Cuando el niño lo observó fijamente, sus ojos lo penetraban con intensidad, casi advirtiéndole que sabía quién era. Esto provocó en Marcow un escalofrío, ¿acaso lograba recordarlo? Era un bebé, ¡era imposible!
Intentó acercarse a él, tomarlo en brazos para así poder examinarlo, pero Adem le aventó una mano con fuerza, abofeteándolo.
Jara alejó al niño y con desesperación comenzó a disculparse. Pero Adem empezó a llorar con energia y balbuceaba que lo alejaran.
—¡No quiero verlo, no…! —gritaba. Abrazaba a Jara, por momentos temblaba y ocultaba su rostro en el pecho de la niña.
Frank le pidió a su hija que se llevara a Adem, ella aceptó y salió casi corriendo con él.
Antes de que Jara saliera de la sala privada, Marcow logró ver que el niño por un instante volteó a verlo y le mostró una mirada casi asesina.
Era la primera vez que el soñador veía un alma que nacía recordando su vida pasada. Entonces entendió que cometió su segunda gran equivocación: había labrado el camino para que Bryan Domán lograra nacer. Y lo recordaba, sabía que él fue el responsable de asesinar a su antigua prometida; era evidente que no lo quería cerca y que el odio que sentía por él trascendió la muerte.
Qué problema… ahora debía matar al bebé, no podía correr riesgos, tenía que eliminar aquel estorbo.
Actualidad: Tres semanas antes de la prueba anual de Soñadores Oficiales.
Las piernas de Loraine corrían a toda prisa, saltando los charcos de barro, intentando no resbalarse; su cabello rubio por momentos se le pegaba al rostro y le dificultaba ver. La lluvia arreciaba e impedía que pudiera respirar con facilidad. Intentaba no gritar, pero la muerte la perseguía, si daba un paso en falso, su vida iba a acabar. Nadie podría salvarla en el planeta Cerebro, porque esa era la cárcel de Marcow, era su territorio: su vida ya había acabado, él nada más estaba jugando con su presa.
Escuchó el eco profundo y desgarrador del Oscuro que la llamaba al fondo del bosque. Cada vez estaba más cerca.
Y su error fue alterarse e intentar mirar hacia atrás. Era la primera regla que enseñaban a los Cazadores de Sueños y acababa de desobedecerla.
Entonces, se tropezó con una raíz y cayó al suelo, rodando colina abajo, desgarrando su piel con las piedras y las raíces. Impactó contra una gran roca, recibiendo todo el golpe en el abdomen y entendió que era su fin.
Aunque intentó reincorporarse una vez pudo recuperar el aliento, aún seguía aturdida. Comenzó a hiperventilar. La lluvia le impedía reconocer las energías del bosque.
Intentó esconderse al cubrirse con su capa azul oscura cuando volvió a escuchar el tenebroso llanto del Oscuro que estaba en su búsqueda. Su mandíbula tiritaba del miedo. Apretó con fuerza los ojos e intentó no concentrarse en el dolor de su cuerpo magullado.
Y en un último acto de valentía, decidió activar el tatuaje de Cazadora de Sueños en su nuca. Aunque esto le informaría a Marcow dónde se encontraba, también le informaría a su escuadrón sobre la situación que estaba viviendo.
Al menos, su muerte no sería en vano.
En cuestión de segundos el Oscuro logró reconocer su energía y voló con decisión hacia la joven y atravesó su alma, haciendo que una luz azul clara saliera de su interior, para después ser consumida por el cosmos.
Marcow abrió los ojos precipitosamente y dio un salto del diván. Soltó un grito gutural, para después empezar a lanzar a la pared todo lo que estaba sobre una mesa suspensora: libros, vasos, platos y pantallas suspensoras que se rompían y el vidrio quedaba volando en el aire.
El joven Joshua observaba inmóvil en una esquina de la biblioteca. Por un instante cerró los ojos cuando una esquirla de una pantalla suspensora cortó un centímetro de piel de su mejilla derecha.
Marcow jadeaba y todo su rostro arrugado era salpicado de sudor.
—Maldita… Loraine… —gruñó entre dientes—. A último momento se le ocurrió activar el rastreo. —Volteó a ver a Joshua y lo señaló con el dedo índice derecho que le temblaba—. ¡Tú… maldita sea, te dije que le desactivaras los tatuajes escudo!
Joshua inspiró hondo y abrió los ojos. Marcow detestaba cuando su pupilo apagaba todas sus emociones, se le hacía casi imposible saber lo que estaba pensando.
—Mi señor, humildemente espero que logre entenderme —empezó a decir el joven y llevó una mano a su pecho—. Loraine era Cazadora de Sueños de primera línea, sabía manipular perfectamente los tatuajes escudo, aunque yo se los desactivara, ella sabría activarlos. —Aguardó unos segundos donde escuchó al anciano jadear—. Por eso le sugería que no la asesinara, pues ahora estaremos en la mira de los cazadores.
Marcow volvió a rugir y sus ojos se tornaron de un negro profundo.
—Mi señor, le ruego que se calme —pidió Joshua con tono tranquilo.
El viejo pasó las manos por su cabeza y después anduvo por la biblioteca como una bestia enjaulada.
—Haz que lleven el cuerpo de Loraine a un lugar donde no lo encuentren —ordenó—. Que lo incineren.
—Mi señor, eso únicamente hará que la investigación demore más, debemos entregarles a Loraine. Tenemos que darle de comer a los cazadores.