El Engaño

Un problema menos

Amelia había soñado muchas veces como sería su primer beso. El estar finalmente en los brazos de Nathan y sentir sus labios sobre los suyos, pero nunca imagino que ese momento sería agridulce, esa felicidad que había imaginado, ahora estaba empañada por la amenaza de Charles, no podía sacarse de la cabeza lo que pensaría Nathan cuando supiera la verdad. Aunque no lo había querido admitir, ella también lo estaba engañando.

—No—  dijo empujándolo —No vuelva a hacer eso

—Amelia, espera—  intento detenerla, pero Amelia se soltó y entro a la casa

Corrió directo hacia su habitación, no podía dejar que Charles la viera con Nathan. Como pudo permitir que sucediera, como pudo arriesgarse a que Charles los viera, pero no pudo resistirse, no tuvo las fuerzas para impedir que la besara. Ahora no sabía qué hacer, tenía el anillo en su mano y lo llevo contra su pecho, pudo sentir como su corazón latía con fuerza, recordó como su cuerpo se estremeció al estar en los brazos de Nathan, al sentir sus labios. Pero todo eso sucedió por su culpa, fue una idiota al pensar que Nathan aceptaría que fueran solo amigos, al pensar que eso era lo que ella también quería, pero al igual que él, Amelia tampoco podría estar cerca de Nathan y pretender que eran solo amigos y ese beso fue la prueba de eso.

Nathan pensó en ir a hablar con Amelia, pero se detuvo, se sentía mal, actuó sin pensar y no midió las consecuencias de haberla besado, si tan solo Amelia le hubiera contado lo que le sucedía, lo que se esforzaba tanto por ocultar, él podría hacer algo para aliviar su angustia, pero lo único que hacía era alejarlo, empujarlo lejos de ella. Solo quería que supiera lo mucho que la amaba, quería mostrarle que quería ayudarle, que supiera que podía contar con él, pero sucedió todo lo contrario, lo único que consiguió fue alejarla aún más. Pero no pudo contenerse, había deseado besarla desde que se volvieron a ver, realmente la amaba y no quería perderla, ese beso hizo que se diera cuenta de que no quería volver a separarse de ella y no lo haría.

—Date prisa Joseph—  dijo Emma después de que termino de desayunar —Últimamente te estás tardando mucho en salir, no quiero que llegues tarde a la escuela

—Eso es porque se queda hasta tarde con Nathan—  dijo Catherine

—Cállate—  le reclamo Joseph —Además estos últimos días Nathan me ha dicho que ha estado ocupado

—Lo siento Joseph, pero te prometo que sacaré tiempo para estar contigo

—Espero que cumplas—  se levantó de la mesa —Porque cuando entres otra vez a la universidad ya no tendrás tiempo

—Ve por tus cosas—  le dijo Emma —Le diré a Amelia que te espere en la entrada

Ese día, Amelia se había quedado en la cocina, tenía como excusa el seguir enseñándole a Liz, la hija de Lydia, no quería ver a Nathan, pero tuvo que ir al comedor cuando Emma la llamo

—Amelia, podrías subir y ayudar a Joseph con sus cosas, le dije que lo esperarías en la entrada, pero seguro se demorará

—Si señora

—¿Ya hiciste el traslado? —  pregunto Richard —¿Cuándo empiezan tus clases?

—Sí, estoy esperando que manden los papeles de la universidad de suiza, estaría empezando en tres meses

—Entonces si tendrás tiempo para acompañarnos—  dijo Emma —Ya le dije a Marie que iríamos a visitarla, tu tía tiene muchos deseos de verte

—¿Y tu novia misteriosa? —  continuo Richard —¿Cuándo nos la vas a presentar?

—¿Tienes novia? — dijo Catherine —¿Qué paso con Alice? ¿Ella ya lo sabe?

—No creo que haya necesidad de decirle, ya que por lo visto eso solo era una excusa—  dijo Richard al ver que habían pasado los días y Nathan no había vuelto a mencionarla

—Señora Emma—  dijo Lydia —La familia del joven Albert acabo de llegar

—¿Cómo? —  dijo sorprendida, no los esperaban

—Esta es una buena oportunidad para que finalmente nos digas quien es—  dijo Richard poniéndose de pie

Todos se levantaron de la mesa, pero Nathan se quedó sentado, si tan solo las cosas no hubieran salido mal con Amelia, hubiera podido decirles a sus padres que era ella de quien estaba enamorado, pero ahora no podía hacer nada. Sin contar que Kate pensaba venir, estaba seguro de que, si le escribía diciéndole que todavía no viniera, ella no le haría caso, estaba metido en un gran problema, ya que no quería que sus padres pensaran que era Kate de quien les había hablado, por lo menos debería intentar escribirle para que le dijera que día pensaba llegar, así podría hablar con ella primero.

— Robert, Elizabeth—  dijo Emma saludándolos —¿Por qué no nos avisaron que vendrían?, hubiéramos preparado algo

—No te preocupes Emma—  dijo Elizabeth mientras le entregaba su abrigo a Liz —Decidimos viajar a última hora, no nos dio tiempo de avisar, además fue Alice quien insistió en que viniéramos temprano, tiene muchas ganas de ver a Nathan

—Julie, podrías traer unas copas por favor—  dijo Richard después de saludarlos —Sigan—  dijo señalando la sala para que se sentaran

—¿Dónde está Nate? —  pregunto Alice cuando no lo vio

—¡Nathan! —  Richard lo llamo —¡Ven a saludar a Alice!

—¡Nate! — corrió hacia el cuándo lo vio, colgándose de su cuello, Nathan odiaba que hiciera eso, pero no podía alejarla, no frente a sus padres —¿Por qué te fuiste anoche? ¿Por qué no me esperaste?

—¿Se vieron anoche? —  pregunto Emma

—Nos encontramos en la casa de Matthew—  trato de quitársela de encima sin llamar mucho la atención, pero solo consiguió que se agarrara de su brazo y lo arrastrara hacia el sofá

—Claire me dijo que se iba a encontrar con Albert y con Nate, así que le dije que quería ir con ella, quería sorprenderlo—  puso su cabeza sobre su hombro

—Ya que estamos aquí todos reunidos, Nathan tiene algo que decirles—  dijo Richard mirando a Nathan —¿No es cierto?

Su padre no perdía oportunidad para obligarlo a hacer lo que quería, pero Nathan no dejaría que lo siguiera manipulando. Sabía que su padre pensaba que lo que les había dicho era solo una mentira para librarse de su compromiso, pero le demostraría que hablaba en serio.




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