el conocimiento. Si nos envió a la búsqueda del Elixir, no es para que lo bebamos. Es para que destruyamos o neutralicemos lo que hay allí, tal como hicimos con el Grial.
​—Pero el pergamino hablaba de Uruk. ¿Y si Gilgamesh, que buscó la vida eterna, también dejó pistas de cómo evitarla? —dijo Elias.
​El Halcón, sin dejar de mirar sus instrumentos, señaló hacia abajo. —Allí está. Uruk. La antigua.
​Bajo ellos se extendía una inmensa área de colinas irregulares y arena, los restos de la ciudad más antigua del mundo.
​—Nos acercamos a la zona de aterrizaje. Tendremos que ir a pie desde allí. La patrulla local es esporádica —advirtió El Halcón. Escena: Ruinas de Uruk. Desierto del sur de Irak. Noche.
​El Mil Mi-8 aterrizó a 5 \text{ kilómetros} de las ruinas de Uruk. El Halcón les dio 6 \text{ horas} antes de que tuviera que irse. Bajo la luna nueva, el desierto era un lienzo de arena y sombras.
​[La Infiltración Nocturna]
​Ethan, Zara, Alistair, y Elias se cubrieron con ropas gruesas de color arena para mezclarse con la noche. El equipo se movía con sigilo, utilizando la visión nocturna de Zara y el conocimiento de Elias sobre el terreno arqueológico.
​—La anomalía térmica está aquí. Es justo donde debe estar el pozo de agua sagrado, cerca de la muralla noroeste —susurró Zara, señalando su tableta.
​—La temperatura indica que tienen una operación de excavación acelerada y bien financiada. Probablemente usan generadores de alta potencia para maquinaria de perforación —dijo Ethan.
​Caminaron durante una hora. El silencio solo era roto por el crujido de la arena bajo sus botas.
​Finalmente, llegaron a la muralla. Justo donde las coordenadas del Rey Sol de la tablilla indicaban el doble focal, había una carpa militar y un sitio de excavación activo.
​[Los Nuevos Adversarios]
​El sitio no estaba custodiado por ladrones comunes, sino por un equipo de mercenarios bien equipados y con un uniforme distintivo: túnicas color arena sobre equipo táctico ligero, con un símbolo de una serpiente doble entrelazada bordado en el hombro.
​—¡Es el Consorcio de los Mil Años! —susurró Elias, aterrorizado—. Son un grupo de multimillonarios europeos y asiáticos obsesionados con la criogenia y la extensión de la vida. Han gastado fortunas en encontrar la fuente de la inmortalidad. Usan la arqueología como tapadera para el robo.
​En el centro de la excavación, la arena había sido removida, revelando un antiguo pozo circular. Varios mercenarios estaban bajando un equipo de perforación.
​—Están a punto de atravesar el umbral. Tenemos que actuar —dijo Ethan.
​—La Serpiente de Bronce es la marca del Consorcio. Están usando el mismo símbolo que Merlín. Saben lo que buscan, pero no saben el acertijo. Por eso están perforando —dijo Alistair.
​Había una sola figura en el campamento que parecía ser el líder: un hombre alto, vestido de blanco inmaculado, supervisando la operación con calma inquietante. Su voz, amplificada por un altavoz, era gélida y autoritaria.
​—¡Aceleren! El Dr. Zev debe tener el Elixir en sus manos antes del amanecer. ¡La eternidad no espera!
​—Ese es Doctor Aris Zev —dijo Elias, estremeciéndose—. Un ex-bioquímico de Harvard, despedido por experimentar con la prolongación de la vida en humanos. Es su cerebro el que financia esta locura. Escena: Ruinas de Uruk. Excavación del Consorcio. Medianoche.
​El equipo observaba desde las sombras. El Dr. Aris Zev, vestido de blanco, supervisaba a sus mercenarios del Consorcio de los Mil Años, quienes estaban a punto de perforar el umbral del pozo sagrado.
​[El Engaño Acústico]
​—No podemos enfrentarlos directamente. Tienen demasiados hombres y maquinaria pesada —susurró Zara.
​—Necesitamos que dejen de perforar. Si lo atraviesan, el umbral podría colapsar —dijo Alistair.
​Ethan sacó de su mochila un pequeño generador de audio direccional, una herramienta de vigilancia del MI6 capaz de proyectar sonidos muy realistas en un punto focal específico.
​—Zara, dame la frecuencia de un Mil Mi-17, el modelo de helicóptero militar más común en esta zona. Y la radio de un piloto iraquí en árabe.
​Zara programó rápidamente el generador. Ethan lo colocó sobre una duna de arena, apuntando el rayo de sonido directamente hacia el campamento.
​Ethan activó la unidad. Un sonido de rotores pesados que se acercaban rápidamente, mezclado con la voz autoritaria de un piloto militar iraquí anunciando en árabe sobre el altavoz del helicóptero simulado: "¡Atención, zona de exclusión! ¡Operación de verificación de la ONU! ¡Detengan la actividad inmediatamente!"
​El efecto fue inmediato. El sonido, proveniente del aire y altamente realista, congeló al campamento.
​—¡Detengan la perforación! —gritó el Dr. Zev, frustrado y furioso—. ¡Apaguen todo! ¡No podemos tener a la ONU aquí! ¡Dispersen el equipo y camuflen el pozo!
​Los mercenarios, entrenados para evitar la atención internacional, comenzaron a moverse en pánico, intentando camuflar la maquinaria y dispersarse. La perforación se detuvo.
​—¡Esa es nuestra ventana! ¡Zev ha mordido el anzuelo! —dijo Zara.
​[Asalto al Umbral]
​El equipo se movió rápidamente hacia el pozo.
​—Alistair, Elias, quédense en el perímetro y vigilen. Si el umbral se abre, necesitamos que lo sellen si es necesario. Ethan, Zara, vamos al pozo —ordenó Ethan.
​Llegaron al borde del pozo de piedra antes de que los mercenarios pudieran camuflarlo completamente. La abertura era de unos 3 \text{ metros} de diámetro y descendía verticalmente.
​—¡El umbral debe estar en el fondo! —dijo Ethan.
​Zara usó el equipo de escalada del Defender que habían traído del helicóptero. Ella y Ethan se aseguraron los arneses.
​—¡Descenso rápido! —dijo Zara.
​Mientras los mercenarios se dispersaban, intentando localizar el helicóptero fantasma, Ethan y Zara iniciaron un descenso vertical por el pozo ceremonial. La oscuridad era total, solo rota por sus linternas.
​El pozo no era solo un agujero; estaba revestido con piedra de basalto y grabados cuneiformes que el paso del tiempo no había borrado.
​A unos 20 \text{ metros} de profundidad, llegaron al fondo. Había una puerta de piedra semi-enterrada, con el símbolo de la Serpiente de Bronce grabado. Las brocas de perforación del Consorcio ya habían comenzado a morder la piedra.
​—¡El umbral! ¡La puerta a la biblioteca de Gilgamesh! —jadeó Ethan.
​[La Entrada de Gilgamesh]
​La puerta no tenía cerradura visible, pero el grabado de la serpiente doble estaba hueco. Zara recordó la otra mitad del acertijo: Donde la serpiente de bronce bebe del río.
​—El hueco en la serpiente debe ser el mecanismo de activación —dijo Zara.
​Ella tomó una cantimplora de agua y vertió el líquido en el hueco del grabado de la serpiente doble.
​El agua, al tocar el interior del hueco, activó una reacción alquímica: el hueco estaba lleno de un polvo que, al contacto con el agua, reaccionó emitiendo una luz verde oscura (el color del arsénico/bronce contaminado).
​Con un chirrido de roca sobre roca, la puerta de piedra se deslizó hacia un lado, revelando una escalera antigua y empinada que descendía a una oscuridad absoluta. El aire que salía era frío y con olor a tierra seca.
​—¡La Biblioteca del Olvido! —dijo Ethan.
​En la cima del pozo, la farsa del helicóptero había terminado. El Dr. Zev se dio cuenta del engaño.
​—¡No hay helicóptero! ¡Fui engañado! ¡Alguien ha entrado en el pozo! ¡Máquinas! ¡Máquinas de perforación abajo! ¡Ahora! —gritó Zev con rabia furiosa.
​Ethan y Zara se miraron. Los mercenarios volverían a perforar y colapsarían el túnel si no se movían rápido.
​—¡Tenemos que bajar! ¡Ahora! —gritó Zara.
​Ethan tomó la delantera en el descenso por la escalera de piedra, sintiendo la adrenalina. La búsqueda del Elixir de los Inmortales había pasado del mito a la realidad bajo el desierto.




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