El engaño de la rosa

Capitulo 11

Al día siguiente Elena decidió descansar de las labores que ejercía en la oficina, debido a la ausencia de su padre la carga laboral había aumentado, cada año el duque actual hace una visita por todo el territorio que está bajo el gobierno del ducado. Aunque Elena comenzó ayudar con los documentos que mandaba cada responsable de zona, no era lo mismo que corroborarlo en persona, normalmente se pueden enviar emisarios para la inspección, pero al Duque le gustaba verlo por si mismo.

Tomándose el día libre Elena paseo por el jardín principal, el aroma de los tulipanes impregnaba todo el lugar, recordándole a su difunta madre,

Como a su madre, su flor preferida era el tulipán.

Sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa, y su estado de ánimo era bueno.

Cuando se acerco a las flores, del matorral salió el pequeño cachorro que le había dado a su hermano.

—Hola pequeña cosa peluda.

El cachorro meneo su cola y Elena acaricio su cabeza.

—¿Dónde estará mi hermano?

Se pregunto en ese momento y el cachorro ladro como si pudiera entenderle.

—¿Sabes dónde está?

El pequeño cachorro ladro nuevamente y empezó a caminar, giro su cabecita para ver a Elena, y al ver como el perro quería guiarla le siguió.

Camino hasta llegar al pequeño invernadero, el cachorro se detuvo en la puerta, Elena la empujo y entro en silencio.

En el centro del jardín un niño pequeño se encontraba de pie dibujando, estaba sumergido en la pintura que no se dio cuenta de los pasos que se acercaban a él.

A medida que se acercaba pudo notar los trazos en el cuadro, cada color era muy expresivo y las flores pintadas eran muy vividas. En el cuadro el verde se escondía en un mar de rosas rojas, y en el centro una delicada rosa blanca donde una mariposa dorada descansaba.

El niño noto que alguien estaba detrás de él, se giró y grito sorprendido.

—¡Hermana!

El pequeño Estefan se sonrojo al ver a su hermana, noto que miraba su pintura y se puso nervioso.

—Es hermoso.

Los ojos inocentes del niño se iluminaron —¿De verdad? — estaba emocionado, era la primera vez que su hermana miraba sus pinturas, por lo general ella nunca le prestaba atención porque pasaba en el palacio con Dayana y el príncipe Dominic. Afortunadamente su hermana había reflexionado y no se relacionaba tanto con esas dos personas.

—Si, de verdad. Me gusta mucho tu pintura, yo no sabía…

Sintió un poco de pesar, cuando se entero de la verdad, vio como había dejado a un lado el amor de su familia por una persona falsa que solo le dio la muerte.

Mientras más pensaba más lo lamentaba.

—Hermana, pero yo tampoco te lo había dicho — Estefan vio el aspecto lamentable de su hermana — ¿Quieres pintar conmigo?

—No, sabes que no tengo talento para la pintura. Pero ya que te encontré deberíamos ir de paseo.

Al escuchar a su hermana el niño se sintió feliz, las oportunidades de salir con ella habían disminuido anteriormente, así que saber que Elena quería pasar la tarde con él le emocionaba.

—¿En serio?

Se quito el delantal y tomo de inmediato las manos de su hermana para salir del invernadero.

—Estefan, ¿Vas a salir así?

Elena sonrió y le paso el dedo por la punta de la nariz, luego le mostro el color verde en su dedo y el niño se ruborizo.

—Ya me cambio.

Salió huyendo con la cara roja evitando que su hermana lo notara.

Elena se rio a carcajadas por lo lindo que era su hermano, como un cachorrito pequeño feliz cuando su amo le da un premio.

Una hora mas tarde Elena y Estefan se encontraban paseando por las calles de la capital, el centro se encontraba muy animado, varios negocios estaban llenos. A lo lejos vislumbro un puesto de pasteles, guio a su hermano hasta el puesto.

Había una pequeña vitrina con pequeños pastelillos caseros de diferentes sabores. Como amantes de los dulces lo ojos de ambos se iluminaron y no pudieron evitar codiciar los deliciosos pasteles.

—Nos das dos pasteles de cada uno por favor.

La señora regordeta emocionada por su venta empaco los pastelillos en una bolsa y se lo entrego a la pareja de hermanos. Del monedero saca cuatro dins y cinco denes, el cual era la moneda de Luxuan.

Ambos paseaban bajo la protección de sus caballeros, mientras caminaba Elena estudiaba cada uno de los negocios recordando cuales serán potenciales mas adelante y así hacer crecer la fortuna familiar.

De la nada Elena es golpeada por alguien.

—Lo siento, no fue mi intención.

Uno de los caballeros agarro al hombre, este al verse retenido empezó a entrar en pánico.

—Suéltenlo, después de todo fue sin querer.

—¡Pero princesa! — exclamo un uno de los caballeros inconforme con las palabras de Elena.




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