El enigma de la Quimera [libro 1]

Quimera: Los mundos de los sueños

Memorias de la Soñadora J. Darmy. Año 503 Después del Gran Despertar:

Los humanos nacemos soñando. Llegamos a este mundo con los ojos cerrados y los abrimos para poder conocer este plano material en el cual nacimos.

Infortunadamente, por mucho tiempo asociamos a los sueños al misticismo y muchos temas que le quitaban credibilidad a esta rama de la ciencia, por lo cual, la humanidad se desconectó por completo de la realidad de los sueños, a tal punto que la mayoría de los humanos no soñaban, y si lograban hacerlo, no le daban importancia a los mensajes que llegaban de estos mundos.

No fue hasta que se comprobó que el dormir era una parte vital de la humanidad que logró establecerse al soñar como una rama de la ciencia y así poder estudiar los sueños a fondo. De esta forma, se logró encontrar la puerta que nos conecta a las otras dimensiones y con ella todos los beneficios y avances para la humanidad.

Al momento de dormir todo ser viviente entra a otras dimensiones, pero los humanos somos una de las razas que más conciencia crea cuando sueña. Esto lo hemos llamado popularmente como “Sueños vívidos”, donde podemos tomar por completo dominio del lugar y situación en la que estemos en la dimensión, los cuales son otros sistemas solares a los que viajamos mientras dormimos.

Se ha normalizado que muchos humanos se vayan de paseo a cualquier parte del mundo por medio de la Quimera (así se les ha llamado a los mundos de sueños) o trabajar mientras se van a dormir. Si te gusta un auto que manejaste en X planeta, puedes pedir que te lo lleven hasta tu casa. Si conociste a una persona mientras dormías, puedes pedirle que se vean en un restaurante al despertar.

Pero lo más significativo de esto es que los humanos hemos podido encontrar esa otra parte que nos hacía falta. Pudimos entender por qué estamos aquí y lo importante que es mantener un balance entre nuestro espíritu y cuerpo.

Nuestro planeta ha cambiado para bien. Gracias a que nuestras almas pueden viajar por otros universos, logramos conocer cómo funcionan otras culturas no humanas y su desarrollo tecnológico, por lo cual, logramos dar con la cura a casi todas las enfermedades que tanto nos agobiaban. Pero lo más significativo: pudimos dar con la respuesta de cómo vivir cientos de años.

Para que la sociedad logre vivir tan cómodamente y disfrute de sus viajes mientras duermen, el primer soñador Bryan Domán creó a una subsociedad: los Soñadores Oficiales. Son personas que se entrenan en academias para que logren cuidar y preservar el control en la Quimera. Con el pasar de los cientos de años, la sociedad de soñadores ha creado un gran poder, conformándose como la élite entre los humanos. Se es bien sabido que, si hay un soñador dentro de una familia, se ha logrado llegar a la cúspide del prestigio social.

Se entrenan a los niños en escuelas especializadas para soñadores antes de hacer el examen de admisión para las academias de soñadores. Y si el niño contó con la suerte de nacer dentro de una familia de cuidadores pediátricos o de soñadores, se lo podrá llevar con las Amantis: las que crean a los grandes soñadores. La élite dentro de la élite.

La humanidad ya no necesita de poseer dinero, eso ya no ofrece poder ni prestigio. Actualmente los estratos sociales se dan dependiendo de la especialización que se tome una vez el niño abandone los hospitales pediátricos y se gradúe de la preparatoria. El gran consejo mundial le ofrece todo lo que necesite para que se prepare como persona en una universidad o academia. Sin embargo, el reto está en conseguir ese X trabajo en esa X especialización, pues la competencia es demasiado reñida.

En un mundo donde todos nacen con poder adquisitivo, donde todas las personas son altamente letradas y con títulos renombrados, se ha creado una jerarquía de quién es el que sabe más. Las reverencias a las personas que están por encima de otros es el pan de cada día. Porque el ser humano, aunque ha evolucionado, siempre querrá sentirse superior dentro de su misma raza.

Y ser Soñador Oficial es el cargo más codiciado. Codiciado porque es el más excluyente, así que, si se pertenece a la subsociedad, todos los comunes (como se le llaman a los no soñadores) deberán admitir que esa persona sí es especial.

He podido ver de cerca a muchas familias que se esfuerzan día a día en la gran y feroz competencia para poder obtener un puesto dentro de la tan prestigiosa élite de Soñadores Oficiales. Y cuando llega el único día del año donde se hace el examen de admisión en las academias, el planeta se detiene y millones de familias esperan impacientes en sus casas, a la espera que sus hijos vuelvan con la noticia de si fueron admitidos o no.

El silencio en las calles es casi palpable. Todos esperan saber quiénes fueron los privilegiados en ser admitidos dentro de la exclusiva sociedad.

Y yo, Jara Adelina Darmy, estoy justo adentro de la academia, sentada alrededor de la gran mesa redonda de madera, observando en la pantalla suspensora los nombres de los aspirantes a Soñadores Oficiales, rodando mi dedo por ellos, eligiendo quién es admitido y quién no. El futuro de esos jóvenes está en mis manos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.