El Engaño

Hace ocho años

Nathan vio a uno de los hombres sacar su arma, un fuerte sonido dejo un pitido en sus oídos y después un fuerte dolor en su costado lo hizo perder la fuerza en sus piernas. La rabia que sentía en ese momento aumento el dolor que estaba sintiendo. El dolor de la traición de Amelia y el no haber podido ayudar a su familia y a sus hermanos era muy fuerte, no podía creer que todo terminaría de esa manera, que él moriría de esa manera. Los hombres lo tomaron y lo tiraron al río. Se hundió casi hasta el fondo, pero la fuerte corriente empezó a arrastrarlo. El agua estaba tan fría que le heló hasta los huesos, como pudo logro salir a la superficie. Sentía que estaba perdiendo las fuerzas, pero logro mantenerse a flote. La corriente lo siguió arrastrando hasta que vio que había llegado al puerto, como pudo logro agarrarse de la red que uno de los barcos tenía colgada en uno de sus costados.

Comenzó a subir por ella, por suerte el barco era pequeño, cayó en la parte trasera y se recostó un rato para recuperar su aliento, llevo otra vez su mano a su costado y la sangre seguía saliendo, aunque ya no tanto como antes. Escucho unas voces y se asustó pensando que podrían ser esos hombres que lo estarían buscando. Se arrastró por el barco y se escondió detrás de unas cajas, se acurrucó en un rincón, todo su cuerpo temblaba del frío, se abrazó a sí mismo para tratar de coger un poco de calor, pero tener su ropa completamente mojada no ayudo en nada, puso su mano una última vez en su costado, sintiendo la humedad causada por la sangre que continuaba saliendo. Si no murió por el disparo y la caída, moriría desangrado. Comenzó a sentir mucho sueño, se sentía débil y cansado, sus ojos estaban que se cerraban, le estaba costando mantenerlos abiertos. Sabía que no había nada que pudiera hacer, estaba muy débil para hacer cualquier cosa. Se dejó vencer por el sueño, pensando que esta vez si no volvería a abrirlos.

Unas voces lo despertaron, no podía abrir los ojos, los sentía pesados. Intento moverse, pero no podía, no tenía las fuerzas ni para mover un dedo. No sabía dónde estaba y no sabía quiénes estaban a su lado. Así se la paso por quien sabe cuánto tiempo, entraba y salía de la conciencia, no podía distinguir cuando estaba despierto y cuando estaba soñando. Tenía pesadillas con la muerte de sus padres y de Joseph siendo asesinado por Charles, veía a Amelia riéndose de él, burlándose de lo idiota que fue al haberse enamorado de ella. Sentia que todo se movía a su alrededor, cuando abría sus ojos veía todo borroso y oscuro, había poca luz, escuchaba unas conversaciones, pero no sabía si eran reales o eran un sueño. En las veces que se despertaba seguía sin poder tener las fuerzas para moverse, pero la última vez que se despertó, pudo abrir bien sus ojos, aunque aún veía borroso, aquel lugar no era el mismo donde había estado antes, había bastante luz y su alrededor ya no se movía. Paso su lengua por sus labios y los sintió secos, toda su boca estaba seca, tenía mucha sed.

—Agua—  dijo con mucho esfuerzo

Una enfermera se acercó y le dio de beber, al verla, supo que se encontraba en un hospital, sintió un gran alivio, había logrado sobrevivir, alguien lo debió haber encontrado en el barco y lo llevo al hospital. Tenía una segunda oportunidad, ahora si podría ir a buscar a Joseph.

—Necesito salir de aquí—  intento levantarse, pero no pudo, no solo porque no tenía fuerzas sino porque la enfermera lo detuvo —Tengo que encontrar a Joseph

—No puede moverse, aún está muy débil—  Nathan no entendió por qué le estaba hablando en francés, era muy poco lo que sabía, pero lo suficiente para entenderla y para poder tener una conversación.

—¿Por qué me está hablando en francés? — 

—¿No sabe dónde está? —  Nathan negó con la cabeza, la enfermera no le dijo nada, solo salió de la habitación

Nathan no entendía lo que estaba pasando, miro a su alrededor y vio a los demás pacientes, les presto más atención y se dio cuenta de que no era solamente la enfermera quien hablaba en francés, eran todos.

—Ya está despierto—  Nathan se giró al escuchar a la enfermera, había entrado acompañada de un policía

—Bonjour—  lo saludo el oficial —Me dice la enfermera que no sabe dónde está—  Nathan volvió a asentir —¿Tampoco recuerda lo que le paso?

—Mi nombre es Nathan Foster, unos hombres asesinaron a mi familia e intentaron asesinarme, no sé dónde estoy ni como llegue aquí, pero tengo que regresar a Londres, tengo que buscar a mi hermano menor, está en peligro.

—Esa es una buena historia—  dijo el oficial en burla —Pero me temo que eso no será suficiente para librarse

—¿Librarme? —  Nathan no entendió qué quiso decir —¿Librarme de qué?

—Parece que tuvo tiempo para inventarse esa historia, pero sus cómplices ya confesaron, dijeron que fue usted quien planeo todo

—¿De qué está hablando? —  intento sentarse, pero el dolor no lo dejo —¿Cómplices? ¿Qué cómplices?

—Ya que insiste en decir que no se acuerda de nada, le seguiré el juego—  tomo una silla y se sentó a su lado —Hace cuatro días, los encontramos entrando contrabando en un barco robado de un puerto de Inglaterra, sus cómplices dijeron que salió herido porque los descubrieron robando

—¡Eso no es cierto! —  negó de inmediato, pero el haber levantado su voz le hizo doler más su herida —No sé de qué está hablando, no se quien le dijo eso, pero no tengo nada que ver con lo que está hablando

—¿Entonces dígame como resulto con una herida de bala?

—Ya le dije, unos hombres entraron a mi casa y asesinaron a mis padres, yo escape con mi hermano menor y nos alcanzaron, luego me dispararon y me tiraron al río, logre agarrarme de una red que colgaba de uno de los barcos, me subí y me escondí, debí haber perdido el conocimiento, cuando desperté ya estaba aquí, le juro que no sé de qué me está hablando

—Sus cómplices también dijeron que intentaría inventarse una historia para que no lo arrestaran




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