El Engaño

Plan perfecto

—¿Qué hacemos con Ray? —  pregunto Andrew mientras iban de regreso a su casa —Lo vi muy tenso, no me gusto lo que nos dijo

—Seguiremos como vamos hasta ahora, todavía necesitamos su ayuda—  dijo Charles, aún no les había contado a sus hermanos de lo impulsivo que se había vuelto Ray, este trabajo se estaba demorando más de lo que tenían planeado, por eso se estaba comenzando a desesperar —Después tendremos que deshacernos de todos ellos

—¿Estás seguro de que eso es lo mejor?

—¿Y cómo piensas hacerlo? —  pregunto Francis, se veía más interesado que Andrew

—Dejaremos que otros lo hagan, Ray tiene varios enemigos, por eso es que no volvió al pueblo, hay muchos que lo están buscando porque les debe dinero, creo que por eso se ha impacientado tanto con este trabajo, nadie sabe que está aquí

—Entonces les diremos dónde pueden encontrarlo—  termino Andrew sintiéndose un poco aliviado, nunca le había gustado ensuciarse las manos, era mejor que otros hicieran el trabajo sucio por ellos

—¿No sería mejor si lo hiciéramos nosotros mismos? —  Francis si tenía ganas de pelear, a diferencia de Andrew, a él si le gustaba hacer las cosas el mismo, como lo había hecho varias veces antes

—No seas idiota, no podemos llamar la atención hacia nosotros, es mejor que no nos asocien con él, después de que obtengamos el dinero de los Foster, lo último que necesitamos es llamar la atención, además nos conviene que sean sus enemigos los que se encarguen de ellos, así será más creíble cuando llevemos a cabo el trabajo, recuerden que tendremos que permanecer con un bajo perfil por un buen tiempo antes de que podamos utilizar el dinero a nuestro antojo

—Por eso es que necesitamos que Amelia tenga un hijo de Nathan— dijo Andrew

—Sí, así no tendremos que esperar para poder usarlo, por ley sería nuestro, por eso necesito de su ayuda, tenemos que hacer que termine la relación que tiene, así Amelia no tendrá ninguna excusa

—Yo me encargaré de eso—  dijo Francis —Siempre he querido estar con una de esas niñas ricas

—Mañana antes de que vayan a trabajar, quiero que nos veamos en la casa de los Foster, quiero que conozcan a unos amigos, Ray no los conoce, ellos podrán ayudarnos a esparcir los rumores de que Ray está aquí en Londres—  los dos asintieron y luego cada uno se fue por su camino

Después de ver la actitud de Ray, Charles se dio cuenta de que ya no podría confiar más en él, ya no dejaría que él se quedara con parte de la fortuna, ellos se quedarían con todo, con la ayuda de Andrew y Francis podrían conseguirlo. Si tan solo no hubieran enviado a Nathan al internado, ese hubiera podido haber sido su plan

 

—Claire querida, si mañana tienes tiempo, me gustaría que me acompañaras para escoger los adornos para las mesas —  dijo Elizabeth

—Por supuesto, muchas gracias por la ayuda—  todos estaban reunidos cenando

—También quiero que veas el vestido que mande hacer—  dijo Annie

—Imagino que debe ser un vestido muy hermoso

—Yo también las acompañaré—  dijo Alice entrando al comedor

—Alice—  Elizabeth se levantó de la mesa cuando la vio —Mi amor, ¿Ya te encuentras mejor?

—Si mama, no te preocupes

—Traigan un plato y sírvanle algo de comer—  ordeno Elizabeth mientras llevaba a Alice para que se sentara junto a ella  

Todos quedaron en silencio, nadie sabía que decir, Alice había permanecido encerrada en su cuarto por casi una semana, no había querido salir por más que su madre le insistiera, incluso comía en su cuarto, por eso se sorprendieron al verla salir.

—¿De qué estaban hablando? —  pregunto Alice al ver que nadie decía nada

—Estamos terminando de arreglar los detalles sobre la decoración del salón—  dijo Claire, pero Albert le dio un pequeño empujón con su codo, dándole a entender que era mejor que no hablaran sobre la boda —Pero también estamos hablando de las remodelaciones que le estamos haciendo al salón de té

—Yo también las quiero acompañar, las puedo ayudar con la decoración

—Es una excelente idea mi cielo—  Elizabeth se alegró al ver que ya no le afectaba que su compromiso se hubiera cancelado, ya que antes le había dicho que no asistiría al matrimonio si no era con Nathan, pero ahora hasta quería ayudar —¿Cierto que es una buena idea? —  pregunto mirando a Claire

—Sí, me alegraría mucho que nos acompañaras

—Ya verás lo mucho que nos vamos a divertir

Elizabeth se veía más alegre que Alice, lo que le pareció sospechoso a Albert. Él sabía muy bien lo caprichosa que era su hermana, y no era posible que se hubiera olvidado de Nathan en tan solo unos días, sabía que estaba tramando algo, así que le advertiría a Claire para que no la perdiera de vista.

Amelia llegó cansada, aunque ese día no había tenido tanto trabajo, el tener que cuidarse, no solo de Charles, sino ahora de Francis y Andrew también, la agotaba más de lo que pensaba, pero el pensar en el rostro lleno de felicidad de Tom, la animaba, también el pensar en el futuro que le esperaba junto a Nathan en una tierra lejana. Saco la cadena en la que tenía los anillos para mirarlos, no podía esperar para poder utilizarlo todos los días. Volvió a meter la cadena debajo de su blusa, hasta que ese día llegara, seguiría ocultándolos. Se iba a acostar, pero decidió que dejaría la siguiente carta lista. Se sentó en su escritorio y saco papel, escribiría otra carta, esta vez les diría que en los próximos días les daría más detalles de lo que pensaban hacer, pero cuando iba a mitad de la carta, escucho que abrieron la puerta, se giró rápido cubriendo la carta con otras hojas

—¿Nathan? —  dijo después de dar un gran suspiro de alivio, pensó que era Charles —¿Qué haces aquí? — aunque sintió alivio al ver que no era Charles, volvió a preocuparse de que alguien lo hubiera visto entrar, que Charles lo hubiera visto entrar, ya que sus habitaciones quedaban cerca




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