El Engaño

Otra vez en casa

Albert estaba cansado, había pasado toda la noche sin dormir y su cuerpo había comenzado a dolerle, habían curado la herida de su cabeza, pero tampoco había dejado de dolerle. Se había asegurado de que Nathan estuviera bien, ahora tenía que ir a contarle a Catherine lo que había pasado, iría a su casa a cambiarse y luego iría a hablar con Alice. Tenía la esperanza de que se enterara de lo que había sucedido con Francis cuando saliera en el periódico, ella nunca le había creído cuando le decía la clase de hombre que era Francis, siempre lo defendió, pero como la noticia no salió, tenía que avisarle.

—Albert—  Claire corrió hacia él cuándo vio la venda que tenía en su cabeza —¿Qué te paso? —  acaricio su frente

—Sufrimos un accidente—  tomo sus manos y las aparto de su cabeza para luego abrazarla

—¿Qué? —  dijo Claire

—¿Y Nathan? —  pregunto Catherine asustada al ver que había llegado solo —¿Qué paso con mi hermano?

—Está bien, pero está en el hospital, él se llevó la peor parte, me pidió que les avisara para que no se preocuparan

—¿En qué hospital está? ¿Quiero ir a verlo? — las palabras de Albert no fueron suficientes para tranquilizarla

—Ya le dije a James que te lleve

—Iré a alistarme—  fue hacia su cuarto

—¿Qué les paso? —  volvió a preguntar Claire —¿Por qué nos pediste que nos quedáramos con Catherine?

—Porque quiero que te quedes con ella, mientras Nathan está en el hospital

—¿Qué tan mal esta?

—Sufrió una herida en su hombro, pero no te preocupes, no fue nada grave

—Pero dime como sucedió

—Parece que los frenos fallaron, Nathan termino perdiendo el control del automóvil y nos estrellamos

—Menos mal que no pasó nada más grave—  lo abrazo con fuerza suspirando de alivio

—¿Dónde están los niños? —  beso su frente

—Están en el jardín jugando, Penny está con ellos

—Estoy lista—  dijo Catherine

—Yo iré contigo—  Claire se acercó a ella

—James las llevará

—¿Y tú que vas a hacer?

—Iré a casa a descansar un poco, luego las veré en el hospital

—Vámonos ya—  Catherine salió de la casa junto a Claire, quería ir a ver Nathan cuanto antes

Después de que Claire y Catherine se fueron, Albert salió para ir a ver a Alice. De seguro estaría preocupada por él, hacía cuatro días que estaba hospitalizado.

—Albert, ¿Qué te paso? —  dijo Alice cuando lo vio —¿Estás bien?

—Si no es nada

—Sigue—  lo invito a que pasara a la sala —¿Quieres algo de tomar?

—No, así estoy bien—  se sentó —Necesito hablar contigo

—¿Sobre qué? —  se sentó frente a él

—¿Has sabido algo de Francis?

—No—  hizo una pausa —¿Lo descubriste con alguna mujer? —  dijo sin ninguna emoción, como si ya estuviera resignada a los engaños de Francis— Albert sintió tanta ira, no entendía como su hermana seguía con ese hombre a pesar de sus muchas infidelidades, solo esperaba que lo que le iba a decir, finalmente la hiciera reaccionar

—Se descubrió que ha estado entrando contrabando, la policía lo está investigando, ha estado sobornando a la policía y a los oficiales de aduana, pero eso no es todo, se descubrió opio entre la mercancía que tenía en sus bodegas

—¿Y dónde está Francis? —  Albert apretó sus manos, esforzándose por no perder la calma, el ver el rostro de preocupación de Alice por ese imbécil siempre lo enojaba

—Está en el hospital…

—¿En el hospital? —  dijo antes de que terminara —¿Por qué, que le hicieron?

—¡Ya deja de preocuparte por ese bastardo! —  no pudo aguantarse —¡Está en el hospital porque recibió lo que se merecía! — respiro profundamente tratando de calmarse —Está acabado, lo va a perder todo, debe mucho dinero en impuestos y tiene que responder por los sobornos, el contrabando y el opio

—Eso no es cierto—  dijo Alice negándose a creerle

—Si no me crees, porque no vas a verlo al hospital, cuando se recupere lo llevaran a la cárcel

—Tienes que ayudarlo, no puedes dejar que lo lleven a la cárcel

—¡Despierta de una vez! — era su hermana y la quería mucho, pero era imposible hacerla reaccionar —¡Él nunca se ha preocupado por ti!, lo único que ha hecho es tratarte mal y engañarte con cuanta mujer se le atraviesa, ni siquiera se preocupa por tus hijos, ¿Cómo puedes seguir defendiéndolo? ¿Cómo puedes seguir preocupándote por él?

—Porque te guste o no es mi esposo y es mi deber estar a su lado y ayudarlo

—¿No escuchaste lo que te dije?

—Tienes que ayudarlo, ¿Si lo llevan a la cárcel que pasara con nosotros?

—Si lo que te preocupa es de que van a vivir, puedes estar tranquila, yo me encargaré de eso, me aseguraré de que nada te falte a ti o a tus hijos y en cuanto a que es tu esposo, eso es lo de menos. Hablaré con un abogado para que empiecen con los trámites de divorcio, no voy a permitir que sigas casada con él

—No puedo divorciarme, que dirán los demás, eso sería una vergüenza para mí

—Que te importa lo que digan los demás, tienes muchas razones para divorciarte de él, desde que se casaron no ha hecho otra cosa que tratarte mal y engañarte y ahora va a terminar en la cárcel, ya no le debes tu lealtad—  se levantó y se sentó a su lado —Es más, no es necesario que te quedes aquí en Londres, puedes irte a vivir a Alemania, cerca de Annie, y si quieres, puedes decir que tu esposo murió

—No puedes pedirme eso, como su esposa, tengo que estar con él en las buenas y en las malas—  Albert perdió la paciencia con ella

—¿Tienes que estar con él en las buenas y en las malas?, pues te diré una vez más la clase de basura que es tu marido, ¿Recuerdas a Penny?, ¿La chica que se encargaba de cuidar a Joseph en la casa de campo? —  Alice asintió —Él tuvo una relación con ella, tuvieron una hija hace ocho años

—Eso no es cierto—  negó de inmediato

—La abandono a su suerte—  continuo a pesar de que Alice no quería escucharlo—Pero eso no es todo, vendió a Penny a un burdel en París y también vendió a su hija, lo hizo para poder casarse contigo, un desalmado como él no le importo vender a su propia hija




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