El Engaño

Separación

Amelia no pudo dormir en toda la noche, no pudo dejar de pensar en Nathan, en cómo es que seguía vivo, en como logro sobrevivir, en donde estuvo todos esos años, porque regreso hasta ahora, tenía tantas preguntas que no sabía si Nathan se las respondería. Había cambiado tanto, se veía tan diferente con esa barba y esas gafas, pero, aun así, había podido reconocerlo, su voz y su apariencia habían quedado grabados en su corazón, aunque su mirada ahora era tan fría, nunca había olvidado como se veía, el color de sus ojos verdes era el mismo que los de Jonathan, al igual que su nariz y su boca, era como si nunca hubiera dejado de verlo. Esperaba que así como Francis no pudo reconocerlo, Andrew y Charles tampoco lo puedan reconocer. El sol había salido y seguía en su cama, no tenía ánimos de levantarse, no tenía fuerzas para ponerse de pie. Puso su mano en la herida de su pecho, no solo sintió el dolor, sino la ausencia de los dos anillos, el recuerdo de los días felices que tuvieron juntos, le dolió tanto haberlos perdido. Nathan había logrado herirla no solo en su piel, sino hasta su corazón, el dolor era tan profundo, tan intenso, que no sabía si lograría recuperarse algún día.

—Hola mamá—  Jonathan, entro corriendo a su cuarto —¿Qué te dijo Nicholas ayer? —  pregunto dando un brinco sobre su cama —¿Cuándo vendrá otra vez?

—No hablamos de eso—  se sentó, no supo qué decirle a su hijo, se veía tan feliz —Él te cae bien ¿Cierto?

—Sí, somos buenos amigos, las veces que hemos salido nos hemos divertido mucho

—¿A dónde han salido?

—Me ha llevado a todos los lugares a los que iba mi papá cuando era pequeño, también me ha hablado de mis abuelos y de mis tíos

—Me alegra que te hayas divertido tanto con él—  acaricio su mejilla

—Porque no lo invitas a cenar con nosotros, le podemos decir a Albert para que ellos también vengan, Phil nunca ha venido a mi casa, sería divertido si todos vienen

—Ya veremos

—Di que sí mama—  se sentó sobre sus piernas y la abrazo —¿Por qué siempre tengo que ir yo? ¿Por qué nunca los invitas a que vengan? ¿Por qué no podemos salir todos juntos? — otra vez no supo qué decirle

—Jonathan…—  fue interrumpida cuando escucho que estaban tocando la puerta —iré a ver quién es—  se levantó de la cama y se puso su bata, la cerró tratando de cubrir la herida de su pecho

—iré contigo— Jonathan también se bajó de la cama —Tal vez sea Nicholas

Amelia bajo las escaleras junto a Jonathan, no sabía quién podría ser tan temprano, aunque en el fondo deseo que si se tratara de Nathan

—Charles, ¿Qué haces aquí tan temprano?

—Tío Charles, que bueno que viniste—  salió para saludarlo

—Pase a saludar—  lo alzo —Cada día estás más grande y más pesado—  dijo haciéndole cosquillas

—¿Qué quieres? —  sabía que no había ido solo por eso

—Vine porque quería saber a dónde te fuiste anoche—  entro a la casa y se sentó en la sala, aún tenía a Jonathan alzado

—Eso no te incumbe

—Pregunto por qué te fuiste y dejaste al doctor y a su esposa tirados—  a Amelia se le había olvidado —No te preocupes, hice que mi chofer los llevara otra vez, deberías ir a hablar con ellos, quedaron muy preocupados porque tampoco sabían a donde te habías ido, solo dijeron que te fuiste con un hombre

—Jonathan vete a tu cuarto— si seguían hablando frente a él, podría decirle a Charles sobre Nathan o Nicholas, como se estaba haciendo llamar, y eso podría levantar las sospechas de Charles

—Pero mamá, quiero quedarme con mi tío Charles—  lo abrazo

—Puedes verlo después de que hablemos

—Por mí se puede quedar—  dijo Charles para molestarla

—Jonathan obedece— lo alzo quitándoselo de los brazos de Charles —Ve a vestirte

—Nos vemos ahorita—  dijo desanimado, luego salió corriendo hacia su cuarto

—Gracias por haberlos llevado hasta su casa, pero mejor vete, tengo muchas cosas que hacer

—Aún no me has respondido, ¿Quién es Nicholas Ferguson? —  se cruzó de brazos dándole a entender que no se iría hasta que le dijera

—No es nadie, solo le compré unas telas—  dijo recordando lo que le había dicho Nathan a Francis

—Entonces porque te fuiste con él

—Solo se ofreció a traerme, eso es todo

—¿Y por qué dejaron tirados al doctor y su esposa? ¿Por qué no los llevaron con ustedes?

—A ti que te importa, no tengo por qué darte explicaciones, así que vete—  le señalo la puerta para que se fuera

—¿Acaso es tu amante?

—No seas ridículo, vete de una vez antes de que Jonathan te escuche decir esas estupideces

—¿Dónde está el collar y los pendientes que te preste? —  continuo sin importarle que lo estuviera echando —Necesito que me los regreses—  Amelia se había olvidado de eso también, los pendientes aún los tenía, pero el collar lo había dejado tirado en la entrada del jardín —¿Qué pasa?, ve por ellos—  Amelia no supo qué decirle, ese collar era muy costoso, no había manera que le dijera que se lo pagaría, nunca lograría tener tanto dinero —Perdiste el collar, no es verdad

—Yo…

—No te preocupes, uno de los meseros lo encontró, es una suerte que hubiera sido uno honesto, ese collar vale una fortuna, pero lo que me sorprendió fue que lo encontró en la entrada del jardín, ¿Cómo termino allí si se supone que te fuiste con ese tal Nicholas?

—Fuimos a hablar un momento allí, se me debió haber caído—  Charles se quedó mirándola, se notaba que no le estaba creyendo una sola palabra

—Me pregunto que estarían haciendo para que se te cayera el collar, seguro que no fue lo único que se te cayó

—No es lo que estás pensando

—Pues no se me ocurre nada más, te vas con él a un lugar tan escondido para “hablar”, y luego se van sin decirle a nadie, ni siquiera te importo dejar tirados al pobre doctor Bennett y su esposa y ahora vengo y te veo con cara de trasnochada, pues déjame decirte que todo apunta a que pasaron la noche juntos




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