El salón de reuniones de la organización Sombra se vistió de carmesí, con sus más de quinientos integrantes vestidos con capas del mismo color que les cubrían el rostro. El tapete beige de lana amortiguaba los pasos de los elegantes zapatos de cuero original.
Una única capa negra ondeaba a medida que avanzaba por el gran salón de luz cálida. El silencio llenó el lugar y el hombre se posó en el alto púlpito estilo antiguo, donde se quitó la capucha negra de su cabeza, dejando ver el rostro arrugado con gruesas gafas. Marcow limpió su garganta antes de hablar.
—Queridas Sombras, estamos hoy reunidos para recordar un día importante. —Hizo una pausa para observar a todos los presentes, dibujando una ladeada sonrisa—. Un día como hoy, hace casi veinte años nació la idea de una nueva raza de humanos. Humanos perfectos. Humanos capaces de llegar a la más alta evolución. Un día como hoy descubrí gracias a un experimento del cual todos tienen conocimiento que entre más sufre el humano, su esencia se vuelve más pura; logra mejor entendimiento, es más dócil y, lo más importante, la capacidad de su cerebro se expande. En la antigüedad los humanos éramos más resistentes, resilientes ante la adversidad, pero todo esto se ha perdido… —Soltó un suspiro—. El sufrimiento es una parte necesaria para la evolución humana, nos hace ser seres puros, tan indestructibles como una sombra.
Todos los integrantes comenzaron a aplaudir. Frente al púlpito un hombre fue traído encadenado y sin camisa, dejando a la vista las grandes cicatrices en su piel trigueña. Otro hombre, vestido con una capa gris y sosteniendo una larga vara metálica con púas se acercó e hizo que el encadenado se arrodillara, comenzando a azotarlo.
Los gritos del torturado se volvieron eco en el gran salón.
—Queridas Sombras, en este décimo noveno aniversario, recordemos el sufrimiento —siguió diciendo Marcow—, es el único camino que hay para llegar a ser puros. El sufrimiento es el camino hacia la evolución humana.
Un sirviente que también usaba capa le ofreció a Marcow una copa de vino que reposaba sobre una bandeja de plata. El anciano tomó la copa y la alzó mientras sostenía una gran sonrisa de regocijo.
Todos los allí presentes alzaron sus copas de vino. Los gritos y lamentos del torturado se hicieron más audibles, así mismo como los miles de ojos observaban su dolor con fascinación.
Estaban reunidos en la oficina de Jara en el día que a Adem le tocaba su primer entrenamiento con el capitán Yakov. Había tensión en el ambiente, natural en las reuniones donde Yakov asistía. Pero en esta residía más la presión al estar Yakov tan silencioso y con un rostro obvio de que no se sentía a gusto con la situación.
Le parecía una falta de respeto lo que pretendían hacer los estudiantes Adem y Lily al competir por puestos diferentes a los que se les había asignado. Sobre todo, se sentía disgustado con Lily, porque la creyó más obediente y, por lo informado por Jara, era la estudiante de último año quien había decidido no acatar su ascenso y prácticamente obligaba a Adem a tener que pasar por una presión por seis meses que seguramente no lograría soportar.
—Así que Adem, vas a aceptar pasar por el proceso de evaluación para ser asistente —dijo Yakov.
—Sí, señor —aceptó el joven. Aunque sabía que Yakov no estaba preguntando, sino afirmando.
—Y tú, Lily, lo ayudarás y a la vez te prepararás para pasar por el proceso y ser asistente de la señorita Jara —continuó Yakov.
—Sí, señor —aceptó la joven—. Lo haremos si usted nos da el permiso de hacerlo en un tiempo estipulado de seis meses para que Adem esté preparado.
Yakov volvió la mirada hacia Adem.
—Adem, ¿eres consciente que harás unos exámenes que tienen el nivel de un estudiante de último año y aun así muchos no logran pasar? —preguntó al jovencito que estaba sentado frente a él.
—Así es, señor —contestó Adem—. Soy totalmente consciente de esto, por lo mismo, pondré todo mi esfuerzo y mucho más para poder prepararme correctamente.
Ahí estaba otra vez esa respuesta llena de tanta firmeza, Yakov no sabía si asociarla a ingenuidad o era simplemente mucha seguridad en sí mismo. Sin embargo, el que hablara de esa forma le causaba mucha curiosidad de verlo triunfar o golpearse fuertemente con la realidad.
—¿Y dejarán los puestos vacantes mientras se preparan para los exámenes? —indagó, aunque ya sabía la respuesta, pero quería escucharlos, crear presión en los ingenuos estudiantes.
—No, señor —respondió Lily. Sin duda alguna era quien tenía el mando de la situación—. Adem y yo los asistiremos. Así Adem podrá aprender todo lo necesario estos meses de ambas partes y estar al día con las mentorías.
—Entonces, tanto Jara como yo tendremos dos asistentes —comentó Yakov.
El rostro de Lily palideció al haber entrado a una encrucijada y no supo qué responder.
—Capitán Yakov, con sumo respeto —intervino Adem—, esto será temporal. De esta forma tanto mi compañera Lily y yo no descuidaremos nuestras responsabilidades como aprendices, todo lo contrario, vamos a tomar clases mucho más intensivas para tener un mejor rendimiento académico. Además, aprenderemos a trabajar en equipo, un factor que es muy importante como Soñadores Oficiales.
“Es muy astuto con las palabras” pensó Jara, quien había permanecido en silencio todo este tiempo, analizando la situación y dejándola ser, a fin de cuentas, eran los propios estudiantes quienes crearon aquella ingenua y absurda situación. Si caían al lodo, no se ensuciaría con ellos.