El engaño de la rosa

Capitulo 23

Después de la última conversación solo se escucharon los casquillos de los caballos contra el suelo hasta llegar al campamento donde se estaban recuperando las personas contagiadas.

El campamento estaba conformado por grandes tiendas donde las personas se alojaban, algunas personas caminaban de una tienda a otra, y pocos se habían percatado de la llegada de nuevas personas.

Una de las personas que se había dado cuenta de los recién llegados se acerco a ellos con cautela, aunque los vestuarios de las personas eran sencillos, el aura de nobleza desbordaba de sus gestos y apariencia. Al verlos supuso que buscaban al doctor, muchas personas de dinero venían a contratar al doctor para que fuera a sus mansiones, pero este terminaba negándose asistir diciendo que deberían de traer a la persona enferma a este lugar si querían ser atendidos. La actitud del doctor había ganado los corazones de la gente pobre, ya que no distinguía de personas con dinero o sin dinero.

Teniendo presente esos pensamientos abordo a los recién llegados con cautela, primero debía averiguar que querían y si esto afectaba al campamento.

—Sean bienvenidos todos, este es el campamento de afectados por la enfermedad ¿Algún enfermo con ustedes? — observo la tez de las personas presentes, pero parecía estar todo bien, entonces la suposición de que querían que el doctor se fuera con ellos se hizo más fuerte.

—No, estamos buscando al doctor Jhon —hablo Connor en ese momento. Cuando el hombre los iba a rechazar en ese momento otra persona interrumpe.

—Princesa, general…

Corriendo hacia ellos el doctor Jhon se veía emocionado.

—¿Qué haces perdiendo el tiempo? Es nuestra princesa, la hija del duque Harlikc que vino aquí — le explica en tono de regaño al hombre, en ese momento se asustó.

—Mi señora, lo siento mucho. Solo pensé que era de otras familias ricas que querían llevarse al doctor.

Elena observo con calma al hombre de apariencia honesta, ella solo le sonrió y le tranquilizo.

—No te preocupes, venimos de incognito y no nos presentamos.

Caín que estaba aun lado observaba el campamento, estaba enterado de lugar mas no lo había visitado debido a que se concentro mas en los culpables. Sus ojos se dirigieron hacia la pequeña mujer que estaba al frente de todos con admiración, ella pensó rápido al saber de la enfermad y se dio cuenta que hasta sin su ayuda ella habría podido dar con los culpables también.

El doctor Jhon llevo rápidamente al grupo hacia la tienda principal, allí ofreció agua y algunos alimentos mientras contaba lo afortunados que eran todos de poder llegar a tiempo y no hacer crecer el pánico a zonas cercanas.

Elena estaba aliviada al ver todo con sus propios ojos, con esto decidió quedarse unos días mas en el condado organizando algunos problemas.

Esa noche se quedo en el campamento, al igual que todo el grupo.

En la tienda donde se alojó, Elena no podía conciliar el sueño, cada vez que se dormía despertaba asustada con las cosas malas que supo que podrían pasarle a su familia con su muerte, así que para calmarse decidió dar un paseo.

La noche era fresca y tranquila, el cielo estaba despejado y mientras caminaba contemplaba las estrellas sin percatarse de que alguien se acercaba y la observaba. Elena que se encontraba distraída termina chocando contra un cuerpo sólido, justo cuando pensó que caería al suelo es sostenida.

—La princesa cada vez que se encuentra conmigo termina cayendo en mis brazos.

Avergonzada por sus palabras y su propia torpeza Elena lo empujo tratando de apartarse.

—¿Quieres caer al suelo? — la interroga con curiosidad aun sosteniéndola en sus brazos.

—Yo no…

Muerde sus labios con torpeza mientras aparta la mirada, Caín observa cada uno de sus gestos y sus labios trataron de curvarse en una sonrisa, la mujercita en sus brazos era linda, una descripción que nunca había pensado de algo y menos de una mujer, como hombre fuerte y cruel, verla a ella de ese modo le daba nuevas sensaciones y experiencias.

—Ya estoy bien, no me voy a caer. Me puedes soltar.

Trato de mantenerse calmada, aunque su corazón latía con fuerza, aunque sus palabras sonaron como indirecta, la voz del hombre era fría y tranquila, estaba avergonzada, y quizás lo malinterpretaba, un hombre con su fama no coquetearía con ella, todas las veces has sido un simple accidente, ella tampoco quiere llegar al puesto de archiduquesa, nunca lo ha pensado, y mucho menos después de saber todo.




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