El enigma de la Quimera [libro 1]

Mente (parte 2)

—Necesitas descansar —informó el doctor a Jara—, a este paso, llegarás a un punto de no retorno. Necesitas descansar por una larga temporada sin controladores, te están envenenando.

Jara mostró una sonrisa y después negó levemente con la cabeza.

—Usted me está pidiendo que tome un descanso largo —Jara enfatizó en la última palabra—. ¿Es consciente que estamos en el inicio del nuevo ciclo escolar en el CCI? Soy quien capacita a los de primer año, lo que me pide es imposible.

—Jara, a este paso entrarás en un punto de no retorno —avisó el doctor con semblante serio—, tu cuerpo empezará a envenenarse de a poco con los controladores de sueños, morirás lentamente y de forma muy dolorosa. No hay cura en este momento para tratar el envenenamiento por material traído de la Quimera. En el año mueren cientos de personas por esta enfermedad que pudieron tratar a tiempo si tomaban sus precauciones y tú terminarás siendo una de ellas.

—Me necesitan en el trabajo. —Fue lo único que a Jara se le ocurrió decir.

—Y tu cuerpo también te necesita. Los desmayos, los vómitos de sangre, son alarmas que debes comenzar a escuchar con mucha seriedad.

El trabajo estaba matando a Jara, era bastante divertido si se veía desde el punto en que ella fue creada para ser experimento del CCI. Entonces, cuando vieran que ya no les sería de utilidad, buscarían un reemplazo que siguiera el experimento y a ella la enviarían a un lugar muy lejano, olvidándola y simplemente esperando a que muriera.

—A este paso, ¿cuánto tiempo de vida me queda? —preguntó Jara.

El doctor abrió los ojos con impresión sin poder creer que ella prefiriera morir antes que cuidar su salud.

—Si no te cuidas, posiblemente unos diez años —respondió—, pero no debes llegar a ese punto, Jara, ya hay profesionales de la salud en dimensiones de la Quimera creando una nueva tecnología que no envenene el cuerpo de los humanos. Lo único que tienes que hacer es cuidar tu salud, crear un equilibrio sano entre tu trabajo y tu cuerpo. Pide unas vacaciones, nunca las has pedido, así que habrás acumulado un largo tiempo que es tu derecho recibir, un aproximado de un año o dos serían perfectos para restaurar tu salud y que tu vida no peligre.

Jara sabía que el doctor no lo entendería, mucho menos podría contarle que ella era un experimento y por esta misma razón no tenía permitido salir de los límites del CCI para irse a descansar. Eran muy contadas las personas que sabían de dicho secreto.

En este mundo tan perfecto que se había creado aún existían esclavos y ella era uno de ellos.

Jara observó el paisaje urbano detrás del doctor, había una enorme pared de cristal que dejaba ver los altos edificios que hacían equilibrio con la naturaleza al tener balcones llenos de plantas y hasta árboles que crecían de sus paredes.

La joven le sonrió al doctor y después se levantó del sillón oscuro estilo clásico.

—Gracias por sus recomendaciones, doctor, las tendré en cuenta —dijo y después se marchó del consultorio.

Cuando Jara se sobreexcedía en el trabajo terminaba vomitando sangre, esto producía que los controladores conectados a su nuca botaran a su torrente sanguíneo una dosis de veneno que poco a poco le estaba destruyendo su organismo. “Envenenamiento por sueños lúcidos” así le habían apodado a la enfermedad del siglo, muchos sobrepasaban las horas de conexión en las dimensiones de la Quimera y morían envenenados. Al tratarse de tecnologías traídas de dimensiones no terrenales que eran utilizadas en un plano terrenal (el planeta Tierra), aún no se perfeccionaba la tecnología y mucho menos se tenía curas para las enfermedades que producía.

Mientras Jara salía del hospital y caminaba por las calles, vio a las personas ir y venir sonrientes con los controladores en sus nucas. Se sentía extraña al estar fuera del CCI en el plano terrenal, sobre todo siendo consciente que iba a morir en unos años, producto de su mismo trabajo.

Decirle a Jara que dejara de trabajar y se fuera a descansar era casi lo mismo como explicarle que ya no tenía motivo alguno para vivir. Ella era una máquina humana creada por científicos para experimentar con los límites de la naturaleza en contacto con las dimensiones descubiertas en el plano de la Quimera. En Jara ampliaron la capacidad mental y toda resistencia producida por el ser humano para entender cuáles eran los límites que debían respetar.

Iba a morir, lo haría siendo muy joven.

Lo peor que puede sucederle a un preadolescente es que en su primer día de academia tenga que estar al lado de esa persona a la que se le declaró y que lo rechazó. Si a eso se le suma un rostro lleno de acné, se tendrá a un jovencito inseguro y con ganas de no ir a ese primer día de clases.

Estuvo pensando en esos quince días que tuvo antes de comenzar las clases en el CCI el por qué Jara lo había rechazado de una forma tan grotesca, hiriéndolo con sus palabras. Finalmente, logró comprenderlo al recordar las palabras de su padre: vivían en mundos diferentes. Lo mejor para él era hacer una distancia prudente donde únicamente se hablarían por temas educativos. Sabía que en un inicio sería difícil, pero con el paso del tiempo iría acostumbrándose.

En los primeros días, al momento de irse a dormir lloraba hasta quedarse dormido, después, entre las celebraciones, el tema de la mudanza y las salidas con sus amigos fue reponiéndose.




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