“Vladimir era un vampiro que vivía en Londres de 1860. En esa época era muy fácil alimentarse de la sangre de mujeres que vivían en las calles o de vagabundos. La policía no podía comprender quien había sido el atacante de las víctimas. Pensaban en animales pero no sabían de la existencia de la raza oscura: los vampiros. John era un detective y había estado siguiendo el caso de éste asesino. Un día fue a la biblioteca y se encontró con libros antiguos que hablaban de seres que bebían sangre humana. También leyó sobre las diversas maneras de exterminarlos: clavando estacas en sus corazones, ajo, cruces y agua bendita. John fue a una extraña tienda donde vendían todas estas cosas. Compró algunas armas y fue hacia los callejones de Londres en busca del criminal. Un vapor misterioso cubría las calles y Vladimir volaba por los aires en busca de alimento. Una prostituta se paseaba por un callejón y Vladimir se abalanzó hacia ella. La mujer cayó al suelo y el vampiro le mordió el cuello. John apareció de entre la niebla y le arrojó agua bendita al rostro de Vladimir.
-Jajaja – rió el vampiro y miró al detective – es agua de aljibe.
John se dio cuenta que el vampiro era quien le había vendido las armas en aquella tienda. Eran falsas. Vladimir voló sobre John y bebió su sangre. Al día siguiente la policía halló el cadáver de una prostituta y del detective en un sucio callejón de la ciudad de Londres.”
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Editado: 08.05.2019