El Engaño

Visita inesperada

Amelia había terminado de escribir la carta, la leyó una y otra vez, no escribió muchos detalles, como no sabía si la tomarían en serio, solo les advirtió que tuvieran cuidado. Ahora el problema era ver como hacía para ponerla en el buzón sin que se dieran cuenta de que había sido ella, pero la única manera, era hacerlo de noche, cuando ya todos estuvieran dormidos. La guardo en el sobre y luego la puso en su cartera, esa misma noche la dejaria en el buzón.

—Será mejor que regrese a casa—  dijo Nathan poniéndose de pie —Es mejor terminar de una vez con esto

—Nosotros también deberíamos regresar— sugirió Albert —Quiero saber que dice mi padre 

—No te olvides de decirle a los muchachos que vengan lo más pronto—  dijo Claire —Queremos empezar con las remodelaciones lo más rápido posible

—Claro que si

—Bueno, entonces yo iré a acompañar a Amelia

—Trataremos de calmar las cosas para cuando vuelvas—  Albert y Claire se despidieron dejándolos solos

—Yo también me voy—  Elliot se iba a ir, pero Nathan lo detuvo del brazo

—No te hagas muchas ilusiones con Amelia—  le advirtió

—¿Si? ¿Y eso por qué?

—Porque ella merece alguien mejor

—¿En serio? —  pregunto haciéndose el sorprendido —¿Y ese alguien eres tú?

—Solo aléjate de ella—  lo soltó para irse

—No lo niegues, me he dado cuenta de cómo la miras—  Nathan se detuvo —¿Fue por eso que no viniste con Kate? ¿Por qué no querías que se diera cuenta de que Amelia te interesa? ¿O es porque quieres pasar tiempo con ella antes de que Kate venga?

—Piensa lo que quieras, no me importa, pero te lo repito, aléjate de Amelia

—Tú no puedes impedir que esté con ella—  sonrió sabiendo que eso lo molesto —Te informo que Amelia ira conmigo a la boda, acepto ser mi acompañante y ese día pueden pasar muchas cosas

—Puede que vaya contigo, pero al final terminara regresando conmigo, estoy seguro de que la dejaras sola otra vez

—No cometo el mismo error dos veces, ahora que sé que también te gusta, no volveré a dejarla sola

—Ya lo veremos—  se dio la vuelta para irse

—Debes saber que no te la dejaré tan fácil

Nathan siguió caminando sin prestarle atención. Haría lo que fuera por evitar que Amelia fuera con Elliot a la boda, no permitiría que pasara más tiempo con él. Pero ya pensaria que hacer, ahora tenía que preocuparse por su padre y por lo que le fuera a decir.

Claire y Albert llegaron a la casa de Elliot y lo primero que escucharon, fue el llanto, los gritos de Alice y las cosas que tiraba. Su padre estaba sentado en la sala junto a Annie, se veía que los dos ya tenían dolor de cabeza de escuchar los gritos de Alice.

—Ya cálmate princesa—  dijo Elizabeth, pero nada de lo que le dijera lograba calmarla —Te prometo que haré todo lo posible por convencer a Nathan

—¡Entonces vamos a hablar con él en este momento!

—MI amor, no podemos ir en este momento, es mejor que esperemos a que estés más calmada

—¡No!, ¡Yo quiero ir ya! —  tomo la otra lámpara y la tiro contra la pared

—Detente, esta es la casa del hermano de Claire, no puedes destrozar todo

—¡No me importa! —  tomo las cortinas y las arranco —¡Quiero que Nate termine con esa mujer!, ¡Él se tiene que casar conmigo, con nadie más!, ¡Todas mis amigas están comprometidas! ¡Nate no me puede hacer esto!

Elizabeth continuó tratando de calmarla, pero estaba incontrolable, no pensó que le fuera a dar tan duro el que Nathan cancelara su matrimonio, no le gustaba ver a su hija así, intentaría convencer a Nathan para que cambiara de opinión, no permitiría que humillara a su hija de esa manera, no podía hacerla quedar mal con sus amistades y familia.

—¿Desde hace cuánto esta así? —  les pregunto Albert 

—Desde que llegaron—  dijo Annie —Mama ha tratado de calmarla, pero no ha podido— tapo sus oídos con sus manos

—Todo gracias a tu amigo Nathan—  dijo Robert, todavía seguía de mal humor

—No culpes a Nathan, ustedes no pueden obligarlo a casarse con quien no quiere

—Ese fue un arreglo que hicimos con Richard desde que eran pequeños

—Exacto, un arreglo que ustedes hicieron, sin su consentimiento

—Ven Annie—  dijo Claire tomándola de la mano —Necesito ir a comprar algo, acompáñame—  salieron de la casa, sabía que era mejor dejarlos solos para que hablaran

—¿De verdad piensas que Alice sería feliz estando casada con un hombre que no la quiere?

—Con el tiempo puede llegar a quererla, además es un matrimonio que les conviene a los dos

—No, es un matrimonio que les conviene a ustedes dos—  trato de calmarse, pero quería hacerle ver a su padre que ese matrimonio era un error —Alice es mi hermana y la quiero mucho, pero tiene una actitud horrible, si los obligas a casarse, solo harás que Alice sea infeliz y tú lo sabes bien, Nathan no es la clase de hombre que se aguantaría los caprichos y pataletas de Alice—  señalo hacia la habitación de Alice —Déjala que tarde o temprano se calmara, en algún momento conocerá a alguien y se olvidara de Nathan—  se sentó frente a su padre  —Por favor, ya olvídate de este matrimonio, no es necesario que se casen para que entre Nathan y yo podamos manejar la empresa, no vayas a dañar una amistad de tantos años solo para satisfacer los caprichos de Alice.

Robert encendió otro cigarrillo, sentía que la cabeza le iba a estallar. Cuando a Alice le daba por hacer pataleta, solo se calmaba cuando se cansaba de llorar y se quedaba dormida. No lo había querido admitir, pero su hijo tenía razón. Desde pequeña nunca le negaron nada a Alice, siempre le daban gusto en todo lo que quería, en especial su esposa, y lo único que consiguieron con eso, fue convertirla en una niña caprichosa, ya que siempre hacia una pataleta cada vez que no le daban o conseguía lo que quería y Nathan solo era algo más que ella quería tener.  




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