El Engaño

Encuentro nocturno

Amelia bajaba las escaleras corriendo, cuando el sobre cayo frente a ella, había olvidado que lo tenía. Lo recogió rápidamente y volvió a esconderlo debajo de su delantal, mirando a todos lados esperando que nadie la hubiera visto. Pero no podía ir a su casa mientras estuviera trabajando, tenía que inventarse una excusa para poder ir sin que pareciera extraño. Fue a la cocina y sin que se dieran cuenta, rasgo uno de los bolsillos de su delantal.

—Ya vengo, se me daño el delantal

—¿Qué te paso? — pregunto Penny

—Me enredé con la mesa y se me rasgo—  le mostró el bolsillo roto —Si me pregunta la señora Gleeson, dile que estoy en mi casa cambiándome—  iba a salir de la cocina, pero Penny la detuvo

—¿Puedo hacerte una pregunta?

—¿Qué?

—Es que quisiera saber si tu hermano está interesado en alguien—  miraba hacia fuera mientras hablaba con ella

—¿Cuál? — aunque pregunto eso, ya sabía a quién se refería, y más al ver que a cada rato se giraba para ver por la ventana

—Tu hermano Charles

—¿Por qué lo preguntas?

—Es que hoy tu hermano se ofreció a cortar la leña, antes lo hacía el señor Jenkins, también dijo que si necesitábamos ayuda con algo, podíamos pedírsela a él

—Se supone que ese es su trabajo

—Amelia, tú sabes a qué me refiero—  no había dejado de sonreír desde que le empezó a preguntar —Tu hermano antes no nos hablaba, solamente el saludo y nada más, y ahora hasta se ofreció a ayudarnos en lo que necesitáramos, por eso nos estábamos preguntando si de pronto sabias si había alguien en la que él estuviera interesado

Penny y las chicas le caían bien, lo último que quería era que Charles se aprovechara de ellas. En ese momento recordó las palabras de su hermano, que él se encargaría de que la señora Gleeson no la volviera a molestar, pero no le preocupo que ella cayera en sus engaños, ella era una mujer muy seria y de carácter fuerte, sin mencionar que era mucho mayor que Charles, muy diferente a las demás, solo tenía que hacer que ellas no se siguieran interesando en él, aunque no le diría como era su hermano en realidad.

—Charles ha tenido muchas novias, así que no sabría decirte

—¿Muchas novias? — su sonrisa se borró de inmediato, lo que alegro a Amelia

—Sí y creo que una vez que fui al pueblo lo vi con una chica

—Entiendo—  su ánimo cambio por completo, salió de la cocina si voltear a mirar por la ventana

Le dio pesar ver a Penny tan triste, pero se sintió tranquila de que pudo desilusionarla, estaba segura de que le contaría a Beth y a Lucy, así que por el momento no tenía que preocuparse por ellas. Sin nadie más que la detuviera, salió para ir a guardar el dinero.

—Amelia—  dijo Charles cuando la vio salir —¿A dónde vas?

—Voy a la casa a cambiarme, se me daño el delantal—  se lo mostró

—Ya que vas a ir, tráeme otra camisa

—Está bien—  se iba a ir, pero Charles la detuvo otra vez, puso su mano sobre el delantal, no quería arriesgarse a que se cayera otra vez y más frente a Charles

—¿Sabes dónde está la señora Gleeson?

—Acaba de entrar a la cocina—  dijo cuando la vio mirando por la ventana hacia donde ellos estaban

—Ve rápido a traerme la camisa—  le ordeno mientras volvía a cortar los últimos pedazos de leña que le quedaban

Amelia salió corriendo, con su mano aun sobre su delantal. Solo esperaba no encontrarse con nadie más, estaba comenzando a sentirse nerviosa al tener tanto dinero escondido.  Después de que Charles termino de cortar la leña, fue a la cocina con la excusa de beber algo de agua.

—Disculpe, no sabía que estaba aquí—  dijo Charles al entrar, la señora Gleeson se había apartado rápidamente de la ventana, mientras hacía que buscaba algo en la alacena que estaba al lado

—La próxima vez que vaya a cortar la leña, hágalo con la camisa puesta— dijo mientras evitaba verlo

—Lo siento, es que está haciendo mucho calor—  se acercó para tomar la jarra de agua y servirse un poco —Solo vine a tomar un poco de agua—  Charles se dio cuenta de lo nerviosa que se había puesto al verlo sin camisa —De donde vengo, acostumbramos a trabajar así cuando hace calor—  se detuvo cerca de ella

—Pues este no es su pueblo, esta es una casa decente— había comenzado a preparar la sopa para Nathan

—Eso lo sé muy bien, ya que en mi pueblo no había mujeres tan elegantes y hermosas—  la señora Gleeson lo miro

—¿Disculpe? —  quedo sorprendida por sus palabras

—Perdóneme si soy muy directo, pero es difícil no serlo cuando estoy frente a una dama tan hermosa como usted

—¿Se está burlando de mí? —  lo miro molestándose

—Jamás haría eso, solo estoy diciendo la verdad—  se acercó un poco más —Su esposo es un hombre muy afortunado

—No tengo esposo—  dijo mientras tomaba las verduras para cortarlas

—Es una lástima, estoy seguro de que cualquier hombre sería muy feliz teniendo a una mujer como usted por esposa

—¿Por qué me está diciendo todo esto? —  se quedó mirándolo, sus ojos azules la miraban con intensidad, de una manera en la que nunca la habían mirado

—Porque ya no puedo seguir ocultándolo, me cautivo desde la primera vez que la vi—  la señora Gleeson no supo que decir —Nunca había conocido a una mujer como usted, tan elegante, tan inteligente—  puso el vaso cerca de su mano, acariciándola

—Debería irse—  dijo apartándola —Alguien podría pensar lo que no es si nos ve aquí solos—  se alejó

—Discúlpeme si la hice sentir incómoda, no fue mi intensión —  se dirigió a la salida —Antes de que se me olvide—  se giró hacia ella y vio como desvió su mirada —Para las flores que necesita para este fin de semana, me gustaría que viniera usted misma y las escogiera, estoy seguro de que tendrá mejor gusto que yo—  se despidió y salió de la cocina

Después de que Charles salió, volvió a acercarse a la ventana para verlo irse. Esa conversación la dejo confundida. Nunca nadie le había dicho las cosas que él le dijo, ni la había mirado como él lo había hecho. Esa fue la primera vez que se había sentido deseada. Su corazón había comenzado a latir con fuerza al recordar sus palabras, al sentir el roce de sus manos, pero no solo eso, sino al recordar cómo se veía mientras cortaba la leña. Al entrar a la cocina y verlo por la ventana, no pudo evitar quedarse viéndolo, sus brazos fuertes mientras levantaba el hacha y sus músculos bien formados por el trabajo. Nunca imagino que un joven tan atractivo como Charles se hubiera fijado en ella.




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