El Engaño

Una gran oportunidad

Jonathan había empezado a jugar con el barco en el lago después de haber comido, Amelia y Stanley se habían quedado sentados mientras lo veían. Nathan y Albert se encontraban lejos observándolos, pero no pudieron acercarse lo suficiente para escuchar que hablaban, si se acercaban más podrían verlos, aunque no estaban solos, ya que ese día, varias personas solían ir cerca del lago para pasar el domingo al aire libre.

—Será mejor que nos vayamos—  dijo Albert, pero Nathan no les había quitado la mirada de encima —No podemos escuchar nada de lo que están hablando—  Nathan no respondió, Albert se quedó mirándolo, no sabía qué podría estar pensando en ese momento, pero tenía la misma mirada que había tenido la noche anterior, eso había empezado a preocuparlo. En ese momento se dio cuenta de que ya no lo conocía, ya no era el mismo Nathan de antes

—Vamos—  dijo Nathan de repente, regresando al automóvil, Albert lo siguió y los dos regresaron

—Discúlpame otra vez por haberte hecho venir en este día—  dijo Stanley —Pero si no hablamos hoy, después no tendré tiempo

—Ya te dije que no te preocupes—  Amelia miro a Jonathan —Por eso fue que quise venir a aquí, para que Jonathan pudiera salir, además de que aquí también podemos hablar sin preocuparnos de que Jonathan nos pueda escuchar

—Lo que he estado pensando es que puedo hablar con uno de los nuevos reclutas, puedo ponerlo de mi lado para que me ayude a demostrar que el capitán ha estado ayudando a Francis

—¿Tú sabes si él está invitado a la cena de beneficencia?

—Sí, el año pasado él asistió

—Entonces ahí podremos encontrar algo

—¿Ya sabes qué decir para poder asistir?

—El doctor Bennett ha estado buscando ayuda para seguir manteniendo su consultorio, puedo hablar con Charles y pedirle que nos permita asistir para que él pueda recaudar fondos

—¿Y él te creerá?

—Él sabe muy bien donde trabajo y también debe saber que el consultorio del doctor Bennett no tiene los recursos necesarios para atender a la gente del pueblo

—¿Y no tendrás problemas con tu cuñada?

—No, ese es el único día en el que tendrá que aguantarme, con tanta gente importante, tendrá que mantener su fachada de filántropa

—¿Qué piensas hacer?

—Veré si puedo escuchar alguna conversación entre ellos, y te diré cualquier cosa que pueda ser importante

—Me parece una buena idea, si pudiéramos saber si piensan reunirse y en donde, podríamos comprobar si realmente están trabajando juntos—  Stanley se quedó pensando por un momento —Creo que ya sé con quién puedo hablar, uno de los nuevos reclutas está trabajando como aprendiz del asistente del capitán

—¿Estás seguro de que puedes hablar con él? ¿Qué tal que este de parte del capitán?

—No lo sabremos hasta que no hable con él

—Ten cuidado, si ya sospechan de ti, puede ser peligroso

—Mira quien lo dice— la miro levantando una ceja —Estás dispuesta a entrar en la boca del lobo para conseguir información

—Eso es porque todavía soy útil para Charles—  volvió a mirar a Jonathan, estaba entretenido jugando con su barco —Mientras Jonathan todavía sea un niño, le conviene que yo este junto a él, no quiere perder la oportunidad de quedarse legalmente con todo

—Pero igual debes tener cuidado, recuerda que Francis no es tan paciente como él, si llega a descubrir que lo hemos estado espiando, no quiero imaginar lo que podría hacer— Amelia lo sabía mejor que nadie. Francis habían cambiado tanto desde esa noche

—Sabes quién nos podría ayudar con eso…

—No—  dijo sin dejarlo terminar —Ya te he dicho muchas veces que no quiero que involucres a Albert en esto

—Pero si le decimos todo, él estará de nuestro lado, él es el único que ha estado buscando pruebas contra ellos durante todo este tiempo

—Es cierto, pero Albert me sigue culpado por todo lo que paso y no se ha molestado en ocultar lo mucho que me odia, y lo entiendo—  hizo una pausa y paso en seco, se le había hecho un nudo en la garganta —Porque en verdad todo sucedió por mi culpa, es mi deber hacer que todos los culpables paguen y eso me incluye a mí—  Amelia había pensado en pedirle ayuda a Stanley para que Tom y Jonathan pudieran irse cuando se revelara la verdad sobre su familia. Tom regresaría en cualquier momento y debía saber si podía contar con Stanley, ese era el momento de confesarle todo

—¿De qué hablas? —  Stanley no entendió lo que dijo

—Hay algo que no sabes de mí—  Stanley continúo confundido —De mi pasado…

Comenzó a contarle todo, como su padre y sus hermanos estafaban a la gente, como las engañaban y les robaban todo, como habían sido conocidos por años como una banda de delincuentes que tenían azotado su pueblo y algunos pueblos vecinos, como ella los había ayudado a estafarlos y como no hizo nada para ayudar a los Foster y detener los planes de su familia, a pesar de que ella sabía muy bien cuál fue la razón para que hubieran aceptado el trabajo. Amelia no fue capaz de verlo a los ojos mientras hablaba. Desde que se habían conocido, Amelia solamente le había dicho que sus hermanos habían tenido que ver con lo que le sucedió a los Foster, como la habían encontrado inconsciente, fue fácil para ella pasar por inocente, le había contado que su padre fue quien la había golpeado, que ahí fue cuando supo que ellos eran los culpables, así que Stanley nunca la cuestiono, simplemente la había visto como una víctima más de lo que había sucedió, así que no sabía qué pensaría de ella ahora que conocía la clase de persona que era.

Después de que termino de contarle todo, los dos se quedaron en silencio, siguió sin verlo, no quería ver en sus ojos una mirada de desprecio como la de Albert, lo único que hizo fue limpiar las lágrimas que caían por su rostro desde que comenzó a hablar

—Es muy grave todo esto que me has contado—  dijo Stanley después de un largo silencio, parecía que aún estaba procesando todo lo que Amelia le había dicho —Eso te hace cómplice de la muerte de los señores Foster y del joven Nathan…—  hizo una pausa —Nathan era tu esposo, ¿Nunca le dijiste nada?




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