El engaño de la rosa

Capitulo 17

Diversos rumores recorrían toda la capital, algunas mujeres suspiraban por la historia de amor del tercer príncipe y la pequeña noble caída, otras estaban enojadas porque Dayana no merecía ser la acompañante del príncipe, mucho menos su amor.

Los que estaban a favor eran las personas que no eran nobles, debido a que esto mostraba que para el príncipe imperial el estatus no era importante, ganándose el favor de muchas personas, pero la inconformidad de los nobles y la burla de sus dos hermanos mayores.

El nombre de Elena se hizo conocido como la tercera persona en la relación entre los amantes. El rumor salió unos días después del anuncio de la acompañante del príncipe, el origen de la información era desconocido y Elena sospechaba de su ex mejor amiga.

Siempre siendo la víctima y vendiéndose a sí misma como buena y lamentable.

En el palacio la emperatriz estaba llena de ira.

—¿Quieres arruinarte?

Dominic se sentía incomodo y no sabía cómo aplacar a su madre, como hijo favorito esperaba que ella lo apoyara en todo.

—Madre, me he ganado el favor del pueblo.

Demetria no sabía dónde su hijo había perdido la cabeza, siempre pensó que estaría con la princesa Harlikc o Aston, eran las más adecuadas para él, en su lucha para ganar el trono.

—El favor del pueblo es bueno, pero has pensado en el enojo de los nobles. ¿Crees que algún duque te apoyara? Las únicas casas ducales las cuales te apoyarían las has dejado atrás por esa niña que no tiene nada más que su rostro.

Dominic estaba frustrado con su madre: — Madre, debes de creer en mí. Tengo a las dos princesas bajo mi palma, han estado enamoradas de mí, es obvio que me van a apoyar.

No podía creer lo que escuchaba, su hijo no sabía que el corazón de una mujer lastimada se puede volver cruel.

—Debes de tener cuidado, no debes de confiar en el amor de una mujer. Además, aún hay tiempo para que dejes a esa niña y te cases con alguien más beneficiosos, ya cuando seas emperador la puedes traer como amante o darle el puesto de una de las tres reinas.

Saliendo de la habitación de su madre, Dominic considero sus palabras, viéndolas viables, aunque deseaba que Dayana fuera su emperatriz, ahora solo era un príncipe y necesitaba apoyo. Aun así, iría con Dayana al baile, la noticia de que son amantes salió, pero solo eran amantes.

El día del baile de invierno llego. Distintas carrozas se trasportaban hacia el castillo, el evento era esperado. Entre lo más destacado aparte del romance del príncipe era la aparición del Archiduque. Nadie además de algunos miembros de la familia imperial conocía su rostro, solo los rumores de que era cruel y sanguinario hacían que muchas casas temblaran del miedo, pero para las jóvenes solteras el puesto de archiduquesa era demasiado tentador, así que la esperanza de poder entrar en sus ojos estaba arraigada en muchas de las damas presentes.

A medida que los carruajes llegaban, las personas eran guiadas hacia los diferentes salones dentro del palacio, cada uno reflejaba la majestuosidad de la familia imperial. Entre los salones se encontraba el salón Cristal donde el baile se llevaría a cabo, los otros salones eran el de banquete, y el de descanso, para que los nobles de todo el imperio disfrutaran de las comodidades del palacio. Los que llegaron temprano se dirigieron al banquete para entablar conexiones, normalmente eran las personas casadas y de mediana edad, los más jóvenes interesados solo en el baile llegarían antes de las diez de la noche, hora en que iniciaba el baile.

El cielo estaba completamente oscurecido, sentada en el carruaje Elena observaba como los carruajes de adelante pasaban la inspección para entrar al palacio, el ambiente era agradable y no estaba nerviosa de los comentarios que se podrían decir de ella en el baile por asistir sola y por su imagen de mujer abandonada.

Pronto llego su turno, los guardias revisaron el carruaje, y mostrando la invitación pudo pasar sin ningún inconveniente.

Ajusto su abrigo, y espero a que uno de sus caballeros abriera la puerta de su coche. Estiro su mano, el caballero le ayudo a bajar. Elena esbozo una pequeña sonrisa, es hora de su entrada en solitario. Subió los escalones recibiendo la mirada de otros nobles que también estaban entrando.

Los susurros llegaron a sus oídos.

“Es la princesa Harlikc”

“Dios mío, es verdad que vino sola”

“Es tan lamentable”

Algunos comentarios fueron burlescos y otros con lastima, Elena solo sonrió y retiro su abrigo para mostrar un exquisito vestido azul zafiro con pequeñas incrustaciones de diamante ceñidos es la parte superior de su escote en forma de corazón, las mujeres miraron el vestido con envidia.

Pronto entro al salón de baile sin acompañante, sonrió a varios rostros conocidos.

—Princesa Harlikc.

El rostro sonriente y seductor de una bella pelirroja apareció frente a ella.

—Princesa Aston, no nos hemos visto desde su fiesta de té.

Las sonrisas corteses estaban en el rostro de ambas.

—Veo que no trajo acompañante, quien diría que tu mejor amiga haría tal cosa.




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