El Encuentro De Dos Almas

17 DON CARLOS

Mientras me duchaba no pude dejar de llorar; Tony había pasado por ese horrible accidente por culpa de un hombre cruel al que habían hecho pagar sus delitos y del que ahora teníamos que cuidarnos. Comprendí que no podía andar de aquí para allá sola, pues desconocía quién podía hacerme daño y tenía que velar por mi bebé, no sólo por mí.

Me pasé todo el día en casa tratando de estar atenta por si Tony me necesitaba. Su padre pasó a ver cómo estaba, conversamos un rato a solas después de que habló con Tony y le reprendiera por no haber regresado al hospital para revisarle las heridas de su brazo y la cabeza. Cambió los vendajes de las costillas y le indicó que no debía abandonar la cama o se vería forzado a llevarlo de regreso en una ambulancia.

—Dime, Lissa, ¿te has vuelto a sentir mal? —me preguntó mientras tomábamos el café.

—Sólo siento malestar cuando me levanto; pero ahora que lo menciona, esta mañana, con todo el coraje que me hizo pasar su hijo, ni tiempo tuve de sentir nada —Don Carlos rompió a reír—. Así que usted también se va a reír de mí. ¡Vamos a aclarar el panorama, señor! —le grité—. No llevo bien eso y precisamente por ello estuve a esto —le hice un gesto acercando los dedos índice y pulgar a muy poca distancia, —de dañar el trabajo que hizo con la pierna de Tony.

—¡Qué! —dijo, dejando de reír—. ¿En serio le harías daño?, ¿entonces debo empezar a dudar de tu amor por él?

—Por supuesto que no, pero es que nunca me he sentido bien con el hecho que se rían de mí o mis ideas; es allí cuando actúo y luego pienso.

—Entonces lo tomaré en cuenta desde hoy —me miró por encima de la taza mientras bebía, luego continuó hablando—. De verdad que estoy muy contento de que estés en su vida, muchacha; él siempre ha sido un solitario, aunque estaba rodeado de gente. Ha compartido más veces conmigo desde que estás con él que cuando tenía todo su tiempo libre.

—¿Qué quiere decir? ¿Antes no se veían? —por ello Tony me había dicho que su padre era poco cariñoso.

—No, sólo nos veíamos cuando se cansaba de mis insistentes llamadas. Me inventaba casos donde el hospital necesitaba de su asesoría para que aceptara ir a comer conmigo; es así desde que no está su madre y la verdad, Lissa, ya estaba empezando a perder la esperanza de estar cerca de mi hijo y ahora que nazca el bebé espero que tú me permitas estar cerca y poder venir aquí más seguido.

—Eso no tienes que pedirlo, papá —Tony entró en ese momento, Michael empujaba su silla; era claro que había escuchado sus palabras. Nos quedamos en silencio, viéndolo—. Perdón por mi estupidez, papá. No tenía idea de cuánto te había alejado de mí y tampoco del daño que estaba causándote.

—No te preocupes hijo, no tienes que pedir perdón. Entiendo que fue una manera de obviar la ausencia de tu madre y ahora dime, ¿qué parte de, debes estar en cama no entiendes?

—Reprenderme delante de la madre de mi hijo no es muy positivo que se diga, papá. Ustedes no logran comprender que estar en cama acaba con mis nervios; además, mis amigos están por llegar, espero que puedas quedarte a comer con nosotros. Vienen a practicar esgrima un rato.

—Y por supuesto, tú querrás estar allí con ellos, ¿cierto? —Tony asintió con un gesto de su cabeza—. Pues ve olvidándolo porque haré lo imposible para evitarlo.

—Así me fulmines con la mirada, cariño; voy a estar allí con ellos, aunque no participe. Ahora, que, si quieres hacerlo tú, yo estaré encantado de verte patear sus traseros.

—Otra vez te ríes de mí, Tony —su tono me estaba sacando de mis casillas.

—Veo que estás muy susceptible, Lissa, ese bebé sí que tendrá un carácter de admirar —la expresión de su padre al parecer les hizo gracia porque rompieron en risas.

—¡Me harté de los Castaldi, mejor voy a ver cómo se fríen los espárragos! —les grité y los dejé solos; de todas formas, necesitaban un tiempo para hablar, esos dos tontos se estaban perdiendo el uno del otro por su testarudez.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.