El Engaño [saga Italianos #1]

Capitulo 23

Xilonem

— bella — César se acerca y busca a tocar mi mano, no permito que me toque.

— dime César, ¿Quién rayos soy yo? Me llamas Lana pero veo está identificación que no es mía!

Él pega su espalda en la pared y lo veo sujetar su cabeza con ambas manos.

— ¡dime! — las lágrimas ya están saliendo sin parar, pasó el dorso de mi mano por mis labios — ¿Quién soy?

— eres... — César no levanta la mirada, su cuerpo empieza a descender lentamente hacia el suelo — Xi... — sacude su cabeza — Xilonem.

Me he quedado inmóvil, me giró y pegó mi frente en la pared, esto debe ser una pesadilla... no es verdad.

— ¿ Xilonem?... ¿qué pasó César? — tengo apretado los labios, ahogando un grito de dolor.

— la noche del accidente, las confundieron... — me giró y lo veo con la cabeza entre sus manos, su voz es entrecortada.

— ¿no pudiste aclararlo? — he subido el tono de la voz.

— yo... cuando me di cuenta de la confusión... ya era demasiado tarde — niego.

— ¡por Dios! — lo miró — ¿Rafaello?— César levanta el rostro.

— La... Xilonem — seca su mejilla.

— ¿no es tu hijo verdad? — las lágrimas siguen saliendo — por siete meses he estado viviendo una vida que no es mía — doy un golpe en la pared — el padre de mi hijo debe estar buscandonos, creyendome muerta ¿cómo pudiste hacer esto?

César se ha puesto de pie y se acerca pero eludo su cercanía,  me he hecho al otro extremo del vestidor.

— la noche que te encontramos, ibas deambulando por la calle con tu maleta ¡estabas sola!.

— ¿cómo creerte? ¡Me has llamado por un nombre que no es el mio, me has hecho creer que mi hijo es tuyo!

— escúchame... — niego.

— ¡no quiero escuchar más! — caminé hacia la habitación — no sé si soy casada, Dios mio ¿que me has hecho César?

— no eres casada — me giró y veo la aflicción en su rostro — yo no soy ruin para convertirte en una adúltera.

— ¿sabes quien es el padre de Rafaello? — lo veo negar y apretar sus manos en un puño.

— es mi hijo.

— ¡no lo es! ¡ahora entiendo por que no lo habías registrado como tu hijo!

— ¡es mi hijo! ¿sabes por qué no lo había registrado? No me parecía justo para ti que apareciera el nombre de Lana como su madre, cuando el niño es tuyo.

Me deje caer sobre la cama y tapé mi rostro con mis manos.

— ¡voy a marcharme! ¡no confío en ti, en tus palabras! Ibas a casarte conmigo con un nombre falso, para que la boda no fuera real.

— es con Xilonem con quién iba a casarme, por eso la boda en latín.

Levantó el rostro, él está llorando.

— se que no tengo derecho a pedirtelo pero si te llevas a Rafaello de mi lado... me destruiras... él me ha ayudado para no sumirme más en la depresión por la pérdida de mi hijo.

Me he quedado en silencio... él había perdido a su hijo en el accidente...

— ¿por qué no decir la verdad?

— papá estaba muriendo, cuando la familia te confundió con ella, yo estaba mal por el accidente y tú en coma, el día que fui a verte... me di cuenta que no eras Lana... el dolor me dominó por su pérdida — desvió la mirada, me dolía saber que él no me amaba a mi — tuve un colapso nervioso, me mantuvieron sedado por unos días, cuando me sentí un poco mejor... papá ya manejaba que nacería el bebé... eso le trajo alegría y un motivo para luchar por su vida.

Cierro los ojos, desearía que al abrirlos esto fuera una pesadilla.

Secó mis ojos al escuchar que tocan la puerta, César me observa y me deja ir al cuarto de baño a lavar mi rostro, cuando salgo doña Mercedes está ahí, si notó que ambos teníamos los ojos rojos e hinchados no dijo nada.

— querida, es Raúl — pasó la lengua por mis labios, ya le tenía cariño.

— ¿él...está bien? — ella sonríe.

— discúlpame Lana — me tenso al escuchar ese nombre — lo que pasa que ese viejo tonto piensa que te has olvidado de él, se ha acostumbrado verte todos los días.

Desvió la mirada... don Raúl Amoretti, si la verdad se descubría él podría salir muy afectado en está historia...

— ¿qué ha dicho el médico?

— está bien, salvo que no debe tener emociones fuertes, su corazón está muy débil — me atrevo a mirar a César, su rostro está pálido aún, las líneas de preocupación son muy profundas en este momento.

— yo... — para bien o para mal, está familia me había hecho sentir bienvenida a pesar de todos sus prejuicios... Los habían hecho a un lado — iré más tarde a verlo.



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En el texto hay: mentiras, romance, amor

Editado: 30.04.2018

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