El engaño de la rosa

Capitulo 22

Después de su llegada Elena logro descansar según lo planeado, la habitación donde se alojaba era cómoda y elegante, no tan grande como la suya en la capital, pero si lo suficiente para satisfacer sus necesidades, en la cena la comida fue suntuosa y abundante.

El conde estuvo hablando sobre como el condado había crecido antes del brote, pero después de inicio muchos negocios cerraron y muchas personas migraron por temor a contagiarse.

Eso ultimo era lo esperado, ir debilitando lentamente el ducado por diferentes lados para luego dar el golpe final. Pero eso no sucederá, porque cuando eso sucedió no estaba y ahora ya ha quitado su apoyo hacia el tercer príncipe.  Al día siguiente lo primero que hizo Elena es inspeccionar la situación real visitando el pueblo y hacer un estimado de las perdidas. En compañía de Sir Connor realizo el recorrido.

—El doctor Jhon establecido un pequeño campamento a las afueras del pueblo donde están tratando a las personas enfermas. Afortunadamente llegamos a tiempo y pudimos evitar que se corriera el pavor a los pueblos y ciudades cercanas.

Comentaba Connor mientras observaba a la princesa fruncir el ceño, admiraba a la mujer que estaba a su lado, si no fuera por ella quizás el problema habría crecido, cuando se enteraron de la noticia de los brotes de una enfermedad contagiosa estaba preocupado porque el Duque no se encontraba actualmente en la mansión, y no sabía si la princesa que siempre ha sido mimada y delicada podría salir de la situación. Para su sorpresa supo actuar, se evitaron muertes y las pérdidas fueron mínimas comparado a lo que había pensado.

Elena que atentamente escuchaba el informe, no sabia que el hombre a su lado estaba lleno de admiración devota hacia ella.

—Tienes razón, afortunadamente llegamos a tiempo. De todos modos, no hay que ser descuidarse— deteniéndose, observa la poca actividad en el lugar donde se debería estar comercializando todo. Pensando en sus adentros que esto mejoraría ahora que se termine de controlar el brote le hacía sentir alivio— Connor vamos por unos caballos hacia el campamento donde se encuentra el doctor.

—Señorita es más cómodo que vaya en carruaje— trato de persuadir a la princesa, así evitar que se cansara en el camino.

—No, el caballo es mas adecuado. Solo vamos los dos.

Como vio que solo podía seguir ordenes, la llevo donde se encontraba el carruaje con los caballos y los ajusto para que pudieran ser montados por ellos.

Con los caballos listos Elena partido hacia el campamento. En el camino se encontraron con un grupo inesperado. Sorprendida observo al hombre que bailo con ella en el baile de invierno, estaba acompañado por sus caballeros y vestían de civiles, si no conociera su rostro solo pensaría que son algún grupo de mercenarios que rondaban por el lugar.

Por el otro lado, Caín estaba gratamente sorprendido. Después del baile se había enterado de la situación del ducado, aunque no tenia nada que ver con él, decidió ayudar en silencio, todo por la mujer que tenia en frente. Si le preguntaran el porqué, no sabría que responder.

—Nos encontramos nuevamente Archiduque— viendo al hombre tenia el presentimiento de que no era casualidad su presencia en este lugar. El brote fue hace unos días y la noticia no debería ser conocida por las personas todas las personas de la capital, y menos el hombre que tenia en frente, a menos que se hubiera enterado accidentalmente o tiene que ver con lo que esta pasando actualmente. Sintió un poco de desconfianza, pero aun así opto por ser amable con él.

—Parece que últimamente estamos destinados a vernos— contesto con tanta tranquilidad que ella no pudo descifrar nada en sus palabras y parecía que todo era simple casualidad.

—Eso parece, aunque no se porque el Archiduque se encuentra en mi territorio. Pero ya que está aquí, le ofrezco mi ayuda.

Caín podía notar que la pequeña mujer parecía desconfiar de él, era algo normal en la situación actual, pero no le molestaba. —Ya que la princesa me ofrece su ayuda estoy dispuesto aceptarla.

—Eso es bueno, entonces nos vemos en la casa del Conde Raggel.

Al terminar de hablar inmediatamente quiso irse, pero el hombre la detuvo colocándose frente a ella con su caballo.

—Archiduque ¿Necesita algo más?

—Solo me pregunto si podría acompañarle.

Observo con cautela al hombre de ojos obsidianas, aunque no confiaba por completo en su persona debido al libro, por dentro sentía que no era malo negarse.

—Está bien, puede acompañarnos.

Ambos guardaron silencio en el camino, pero Zyro observaba a su joven amo con profundidad, sabía bien la situación del condado y vinieron con urgencia a ayudar a la princesa facilitando la información a los caballeros sin que se dieran cuenta. Su jefe no era una persona magnánima, al contrario, era completamente desinteresado por la vida de los demás, pero desde que se encontró con la princesa Harlick se ha comportado un poco extraño.

Cain que estaba cabalgando en silencio noto que alguien lo observaba, así que giro la cabeza en dirección de la mirada y se topo con su ayudante, este se estremeció y cambio su mirada con temor al que archiduque se desquitara con el mas tarde en el entrenamiento diario.




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