El Engaño

Decisión

La señora Gleeson no la dejo terminar de desayunar, la levantó de la mesa y la sacó de la cocina, diciéndole que no regresara hasta que encontrara a Nathan, y que tenía que hacerlo rápido. Amelia no podía creer que la hubieran mandado a ella a buscarlo y más el mismo día en el que lo había llamado idiota, pero no le quedo de otra que hacer lo que le habían ordenado, esta era su oportunidad de reivindicarse con la señora Gleeson, quien había demostrado que no le agradaba en lo más mínimo. Sin perder más tiempo, salió a buscarlo al granero, iría a ver de dónde había venido esa mañana. Allí se encontró con Francis.

—¿Has visto al joven Nathan? —  le pregunto

—No, pero esta mañana lo vi salir del establo—  seguro fue antes de que se estrellara con él, pensó —¿Para qué lo buscas? ¿No me digas que estás interesada en él?

—¡No seas idiota! —  no pudo evitar sonrojarse —Es solo que me mandaron a buscarlo

—¿En serio? ¿Entonces porque te sonrojaste? — comenzó a reírse —Estás apuntando muy alto, hermanita

—Estúpido—  lo empujo para seguir con su camino

—Como si pudiera tener una oportunidad con él—  dijo entre dientes

Aunque era cierto que le había gustado desde que lo vio, eso no significaba nada, sabía muy bien que solo era algo platónico. Fue hasta el establo y vio que todos los caballos estaban en su lugar, le iba a preguntar a su padre si lo había visto, pero prefirió ir a buscarlo a otro lado. Se fue hacia el Jardín, allí estaban Tom y el señor Jenkins, estaban podando el pasto, se acercó a ellos para preguntarles si lo habían visto.

—Hola, ¿Han visto al joven Nathan? —

—No, no lo he visto—  dijo el señor Jenkins

—¿Tú lo has visto Tom?

—No, pero puedes preguntarle a Charles, él ha estado aquí desde temprano

—¿Dónde está?

—Está cerca del lago—  se acercó a ella antes de que se fuera —¿Te guardo algo de comer esta noche?

—Gracias Tom, pero comeré algo antes de terminar mi trabajo—  dijo en voz baja —Podría llevarte algo del postre que sobre—  Tom asintió contento

Los dos sonrieron en complicidad y luego Amelia se fue a buscar a Charles. El día estaba soleado y el clima era agradable, pensó que ojalá pudiera pasar todas sus mañanas caminando por el jardín. Al ir acercándose al lago, vio que Charles estaba alimentado a los peces.

—¿Has visto al joven Nathan?, me mandaron a buscarlo—  aclaro para que no la molestara como Francis

—Sí, hace poco lo vi, fue por allá—  señalo hacia el otro lado del lago, Amelia se dirigió en esa dirección —Sabes que sería una buena idea que te hicieras amiga de él—  Amelia se giró cuando lo escucho —Si sabes a lo que me refiero—  le guiño un ojo y siguió alimentando a los peces

Claro que Amelia sabía a qué se refería. En ocasiones anteriores la habían hecho ganarse la confianza de la gente al hacerse amiga de ellos, así facilitaba el que los robaran o los estafaran y Nathan, al ser el hijo mayor, el heredero, podría ser el puente que los llevara hacia su padre, quien en últimas era su objetivo.

Pero Amelia ya estaba cansada de hacer eso, había hecho muy buenas amistades en el pasado, pero siempre terminaba defraudándolos a todos, ya no quería seguir así. Esta nueva vida no fue lo que imagino, por un momento pensó que este podría ser un nuevo comienzo, pensó que su familia cambiaria, pero era algo que nunca pasaría, ya no quería vivir así. Para que esforzarse en conservar ese trabajo, si tarde o temprano tendrían que irse de allí otra vez. Lo que le dijo Charles le hizo perder el entusiasmo que tenía por esforzarse para hacer bien su trabajo. 

Camino rodeando el lago, se quedó un momento viento a los patos y los peces, el lago era tan grande que había perdido de vista a Charles, continúo caminando hasta que vio un enorme árbol y allí lo vio. Estaba acostado bajo la sombra del árbol, si no hubiera visto el cigarrillo que tenía en la boca, hubiera pensado que estaba dormido, ya que tenía sus ojos cerrados.

—¿No es muy joven para fumar? —  dijo Amelia sorprendida, pensó que siendo alguien de una familia tan prestigiosa no tendría un hábito tan sucio, ella solo lo había visto en los muchachos de los barrios de su antiguo pueblo, todos ellos vándalos o delincuentes.

—¿Qué haces aquí? —  se levantó rápidamente y tiro el cigarrillo hacia el lago —¿No deberías estar en la cocina? —  la regaño

—Me mandaron a buscarlo

—Ya me encontraste, ahora vete— le ordeno

—No puedo, me dijeron que tenía que regresar con usted

—Entonces diles que no me encontraste

—No puedo regresar sin usted, la señora Gleeson me regañará si lo hago

—Eso no es problema mío—  en ese momento Amelia tuvo una idea —vete de aquí

—Está bien—  dio la vuelta para regresar —Le diré que me pidió que lo dejara solo para poder fumar

—¡Espera! — la tomo del brazo para detenerla, Amelia hizo un pequeño gesto de dolor, ya que la tomo del brazo que su padre había lastimado la noche anterior —Tú no vas a decir nada, entendiste

—Podría soltarme—  dijo mirándolo seriamente, Nathan se sorprendió de la manera en la que lo estaba mirando —Si quiere que lo respete, entonces también tiene que respetarme a mí—  se soltó bruscamente de él

—Como te atreves a hablarme así—  de nuevo se sorprendió de la forma en la que le había respondido, nunca ningún empleado le había hablado de esa manera

—Solo obedezco las órdenes de la señora Gleeson, de nadie más

—¿Se te olvida que fue mi padre quien los contrato? —  la insolencia de Amelia lo hizo enojar otra vez —Si quiero puedo hacer que los echen a todos a la calle—  dijo recordando lo que le había dicho en la mañana

—Hazlo

Se dio la vuelta para regresar, había decidido hacer que los despidieran. Lo que había aprendido allí le podría servir para trabajar en otro lado. Hablaría con Tom y lo convencería para que se escaparan, no se quedaría para que su padre la obligara a ayudarlos, les haría perder ese trabajo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.