El Engaño

El engaño

—Sí que tienes buen apetito— dijo Amelia mientras esperaba a Joseph terminara de comer para llevarse el plato

—Es porque todavía estoy creciendo—  dijo al pasar el último bocado

—Tendrás que esperar un poco antes de acostarte—  recibió el plato —Si no la comida te caerá pesada

—No creas que esta es la primera vez qué como tarde, algunas veces salgo de noche para ir a comer a la cocina— Amelia no dijo nada, solo se ruborizó un poco al pensar que Joseph pudo haber visto a Nathan ir a su cuarto

—Si sigues así, el que va a terminar gordo serás tú y ahora será Catherine quien se burle de ti—  comenzó a reír

—Eso nunca… —Joseph no termino de hablar cuando escucharon a un automóvil frenar en seco frente a la casa —¿Qué paso? —  Joseph corrió hacia la ventana para ver que era, solo alcanzo a ver que unos hombres se bajaron y entraron a la casa, después escucharon una puerta estrellarse fuertemente contra la pared

—Espera—  Amelia lo detuvo cuando lo vio correr hacia la puerta —No vayas a salir— el rubor que tenía en sus mejillas desapareció de inmediato, sabía muy bien lo que estaba sucediendo

—Déjame salir, quiero ver que está pasando—  comenzaron a escuchar como discutían

—No— paso en seco, sus manos comenzaron a temblar —tenemos que quedarnos aquí

Abrazo a Joseph para evitar que saliera. Tenía que pensar en algo rápidamente, pero no podía, había quedado completamente en blanco. No creyó que fueran a hacerlo esa misma noche, pero se dio cuenta de que ese era el mejor momento, estaban cansados y era de madrugada, no importaba el ruido que hicieran, nadie vendría y si los alcanzaban a escuchar, tomaría tiempo para que la policía viniera.

—¿Qué está pasando? — Emma bajo junto a Catherine al escuchar todo el ruido —¿Quiénes son ustedes? — puso a Catherine detrás de ella al ver a todos esos hombres extraños que estaban en su casa

—Tráiganlas—  ordeno Ray cuando las escucho, aún le estaban apuntando a Richard y a Nathan

Dos hombres se acercaron a ellas rápidamente antes de que salieran corriendo. Emma comenzó a gritar para pedir ayuda, pero les pusieron las manos sobre la boca para que se callaran. Aunque trataron de soltarse, no pudieron, los dos hombres las arrastraron hasta el estudio

—¡Quítenles las manos de encima! —  grito Richard al verlos entrar con ellas

En ese momento Charles también entro al estudio, tenía que aprovechar la situación. Francis, Andrew, Tom y Edmund también se encontraban allí, salieron al escuchar todo el escándalo, no sin antes haberles advertido a los hombres que estaban afuera para que no dejaran escapar a Ray y sus hombres.

—Charles, llama a la policía—  le ordeno Richard cuando lo vio

—Él está con ellos—  dijo Nathan mirándolo con ira —Ray y Charles han estado trabajando juntos

—¿Qué? —  Richard no supo que decir, no creía que Charles también lo hubiera traicionado, pero al ver que Charles no hizo nada, sino que se quedó de pie, fue prueba suficiente de que era verdad  

—Arriba está Joseph—  dijo Charles —Tráiganlo también

—¡No te atrevas a ponerle una mano a mi hijo! —  le grito Emma mientras tenía abrazada a Catherine, quien había empezado a llorar

—¡Cállese!, Esta será la última vez que me dé órdenes

—Eres un maldito bastardo— le dijo Nathan, pero Charles no le respondió, solo le dio un puño que le rompió la nariz, Nathan llevo su mano hacia su rostro 

—¡Suficiente! —  ordeno Ray sin dejar de apuntarle a Richard —Entrégame los papeles—  le dijo a Charles

—Ya los traigo— Charles salió del estudio —Ve a traerlos—  le dijo a Andrew

—¿Qué vamos a hacer? —  pregunto Francis en voz baja —No podemos dejar que Ray se quede con todo

—Ordénales que entren—  también hablaba en voz baja —Diles que Ray y Douglas están en el estudio, nos desharemos de todos de una vez—  Charles regreso al estudio y Francis se fue con Andrew

Tom se quedó en la sala, estaba junto a su padre. No sabía dónde podría estar Amelia, estaban rodeados de los hombres de Ray, no podía irse sin que sospecharan y no había nada que pudiera hacer él solo para ayudarlos.

 

—¡Déjame salir! —  dijo Joseph soltándose de Amelia, salió corriendo de la habitación cuando escucho los gritos por ayuda de su madre

—¡Joseph espera! —  Amelia salió tras él, no podía dejar que lo vieran, afortunadamente logro detenerlo antes de que bajara las escaleras —Guarda silencio—  puso su mano sobre su boca para que no hiciera ruido —No podemos dejar que nos vean—  como pudo, lo llevo de regreso a su cuarto

—¿Qué está pasando? —  al igual que ella, Joseph también había palidecido, vio como sus manos temblaban, Amelia lo tomo de las manos para tratar de calmarlo

—Tienes que ir a llamar a la policía

—¿Qué le van a hacer a mi mamá? — pregunto con voz temblorosa

—No te preocupes, no le pasará nada—  aunque trataba de calmarlo, ella misma no podía controlar el temblor de sus manos —Esos hombres solo vinieron a robar, por eso tienes que salir sin que te vean

—¿A robar?

Amelia miró por todos lados para ver que podía utilizar para ayudar a Joseph a bajar por la ventana, pero no había nada, lo único que podía utilizar eran las sabanas. Corrió hacia el armario y saco todas las que había. Rápidamente, comenzó a atarlas una tras otra, pero únicamente alcanzo a atar dos, cuando un hombre entro a la habitación.

—¡Amelia! — grito Joseph

—¡No voy a dejar que se lo lleve! —  tiro las sabanas al piso y rápidamente tomo un candelabro que estaba sobre una mesa cerca de ella —¡Largo de aquí! —  se paró frente a Joseph para protegerlo del hombre

—¿Qué piensas hacer con eso? —  le pregunto riendo —Quítate si no quieres que te quite de un golpe

—Ya dije que no voy a dejar que se lo lleve—  no supo de donde saco valor para enfrentarse a él, pero estaba dispuesta a hacer lo que fuera por protegerlo




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