El mundo que creía real resulto ser una novela, y ni siquiera era un personaje principal en la historia, solo un personaje de apoyo que muere salvando a la heroína la cual es el amor de su mejor amigo el protagonista masculino. En ese momento Elena Harlikc no sabía si reír o llorar, el amor que sentía por él, solo era el resultado de algo que ya estaba diseñado para unir y fortalecer la historia de amor de ambos protagonistas. Y lo peor es que ni siquiera fue un error, todo fue calculado por la heroína para que la víctima no fuese ella. Quien sabría que era ella sería un lobo con piel de oveja.
Elena sonrió con ironía mientras trataba de soltar la cuerda que ataba sus manos ‹‹Patética›› se dijo a sí misma. Ahora su situación no es muy favorable, estaba en la parte de la historia donde se ofreció a vestirse como Dayana para evitar que se la llevaran, aunque no sabía lo que pasaría, según ella era para fortalecer su hermandad y probar el amor del héroe distinguiendo a la real en la mascarada. Pero tan ingenua fue al dejarse engañar, ya la heroína sabía lo que pasaría y aun así la insto.
Busco a su alrededor algo para cortar la cuerda, y en una mesa vio su bolso, en ese momento se arrastró por el suelo para poder llegar, no pudo evitar burlarse de si misma nuevamente, ‹‹La digna hija del conde Aaron Harlikc arrastrándose como un gusano por el suelo para salvar su miserable vida››. Cuando llego hasta la mesa como pudo tiro de la bolsa hacia el suelo, allí cayo un pequeño espejo que siempre cargaba, lo rompió y con cuidado empezó a cortar la cuerda. Después de cinco minutos pudo soltarse, rápidamente continúo con sus pies hasta quedar libre. Ahora el problema era salir del lugar.
Según la historia, la villana Camelia Aston la secuestro por error y la encierra en una pequeña propiedad en el bosque Turk, el cual se encuentra custodiado por guardias, pero para ella no era imposible escapar después de todo su padre la había entrenado para defenderse y sobrevivir. Lo primero que hizo fue rasgar el vestido eliminando la tela sobrante, se soltó el cabello y lo trenzó para mayor comodidad, se quitó los zapatos y se dirigió hacia la ventana. Al darse cuenta que estaba abierta sus ojos brillaron de alegría, agradeció en el fondo de su corazón que los que custodiaban el lugar fueran estúpidos. Así que antes de salir por la ventana aseguro la puerta amarrando la perilla contra la rejilla del candado de modo que no pudieran abrir la puerta con facilidad. Ya solucionado el problema, Elena se dirige a la ventana, la abre y sale apoyándose en el tejado. Agradeció no temer a las alturas, sino no podría caminar por el techo. Su ubicación es el tercer piso, la propiedad no era grande, busco algún balcón y al encontrarlo se aventuró logrando entrar en una pequeña habitación.
La habitación tenia varias estanterías, elementos de limpieza y una canasta con ropa limpia. Elena se acerco a la canasta buscando algo que pudiera utilizar para no ser notada por los guardias, reviso la ropa doblada hasta encontrar un uniforme de doncella, pensó que al menos en este momento su suerte estaba mejorando, rápidamente se colocó el disfraz y se escabullo por los pasillos con sumo cuidando actuando como un simple subordinado de la propiedad. Elena logro esquivar a varios guardias, y logro salir de la mansión dirigiéndose hacia el jardín que se conectaba al bosque, tenía que darse prisa ya que tarde o temprano notarían su ausencia.
En otra parte de la mansión una hermosa pelirroja de ojos verdes y curvas peligrosas, Camelia Aston maldecía a sus guardias y mayordomo Sebastián.
—¿Cómo es que capturas a la mujer equivocada?— Camelia pregunta enojada, toma una copa de cristal de la mesa y se la arroja a Sebastián su mayordomo.
—¿No distingues entre Dayana y Elena? ¿Eres estúpido?— Se burlo, frunció los labios mientras pensaba que acciones tomar a continuación.
Sebastián se acerca unos pasos guardando una distancia prudente entre amo y señora. —Lady Aston, perdóneme, estaba equivocado— contesto el mayordomo casi llorando. Camelia es una mujer exquisita, piel lechosa, labios rojos, y ojos verdes, lo único que macha su perfección es su carácter malvado y caprichoso, haciendo que todos los que estén por debajo de ella le tema, e incluso sus padres, ya que cuando quiere puede ser terriblemente cruel.
Sebastián estaba desesperado por remediar el error, el silencio de su ama era mucho mas peligroso que cuando estallaba en furia.
—Sebastián, deshazte de todos los que participaron en el secuestro y mata a Lady Harlikc, después de todo nos puede descubrir. Así que quiero que todo quede como si nada hubiera sucedido y que la muerte de Lady Harlikc sea algún accidente— al termina de hablar, llegan dos hombres agitados a la habitación.
—Lady Aston, la mujer ha escapado— dijo uno de los hombres.
—¿Qué me estás diciendo?— una corriente fría se formo en la habitación, los cuatro guardias y el mayordomo temblaban ante la mirada asesina de la mujer.
—¿La mansión del Duque Aston les paga por nada? ¿Son tan inútiles?
Los cinco hombres se arrodillan rogando clemencia a su señora. —Porque se quedan aquí como estúpidos y no la están buscando ¡Fuera!— grita echándolos de la habitación. En su mente maldecía a todos, especialmente a Dayana y Elena, ¿Porque se confundieron? Era un buen plan para deshacerse de la perra Dumott, la hija de un simple vizconde queriendo comer carne de cisne de su alteza real.
Casi entrando al bosque, Elena logra escuchar el sonido de los perros. Como había predicho, se dieron cuenta y soltaron a los perros rastreadores, tenia que darse prisa, quería vivir y no morir en el primer capitulo del libro. Estaba deprimida por la injusticia de su vida, no hizo nada malo y moría a la edad de 17 años cuando apenas había realizado su debut social. Aunque desde su infancia estuvo enamorada de su mejor amigo el príncipe Dominic, este simplemente era un amor unilateral debido a Dayana, pero al menos ansiaba conocer otros hombres y quizás así poder enamorarse y olvidarse de esos sentimientos inútiles que simplemente la llevaron a la muerte en la historia.