El Engaño

Pesadilla

—Date prisa

—Aquí está—  le entrego la dirección de la oficina de Nathan

—¿Has ido alguna vez? —  dijo mirando el papel

—Solo un par de veces

—¿Viste algo raro? — guardo el papel en el bolsillo de su pantalón

—No, nada

—¿Y Amelia?

—¿Qué con ella?

—Sabes si ha ido a su oficina, la has visto ahí

—No, ¿Acaso crees que si hay algo entre ellos?

—No lo sé, Amelia lo negó, pero anoche se comportaron muy extraño, no me agrada ese tipo, salió de la nada y ahora resulta que es amigo de Amelia

—Creo que estás exagerando

—Ya lo veremos 

Charles se puso de pie y salió de la oficina de Francis. Al día siguiente iría a solicitar una cita con él, comprobaría por el mismo si lo que dijo Amelia era cierto y si lo era, no dejaría que ese tal Nicholas siguiera cerca de ella.

La primera noche sin Jonathan fue más dura de lo que había pensado, el silencio y la soledad se sentía en toda la casa. Lo extrañaba tanto, pero lo único que la consolaba, era que estaba con su padre. No sabía si en ese momento Nathan ya le hubiera dicho la verdad, solo podía imaginar la felicidad de Jonathan al saber que su padre estaba vivo. Esa noche se quedó en el cuarto de su hijo, pensando en todo lo que había pasado y en lo que haría después. Al saber que Jonathan ahora estaba seguro con su padre, estaba libre para delatar a sus hermanos, la única preocupación que le quedaba era Tom.

A la mañana siguiente, se esforzó por seguir adelante, a acostumbrarse a la ausencia de Jonathan y a vivir con el vacío que dejo en su vida. Se preparó para ir a trabajar como de costumbre, tenía que ir, ya que le debía una disculpa al doctor y a su esposa, pero también iba para poder distraerse, apartar su mente del dolor que sentía.

—Buenos días—  saludo cuando entro al consultorio

—Amelia—  dijo el doctor cuando la vio

—Discúlpeme, lamento haberme ido dejándolos solos

—No te preocupes—  en ese momento salió su esposa cuando escucho la voz de Amelia —Tu hermano Charles hizo que su chofer nos trajera a casa, fue muy amable de su parte

—Amelia querida, como te fue con ese joven, no nos habías dicho que tenías un pretendiente

—No es un pretendiente, solo es un conocido—  dijo forzando una sonrisa

—Pues no es lo que me pareció, casi te desmayas al verlo

—Solo fue porque hace tiempo no lo había visto, me sorprendió mucho encontrarlo allí

—Puedes decir lo que quieras, pero sé muy bien que hay algo entre los dos, se notaba mucho

—¿Hay algún paciente? —  pregunto cambiando de tema, no quería seguir hablando de eso si no terminaría llorando

—Sí, ayúdame por favor a preparar la medicación del señor Webb

—Claro—  de inmediato se puso a trabajar

 

Nathan se levantó temprano, quería ir a despertar a Jonathan, seguía sin poder creer que finalmente lo tuviera en su casa. Quería asegurarse que estuviera bien, que tuviera todo lo que necesitaba. Entro a su cuarto y seguía durmiendo. Se sentó a su lado y se quedó mirándolo.

—¿Le vas a decir que eres su padre? —  dijo Catherine cuando entro y lo vio sentado junto a Jonathan

—Todavía no—  acaricio su cabeza —Quiero que lo sepa cuando todo esto termine

—Entonces ya no piensas regresárselo a Amelia

—No, si está conmigo, no podrán utilizarlo en mi contra si algo llegara a suceder y me descubrieran

—¿Y qué harás cuando Jonathan empiece a preguntar por su madre?

—Mientras este conmigo no le faltará nada, me encargaré de que siempre esté ocupado para que no le quede tiempo de pensar en ella

—Tú sabes que eso es imposible, Jonathan aún es muy pequeño, no se olvidara de ella tan fácilmente

—¿Quieres que regrese con ella?— la miro molesto

—No claro que no, pero tienes que ser realista, en algún momento preguntara por ella, que le dirás entonces—  Nathan no supo que decirle, lo único que sabía era que no quería entregárselo, miro a Jonathan y ya se iba a despertar —Buenos días

—Buenos días—  dijo con los ojos entreabiertos

—Levántate, el desayuno ya está listo

—Quiero dormir un poco más—  se volvió a acomodar

—Pensaba llevarte a dar un paseo en tren—  se puso de pie —Pero veo que prefieres seguir durmiendo, así que le diré a Philip si me quiere acompañar

—Espera—  se levantó de un brinco —Yo quiero ir

—Entonces date prisa y levántate—  dijo riendo —Te estaré esperando abajo

Jonathan se levantó tirando las cobijas a un lado, Catherine le ayudo a alistar su ropa y a asegurarse de que se bañara antes de bajar a desayunar. Después de que estuvo listo, desayunaron y salieron, pero antes pasaron por Philip y por Steve. Albert se tomó el día libre, habían quedado de ir todos juntos a dar un paseo por tren y luego detenerse a para hacer un pícnic. Jonathan se veía muy feliz, se estaba divirtiendo mucho con los otros niños.

—Vamos a ir a dar un paseo por el lago—  dijo Claire —¿Nos acompañan?

—No, vayan ustedes—  dijo Nathan —Nos quedaremos vigilando a los chicos— Claire y Catherine se fueron con las niñas, Penny también las acompaño

—Te tengo buenas noticias—  dijo Albert —Es posible que esta misma semana la consiga

—¿Tan rápido?

—Te dije que iba a empezar hoy, pero la verdad ya había encontrado una, ya envié a alguien para que la viera

—¿Qué le dijiste?

—No te preocupes, la persona que envié es de confianza, es un amigo de Elliot

—¿Cómo está? —  sintió un poco de nostalgia al escuchar su nombre, desde que llego no habían hablado de él    

—Está bien, está viviendo en Suiza

—¿Sigue igual o ya maduro? —  Albert no respondió —¿Qué pasa?

—Se casó hace un año

—¿En serio?, ¿Y quién es la desafortunada? —  Albert hizo una pausa y después respondió

—Kate

—¿Kate?

—Sí, después de que creímos que habías muerto, Kate regreso a Suiza, nos pareció que era lo mejor, además de que no queríamos que se enterara de que Amelia estaba embarazada de ti, ella estaba muy mal y eso solo la haría sentirse peor. Después Elliot también se fue, nos contó que se encontró con ella, desde entonces comenzaron a pasar mucho tiempo juntos, incluso estuvo con ella cuando su padre falleció, hace dos años nos dijo que habían empezado a salir juntos y después se casaron, más tarde nos llegó una carta donde decían que estaban esperando su primer hijo—  Nathan no supo qué decir, pero se alegró por ellos. Kate merecía a un hombre que la valorara, y él no supo hacer eso.




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