El engaño de la rosa

Capitulo 25

Elena paso el resto del día ayudando a los pacientes, al anochecer regreso a la mansión donde se alojaba. En ese mismo regreso los caminos de Caín y Elena tomaron rumbos diferentes.

Después de una cena ostentosa se dirigió a los calabozos para ver al Barón Roen. El lugar era oscuro, húmedo, y mohoso. El hombre causante del incidente se encontraba detrás de las rejas metálicas, su aspecto era demacrado, el barón nunca pensó que su plan seria descubierto, su idea era culpar al conde y así tomar el poder de condado de manera recta apelando al ducado, infiltrándose por completo como hombre del primer príncipe.   

A pesar de saber la historia, Elena no podía entender por qué el Barón Roen traicionaría a su padre, un hombre conocido por su deber de justicia y bondad en todo el reino, digno del respeto de todos los nobles e incluso el rey, pero la sed de poder y la lucha del trono por parte de los príncipes no tenia piedad ni misericordia por nadie, y mas si el lado de apoyo era fuerte.

Viendo el estado del hombre, Elena negó con la cabeza.

—El poder te ha cegado mordiendo la mano que te alimenta, mira como has terminado ¿Crees que alguien te salvara?

Roen observo a la princesa, vio en sus ojos un poco de lastima hacia él, no pudo evitar burlarse de si mismo, pero ya se había equivocado, pero no podía traicionar al príncipe o toda su familia podría morir, al menos al ser descubierto por el ducado solo el seria castigado, y aunque los miembros de su familia perderían el titulo y las propiedades al menos estarían vivos.

Al ver la mirada del hombre la conjetura en su corazón se hizo cada vez mas cierta, los enemigos no son solamente los que la llevaron a morir, sino también los otros príncipes, por el momento no sabia cual de ellos fue, y al ver al Barón dedujo que este no le diría, pero al menos quería verle e intentarlo.

Viendo que la princesa lo miraba esperando una respuesta el negó con la cabeza, solo tenia que esperar su condena, ¿esperar misericordia? No era una posibilidad para por ninguna de las partes.

—Viendo que lo sabes, debes de asumir las consecuencias.

Terminando de hablar dio media vuelta y salió del calabozo dejando al hombre en un estado lamentable.

Al llegar a su habitación se lanzo al colchón cansada, el día había sido agotador y pronto regresaría a la capital donde le esperaba descubrir cuál de los príncipes fue quien ataco el ducado.

 

Mientras Elena descansaba en la capital su nombre sonaba en la capital debido a la buena labor que había ejercido en el condado Wliston logrando controlar el brote epidémico. Los elogios lograron apagar los chismes sobre lo cruel que era con la amiga de la infancia por culpa de hombre.

Dayana estaba furiosa, había trabajado duro para dañar la imagen de Elena, pero al parecer alguien la estaba ayudando en su ausencia, y ahora prácticamente nadie recordaba lo anterior.

Se mordió las uñas con nerviosismos, las cosas no deberían ser así, Elena debería seguir siendo buena con ella, pero si no era Dominic la causa de su lejanía ¿entonces que era?

Los nervios se apoderaban cada vez mas de ella, debido a tanto escandalo Dominic estaba distanciado de ella debido a la emperatriz.

Sabia que el amor de Dominic por ella era real, ¿Pero quien era ella? Solo la hija de un pobre vizconde que vive de la caridad del Duque Harlikc debido a la amistad entre ambos hombres. Pero eso solo la hacía más lamentable, no había posibilidad de ser candidata a princesa y menos de ser emperatriz, a menos que hiciera cosas notables y así poder ser digna de que la madre de Dominic le acepte.

Siempre supo que las candidatas a novia elegible para Dominic eran Elena y Camelia, al menos la princesa Aston no era una amenaza debido a su mala reputación, pero Elena siempre fue notoria, aunque aburrida, al menos su imagen siempre fue inmaculada, y a pesar de los rumores que han aparecido estos se van limpiando como si tuviera un halo que le diera buena suerte, una suerte que ella debería tener.

Si Elena supiera los pensamientos de Dayana se burlaría del supuesto halo de buena suerte, ella no era la protagonista, este mundo es de Dayana, pero lastimosamente se ha alterado debido aun eslabón que despertó de las líneas que rigen el mundo.

Días después del viaje Elena volvió a la capital.

Llegando a la mansión su padre la recibió con los brazos abiertos en la entrada de su hogar, al verlo sus ojos se enrojecieron y salió corriendo hasta llegar a sus brazos, solo ella misma sabia cuanto extrañaba a su padre y lo duro que fue llevar esta situación en su ausencia.

El Duque abrazo a su pequeña hija y acaricio su espalda.

—Papá está en casa, sé que fue difícil para ti esto, pero estoy orgulloso de ti y todo el imperio lo sabe.

Elena que escucho lo ultimo alzo su pequeño rostro y miro confundida a su padre. —¿El imperio lo sabe?

Pregunto incrédula, no se debería saber nada porque no ha informado nada, y apenas acaba de regresar, a menos que…

En ese momento el rostro y unos ojos de color obsidiana vinieron a su mente.

¿El archiduque Caín?

No debería ser, ese hombre no es ese tipo de persona.




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