El Engaño

Prueba de Culpabilidad

Amelia caminaba por la calle sin rumbo, no sabía hacia donde iba, era de noche y no dejaba de temblar del frío. A lo lejos escuchaba el sonido del río, parecía que la corriente estaba fuerte. Se acercó al puente y vio que corría con fuerza. De un momento a otro el nivel del río comenzó a subir, se alejó del borde del puente, si se quedaba allí, sería arrastrada por la corriente, pero cuando se iba a alejar, una mano la tomo del brazo y la detuvo. Amelia se giró y era Nathan, estaba completamente empapado, su rostro estaba pálido y su camisa blanca estaba manchada de sangre.

—Tú me mataste

—No, Nathan…—  quería disculparse con él, decirle que intento detener a sus hermanos, quería pedirle que la perdonara, pero Nathan no la dejaba hablar

—Tú lo sabías todo y no me dijiste—  comenzó a apretar con fuerza su brazo

—Yo no quería que nada de esto sucediera—  comenzó a llorar —Si hubiera sabido que lo harían esa noche yo…

—¡Cállate! —  le grito —Todos estamos muertos por tu culpa—  el agua había subido tanto, que empezaba a cubrir sus pies —Ahora tú también morirás con nosotros

El agua comenzó a subir más rápidamente. Nathan no la soltaba y aunque ella estaba flotando, él seguía de pie sin moverse, como si sus pies estuvieran pegados en el piso.

—¡Suéltame!

Le grito tratando de respirar, pero el agua había comenzado a cubrir su cabeza. No había nada que pudiera hacer, Nathan la sostenía con fuerza y por más que intento soltarse del él no pudo. Finalmente, dejo de resistirse y dejo que Nathan la llevara hasta el fondo del río, deseaba tanto volver a estar a su lado, que no le importo morir para volver a estar junto a él, pero justo cuando lo iba a abrazar, se despertó. Se sentó en la cama y sintió sus mejillas húmedas, paso su mano y se dio cuenta de que eran lágrimas.

Comenzó a llorar al recordar lo que había soñado, pero, aunque hubiera sido una pesadilla, pudo volver a ver a Nathan. Le dolió tanto esa idea, de que, de ahora en adelante, esa sería la única forma en la que podría volver a verlo, en sus sueños y en sus recuerdos. El dolor era tan grande que en ese momento le pareció insoportable. Nathan tenía razón, ella era la culpable de su muerte, de la muerte de Richard y de Emma, de la desaparición de Joseph y Catherine y de que Tom estuviera en coma, sin saber si algún día despertaría. Todo eso ocurrió por su culpa.

Se levantó de la cama y se vistió, aunque no quería, abrió el armario y saco uno de los vestidos de Claire para cambiarse, no podía andar por ahí con un vestido de fiesta. Cuando estuvo lista, decidió regresar al hospital, no quería estar ahí cuando Elliot regresara, no merecía que él se preocupara por ella, no merecía su ayuda. Salió de la habitación sin hacer ruido, se detuvo en las escaleras al escuchar unas voces que venían de la sala. Pudo reconocer que se trataba de los padres de Albert, no podía dejar que ellos la vieran, no podría verlos a los ojos. Se fijó que no hubiera nadie por ahí y salió de la casa

 

 —Eso no puede ser cierto—  dijo Claire negándose a creer las palabras del investigador —Debe haber una equivocación, debe estar confundiendo a Amelia con otra persona

—El testigo que encontré es alguien que trabajaba para Ray Grant desde hace varios años, me dijo que fue precisamente Ray quien los ayudo a conseguir el trabajo en la casa de campo y luego se las arreglaron para que ella entrara a trabajar como niñera permanente, además de que Ray se encargó de que despidieran a su chofer para que trajeran a Charles Wells

Los tres se quedaron sin palabras, no podían creer lo que les había dicho, no podían creer que Amelia los hubiera estado engañando durante todo ese tiempo. Claire fue la que se vio más afectada, realmente quería mucho a Amelia, le había tomado mucho cariño desde que se conocieron, incluso deseaba hacerla parte de su familia. Se sintió tan traicionada, no sabía cómo reaccionaría cuando regresaran a casa y la volviera a ver.

—¿Dónde está ese hombre? —  pregunto Albert, Elliot y Claire se dieron cuenta de que la actitud de Albert había cambiado —Quiero hablar con él, quiero escuchar de su propia boca todo lo que usted nos dijo

—Será difícil convencerlo para que se reúna con ustedes, está muy asustado, tiene miedo de que lo vayan a matar, me dijo que Charles y sus hermanos los traicionaron, el logro escapar de puro milagro

—Entonces dile que nos veamos en la estación de policía, dile que yo me encargaré de su seguridad, me encargaré de que no le pase nada—  apretó sus manos con fuerza —Pero si es verdad todo lo que dijo, no podemos dejar que esos bastardos sigan libres

—No le prometo nada, pero intentaré convencerlo para que vayamos a la policía, podemos vernos a las ocho de la mañana, entre más temprano mejor 

—No, dile que nos veamos esta misma tarde, no podemos perder más tiempo

—Está bien—  dijo mirando su reloj —Iré por él, veámonos a las tres en la estación

—Ahí estaremos—  el investigador se despidió y salió del salón, luego Albert se puso de pie

—¿A dónde vas? —  pregunto Claire

—A sacar a Amelia de la casa y llevarla a policía

—Espera—  Elliot lo detuvo tomándolo del brazo —Esperemos primero a ver que nos dice ese hombre y ver que pruebas tiene, no podemos desconfiar de Amelia por las palabras de un extraño, todo puede ser mentira

—No es mentira, no te lo había querido decir, pero una vez encontré a Nathan y Amelia en el cuarto trasero del salón de té, estaban besándose, al principio pensé que era Nathan quien la buscaba, pero ahora me doy cuenta de que era ella quien lo buscaba— Elliot no le dijo nada, solamente lo soltó —Estaba seduciendo a Nathan para que no la descubrieran, para que no sospecharan de ella, fue Nathan quien trajo a sus hermanos para qué trabajarán aquí, ¿Quién crees que le dio la idea?— Claire y Elliot no dijeron nada —Amelia nos engañó a todos y ahora Nathan está muerto—  unas lágrimas cayeron por su rostro —No entendía por qué Nathan se interesó en Amelia de repente, todo fue parte de su plan, por eso nunca se interesó en ti, porque Nathan era su objetivo—  limpio su rostro —No voy a permitir que nos siga engañando, le sacaré la verdad como sea—termino saliendo del salón




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