Paranoia
Dortmund, Alemania
Quedé pasmada al ver el mensaje, era una foto mía tomada hace una calle, un escalofrió me recorrió la espalda y por puro instinto volteé hacia todas las direcciones posibles, pero no miré a nadie sospechoso solo había dos señoras a punto de entrar a una tienda de comercio local, ¿dije que no me asusto con facilidad? Está bien me retracto, en este momento soy como un manojo de nervios, siento que hay alguien observándome y me culpo a mí misma, si quizás hubiese escogido otra ropa, muchas cosas pasaron por mi cabeza a la vez, debo decir que nunca antes había sentido esa sensación de ser observada durante tanto tiempo, mi instinto me dice que debo alejarme de ahí pero la verdad ya no me siento segura estando sola, decidí llamar a Kurt, pero el imbécil nunca estaba pendiente del teléfono, ¡vaya mejor amigo que me vine a conseguir!
—vamos Kurt contesta—rogué mientras giraba hacia todo lado para observar si alguien me miraba.
Tres timbres, nada aún.
—vamos Kurt—repetí mientras la ansiedad me empezaba a atacar.
—¡mierda Kurt! Hasta que te dignas a contestar —exclamé un tanto aliviada.
—¿Estas bien? —preguntó con un tinte de preocupación en la voz.
—realmente no, ¿dónde estás?—le pregunté tratando de demostrar la urgencia que sentía en ese momento.
—En mi casa— dijo y casi puedo ver su cara de desagrado al tener que levantarse de la cama a las 7:00 de la madrugada, como el suele decir.
Kurt es un imbécil, pero es mi imbécil, lo conozco hace casi 5 años y desde entonces llevamos una amistad muy buena diría yo, él es como un niño pequeño atrapado en el cuerpo de un adulto de 24 años, tiene ojos azul claro como el mar, cabello castaño, piel blanca y un cuerpo bien trabajado, todo un alemán con buen porte y demasiado estilo, pero no se ilusionen demasiado con él es un cretino, buena persona, buen confidente, siempre se preocupa por mí y es todo un amor, pero eso no quita que sea un cretino, nuestra relación se basa en tratarnos mal, no me culpen.
Mi clase en la universidad ya valió, de todos modos, no hubiese alcanzado a llegar, ahora tendré que encontrar la manera de adelantarme.
Decidí coger un taxi ya que estaba un tanto lejos de la casa de Kurt, no sin antes verificar de nuevo si alguien me seguía, van como veinte minutos de camino y mi mente lo único que hace es repasar los rostros de las personas que estaban en la calle en ese momento, pero ningún rostro se miraba conocido, ¿quizás es la zorra de Lote? No, no creo que una maldita, pero no se rebajaría a tanto además todo esto es muy raro, pensé.
Al fin llego a la casa del cretino y busco la llave que está debajo de la maceta y abro la puerta, en el pasillo del baño se escucha una horrible voz y sé que es él por la canción, the fall de Imagine Dragons, me encantaría decirle que canta horrible, pero él dice que su shampoo opina lo contrario y no quiero romper sus ilusiones.
—Hola cretino—Gritó para que me escuche.
—Hola hermosa—responde desde el baño Kurt.
Esperé a que se vistiera y apenas salió noté en su cara la preocupación que tiene, ya entenderán el por qué es mi mejor amigo.
—¿Qué paso Hera? —preguntó con cara de seriedad.
Y en mi mente no se ni por dónde empezar, solo hay dos cosas atormentándome en este momento, pero la paranoia que siento me va a matar sino lo hablo con alguien y haberle contado fue uno de mis tantos errores, sin embargo, en ese momento no parecía ser nada importante.
Solo quería decirle que me estaba volviendo loca, pero ni eso sabía así que empecé contándole sobre la pesadilla haciendo énfasis en los ojos, el temor que sentía, le describí el olor de la sangre y cuando levante la vista me encontré con una cara de profunda confusión, no lo culpo, todo suena como una parte de una mala película de terror y comedia, mi vida siempre ha sido una comedia pero la parte de terror no me está gustando, seguí contándole sobre cómo cada día era como si el sueño avanzara y algunos eventos que no eran claros al siguiente día se aclaraban, su cara de confusión cambio a una de incredulidad cuando le comente sobre la voz, la describí, una voz gruesa y armoniosa pero con un mensaje que me sacaba de mi zona de confort, su cara permaneció incrédula hasta que le hablé sobre el mensaje, su cara cambio inmediatamente.
—yo sé que suena extraño y confuso, pero justo esto que parece sacado de una mala película es lo que me está pasando Kurt, no vendría a esta hora si no fuera algo en serio y mi paranoia después de ese mensaje se elevó a índices inimaginables, nunca pensé decir esto, pero te necesito más que nunca Kurt, ayúdame por favor, tengo miedo, me siento observada y no sé qué hacer—hablé, mi voz empieza a temblar y el miedo acude a mi mente como si sintiera de nuevo que alguien me observa.
—nena, no entiendo nada de esto, puedes contar conmigo, sabes que siempre estoy para ti, si te da miedo salir sola o algo así yo puedo recogerte y llevarte a la universidad si así lo prefieres, pero hay algo que me dejo pensando, si te enviaron un mensaje podemos rastrear el número no sé si funcione, pero no perderíamos nada intentándolo-—propuso con una sonrisa de satisfacción en el rostro que marcaba unos lindos hoyuelo y saber que son un defecto, uno de los más hermosos pero sigue siendo un defecto, me rio de mis pensamientos y recuerdo lo que estoy haciendo aquí.