César
— ¿pasarás culpándote toda la vida?
Levanté la mirada y León me observaba con el ceño fruncido.
— no fue tu culpa el accidente, el tipo se les vino encima por venir borracho.
— Ella... murió — pasé la mano por mi cabello.
— lo sé César, pero no es tu culpa, es la del tipo borracho. No había forma que se salvará Xilonem y su bebé, fue de su lado donde el auto se estrelló, aun no entiendo cómo ella hizo para sacarlos, estaba muy mal herida.
— porque ella era así, lo daba todo por los demás.
León se sentó junto a mí.
— César, da gracias porque tu mujer e hijo están bien.
Dejé que las lágrimas salieran libremente, me dolía el alma al saber que ella ya no estaba, ni mi hijo.
— es lamentable en la situación que conocimos a tu chica.
León se puso de pie y se acercó a su mini bar a servirse una copa.
— quién iba a decir que la chica que causó la separación familiar era la que iba a darle un motivo de alegría a papá.
— ella no fue la causante, fue el maldito orgullo de que un Amoretti se dignara a fijarse en alguien de clase social inferior.
León se encogió de hombros y bebió de su tragó.
— somos una familia muy antigua César, no es nuestra culpa haber nacido en cuna de oro.
Sonreí con burla.
— ¿y de qué sirve? Tú estás solo sin el amor... — León me interrumpió.
— ¿crees que muero por eso? Una mujer dispuesta en mi cama me hace feliz, no necesito más, pero no entiendo por qué llegamos a esta plática, deberías sentirte bien al saber que tu mujer es aceptada por papá y la familia.
— La aceptan sólo porque lleva un bebé... un Amoretti — apreté los dientes con furia, amaba al viejo aunque por años pasamos en pleitos porque yo no hacia distinciones sociales, estudie en los mejores colegios, en la mejor universidad, crecí escuchando acerca del orgullo que debía de sentir por pertenecer a una familia italiana muy antigua y poderosa. Cuando conocí a Lana, me di cuenta que en el amor no existía clases sociales, ella era una chica feliz, risueña, llena de vida y muy agradecida ya que nació en un hogar pobre, donde predominaba la droga, el hambre, el licor. Sus padres el dinero que conseguían lo usaban para drogarse y beber, no se tomaban la molestia de pensar en su pequeña hija. Las autoridades al ver la vida deplorable que ella llevaba, la sacaron de esa casa y la instalaron en una casa de acogida, ahí creció con limitaciones pero el alimento no faltaba en su mesa. Cuando salió de la casa de acogida para hacer su vida, conoció a Consuelo la dueña de una casa de modas y le propuso que ella fuera la modelo de sus creaciones, así la conocí, una noche que acompañé a la chica con la que estaba saliendo, Lana salió a la pasarela, ataviada con un hermoso vestido rojo, su cabello rubio suelto.
Me quedé sin aliento al verla, su rostro lleno de inocencia. Se podría decir que me enamoré a primera vista. Empecé a enviarle flores, invitaciones a cenar y ella las declinaba todas, hasta que un día la espere afuera de la tienda, no le di la oportunidad de rechazarme, esa noche me di cuenta que no sólo era bella por fuera, también lo era como persona.
Mi familia cuando se enteró que salía con una modelo de una tienda de modas, sin familia, me exigió que la dejará, que nuestra familia no debía tener un escándalo o una mancha en tan magnífico árbol genealógico, eso provocó que me separará de ellos y hasta que papá enfermo del corazón, se pusieron en contacto conmigo para hacer las paces y por ende aceptar a Lana por que llevaba a un Amoretti en su vientre... pero ella ya no estaba, ni mi hijo.
Tía Mercedes cuando desperté me anuncio que mi mujer e hijo habían sobrevivido pero Lana estaba en coma, me desconecte de las guías y me fui a verla... mi corazón se rompió al darme cuenta que no era Lana quien había sobrevivido, era la chica que habíamos recogido esa noche, me derrumbe y el llanto no me dejaba decir que ella no era Lana... mi Lana. Me sedaron y así me mantuvieron cuando al fin pude estar tranquilo, ya era demasiado tarde... Raúl Amoretti estaba ansioso por el nacimiento de su nieto y eso lo estaba ayudando a mejorar un poco.
Así que la chica que recogí esa noche estaba ocupando el lugar de Lana...
— No entiendo tu actitud — León se paseaba por la sala — estas demacrado, no comes y sólo una vez has ido a ver a tu mujer ¿habían problemas en el paraíso?
Editado: 30.04.2018