El Encuentro De Dos Almas

24 WITCH

Encontré a Lissa desmayada en el sofá de la sala. La anciana sostenía su mano mientras susurraba extrañas palabras. La ternura en su voz era aún más difícil de entender.

—¿Qué sucedió?, ¿por qué está así?, ¿le hizo algo? —no podía dejar de gritarle, todo me hacía suponer que ella era la culpable.

—Calma, no ha pasado nada que ella no vaya a lograr comprender… y tú también lo harás, muchacho —su sonrisa no calmaba mi ansiedad. Intenté hacerla a un lado para atender a mi mujer, pero lo impidió, diciéndome que estaba por reaccionar, y así fue.

—Lissa, cariño. ¿Qué sucedió?, ¿te hicieron algo?

—¡Calla! Vas a hacer que le duela la cabeza con tus gritos y preguntas —la ayudó a sentarse; luego me miró y me ordenó ocupar una de las sillas. Había un halo de autoridad en ella que me hacía callar y obedecerle. Cuando estuve sentado, caminó hacia la cocina y regresó con dos tazas de té. Nos sirvió a ambos y luego se sentó.

—Hay muchas dudas en sus mentes —comenzó a decir—. Dudas que hacen que esta pequeña pelirroja sea más frágil de lo que debería. Por ello me siento responsable y debo aclararlas todas de una buena vez.

—Quiere decir que va a darnos respuestas, ¿verdad? —mi voz temblaba y, a decir verdad, todo mi ser lo hacía. Tenía mucho temor de escuchar cosas que nos alejarían el uno del otro, aunque tenía la conciencia tranquila, pues no había fallado de manera alguna.

—Así es. Para empezar, deben saber que ustedes no se conocen desde hace poco, como creen —Lissa me miró intrigada—. Ustedes son almas gemelas. Por lo menos tres generaciones antes de ustedes le conocieron como los amantes más apasionados de la familia.

—¡Eso es absurdo! No creo en ese tipo de cosas —Lissa parecía estar a punto de perder el control, así que me levanté y fui a su lado.

—Tranquila mi amor, escuchemos lo que tiene que decirnos y luego sacaremos conclusiones. Ella nos lo dijo, ¿recuerdas? Todo tiene sentido, así que tendremos que intentar entenderlo todo. Continúe por favor, ya no soporto tanto misterio.

—El misterio también da sentido a la vida. Ustedes forman parte de ese misterio. Como comencé a contarles, ustedes ya se han conocido, ya se hicieron felices e hicieron felices a muchas personas, incluyéndome. Se me encomendó la tarea de unirlos en esta vida; por eso estoy aquí. Supe que vendrías incluso antes de llegar a la vida de Tony. Él, como les dije, te traía en su mirada. Él te trae en su alma. Por eso no lograste dejar de seguirlo cuando se conocieron.

—¿Cómo sabe eso? Es así como me sentí. Me dije que no era posible que siguiera a un desconocido, pero algo me hizo ir tras él.

—¿Y mis sueños con ella?, ¿cómo explica eso? Usted me dijo que vería a la mujer de mis sueños más veces de las que podría soportar y así fue. La busqué…

—Lo sé —me interrumpió, — te vi buscándola. Los sueños no los puse yo, fue el destino que tenía que cumplirse. Si no te lo hubiese dicho, igual habría sucedido. Ella es para ti y tú eres para ella y esa criatura que viene en camino será la bendición de muchos, incluyendo a la gente de este pueblo.

—¿Qué significa eso? —preguntó Lissa.

—Tu bebita será como tú, una hermosa pelirroja. La dueña de este lugar. Ella, igual que ustedes lo fueron hace muchos años, son fundadores del pueblo. Fuiste tú—en el pasado— quien dejó establecido en un testamento que jamás se alquilaría la cabaña a ninguna persona en más de una ocasión y que tampoco se vendería. Sólo se le permitiría ese privilegio al hombre cuya mujer sería pelirroja —Lissa comenzó a reír, le hice un gesto para que parara, tenía temor de la reacción de la anciana.

—Disculpe señora, no es mi intención reírme de lo que dice, pero es ilógico. En todos estos años, más de un hombre pudo haber venido con una pelirroja.

—La pelirroja de la fotografía que está anexa al testamento no había venido aún —la malicia en la voz de la mujer no me pasó por alto.

—Un momento, ¿está usted diciendo que una fotografía de mi mujer está en ese testamento de hace un tiempo?

—Cien años, para ser exactos.

—¡Qué! ¿Hasta cuándo tanto misterio? Por Dios Tony, ya no lo soporto más, ¡nos vamos a casa ya! Por favor sácame de este pueblo…

—No puedes marcharte, pequeña —continuó la anciana sin alterarse, a pesar de que Lissa ya se dirigía a las escaleras—. Aún no he culminado —Lissa se detuvo y yo a su lado. Sin mirarnos, la anciana siguió hablando—. El testamento no sólo decía eso, también decretó que el pueblo permanecería envuelto en neblina hasta tu regreso. La gente más longeva del pueblo conoce la historia. Muchos creen que es sólo un mito, pero hoy, cuando abrieron sus puertas y vieron la luz del sol, todos entendieron que se cumplió lo prometido: el pueblo volvía a la normalidad.

—¿Y qué debemos hacer ahora?, ¿huir?, porque los pobladores creerán que podemos darle respuestas. ¿Qué se supone que diremos? —estaba tan arrepentido de haber llevado allí a Lissa. Pensé que por salvarla de un maníaco que la amenazaba, la había puesto en el ojo del huracán.

—En el huracán estarás si continúas cerrado de mente, muchacho.

—Ahora también puede leer mis pensamientos, no me extrañaría. Si su nombre ya nos dice que es usted una bruja —le dije con rabia.




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