El engaño de la rosa

Capitulo 18

La puerta principal se abre y todos se hacen aun lado, los tres príncipes entraron con sus respectivas parejas después de ser anunciados. Camelia estaba furiosa al ver como Dayana sostenía el brazo del príncipe.

Ese era su lugar, aunque anteriormente era secreta la relación siempre sintió que ella nunca seria capaz de salir a la luz, ni si quiera cuando se corrió la voz de que seria la acompañante, pero la realidad la golpeo al verlos felices, entrando triunfantes con una luz a su alrededor como si encajaran el uno para el otro.

Estaba llena de celos, a su lado miro las reacciones de Elena, pero no pudo notar ni una mueca, eso la lleno de ira.

Sintiendo la mirada la miro y sonrió.

—¿Piensas que se ven bien?, yo diría que están hechos a la medida.

Se alejo lentamente dejando atrás a una Camelia enojada, si ella desataba su ira y se arruinaba así misma en este momento, no se lo impedirá, es su elección.

Los príncipes fueron rodeados por los nobles mas importante, entre risas y comentarios halagadores el ambiente era adecuado para tener contacto cercano con la familia imperial y el próximo emperador.

Elena estaba junto a una columna observando la situación, debería acercarse a saludar debido a la etiqueta, pero esperaba el momento adecuado.

Respirando a profundidad sus pasos empezaron a moverse en dirección a los príncipes, a punto de llegar escucha las exclamaciones de alrededor.

“¿Quién es ese noble?”

“Es tan apuesto”

Todos se sorprendieron cuando escucharon el nombre del Archiduque Caín Edevane.

La misma Elena quedo aturdida, no por su belleza, sino porque fue el mismo hombre que le ayudo en el bosque, pensando en que era un simple caballero y no lo era, quería ocultarse ya mismo.

El Archiduque camino hasta donde estaban los tres príncipes y los saludo, luego sus ojos se encontraron y el primer príncipe desvió su atención a Elena.

—Princesa Harlikc.

Saliendo del aturdimiento se acercó.

—Un saludo a primer príncipe Alexander, al segundo príncipe Glisius, al tercer príncipe Dominic, y al archiduque Edevane.

El príncipe Alexander sonrió amablemente— A medida que crece la princesa se vuelve cada vez más hermosa.

—Su alteza no diga eso delante de las bellas acompañantes.

Dayana se mordió el labio observando a Elena, se veía deslumbrante, no como era antes y eso le molestaba.

—Elena yo…— su voz era lastimera, dando a entender que se sentía culpable por ser la acompañante de Dominic,

—Aunque sea acompañante del príncipe, hay que respetar la etiqueta y no avergonzarse así.

Fueron las palabras de Caín, Dayana se sintió avergonzada y molesta por ese hombre, aunque atractivo era grosero, Dominic sintió lo mismo, pero no le convenia molestar a el archiduque.

—Su gracia, es un poco incomodo, pero mi querida amiga es carente en muchas cosas y hoy esta acompañando al príncipe, no la avergoncemos más.

Las otras acompañantes rieron en voz baja al igual que los dos primeros príncipes, Dominic quería hacer que desapareciera.

—Es hora de abrir el baile.

Los príncipes se retiraron hacia el centro del salón, la música sonó y las tres parejas empezaron a danzar al compás de la musuca.

Después del primer baile las demás parejas se unieron al centro del gran salón, sin pareja Elena se quería retirar a tomar aire fresco hacia uno de los balcones, pero en ese momento una mano se extiende frente a ella, miro hacia la persona y para su sorpresa era el Archiduque.

—Princesa, me permite esta pieza.

Algo sorprendida Elena asintió tomando la mano ofrecida.

Lentamente fue guiada donde los demás bailaban, en ese momento se sintió enredada, incomoda porque lo confundió con un simple guerrero, y sorprendida porque el, no tenía pareja y decidió bailar con ella esta noche. No solo ella se sintió sorprendida, las personas que miraban lo estaban, el hombre tan atractivo y deseado por muchas después de los príncipes estaba bailando con la princesa abandonada.

Dayana que seguía bailando sintiéndose el centro del mundo se enojo cuando vio que otra persona le robo su momento. Al verlos bailar parecían brillar, como si este mundo fuera de ellos y los demás solo espectadores, pero no, ella era el centro y había trabajado duro todos estos años para ser la amada del príncipe y la mujer mas envidiada, solo ella lo merecía y no Elena, la mujer que mas odiaba y envidiaba por tener las cosas que siempre había deseado.

Sostenida en los brazos del hombre mientras bailaba escucho la voz magnética del hombre.

—¿Incomoda?

Lo pensó por un momento y respondió “Mmh”

—No esperaba que usted fuese el archiduque.

Levanto su rostro encontrándose con esos ojos color obsidiana, bajo su mirada un poco nerviosa, el hombre frio y despiadado estaba bailando con ella, algo que no estaba en la historia, una persona con la cual nunca tendría contacto la ha salvado de situaciones problemáticas dos veces.




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