El enigma de la Quimera [libro 1]

CAPÍTULO 22

Jara despertó, así como sus compañeros de misión. Rápidamente pidió que le desconectaran el controlador de su nuca y lo analizaran. Los mentores así lo hicieron. Toda la sala de operaciones era un accionar de gente vestida de blanco que iba y venía, monitoreando las pantallas suspensoras.

—El polvo que materializamos, ¿dónde está? —preguntó ella.

Se sentía mareada y respiraba con rapidez, aunque intentaba no demostrarlo, pues si veían que estaba mal, no le permitirían seguir en la misión.

Emma le mostró un pequeño frasquito con el polvo negro.

—Perfecto, esa es la evidencia de la muerte de los Oscuros —dijo Jara.

La joven se levantó del diván, aunque todos le pidieron que siguiera descansando. Pero Jara quería ver que buscaran la información de los rostros que ella pudo ver cuando los Oscuros se estrellaron con la esfera dorada.

En total fueron veinte rostros los que pudo reconocer y los guardó en el controlador. En cuestión de minutos los mentores nocturnos pudieron dar con la información de todos.

—Son estudiantes del CCI —dijo Emma con estupor—. Todos son estudiantes de años avanzados.

Las pantallas suspensoras mostraban los rostros de los veinte jovencitos.

—Hans, ya sabes lo que debes hacer —informó Emma al hombre, él hizo una leve inclinación de cabeza y después salió de la sala de operaciones.

—No creo que los encuentre con vida —dijo Madeline a su mentora—. Jara los pulverizó a todos, seguramente no soportaron el impacto.

—Vivos o muertos, los necesitamos —soltó Emma—. Le acabamos de dar un duro golpe a la Oposición. —Volteó a ver a Jara—. ¿Y tú cómo es que sigues con vida después de recibir el impacto de más de cien Oscuros? —La barrió de pies a cabeza—. Y, ante todo, tan sana —agregó.

Joshua entró en ese momento a la sala de operaciones e hizo una reverencia.

—Buenas noches, vine apenas me enteré —dijo—, perdonen el retraso.

—Ah, no te preocupes, querido, por favor, evalúa la salud de Jara —pidió Emma—. Ella dice que se siente bien, pero no le creo, por favor, examínala a minuciosidad.

Jara se volvió a sentar en el diván y veía a los mentores monitorear con agilidad las pantallas suspensoras, enviando la información de la misión a los departamentos correspondientes y una enorme sonrisa de satisfacción apareció en su rostro. Tenía tiempo que una misión no le salía así de bien, pues llevaba varios meses con una pésima salud.

—Me enteré de que su misión salió muy bien —dijo Joshua a Jara mientras le desabrochaba la camisa del uniforme—. Pero sabe que no puede excederse, ahora debería descansar. —Le conectó al pecho un conector y una pantalla azul apareció, mostrando datos del estado de salud de la joven—. Oh, vaya, esto es impresionante.

—¿Qué pasó? —preguntó Madeline y se acercó al rubio.

—¿Qué tiene? —inquirió Emma.

—Sus índices de químicos en sangre han disminuido, apenas tiene un treinta por ciento de contaminación —explicó—. Señorita Jara, ¿qué fue lo que pasó en su misión?

—¡Yo lo vi, yo lo vi! —exclamó Madeline con emoción y movía sus manos mientras hablaba—. De ella apareció un cordón dorado que después se convirtió en una esfera que la protegió de los Oscuros y todos fueron atraídos a ella y se convirtieron en polvo.

Joshua tragó saliva y volteó a ver a Jara.

—Oh, vaya, así que una energía externa la protegió del peligro —soltó—. Señorita Jara, deben quererla mucho, le han salvado la vida.

—Oh, claro, las energías vitales —dijo Emma—. ¿De verdad crees en esos mitos, querido?

Emma comenzó a reír burlonamente, pero Joshua pudo ver a través de su fachada, le estaba ordenando que hiciera silencio, de lo contrario iba a sufrir las consecuencias, así que el joven apretó los labios con fuerza y se mordió la lengua.

Se encontraban en la habitación de descanso de Emma dentro del CCI. Caían los primeros rayos de sol y el silencio en la habitación amoblada al estilo victoriano era incómodo. La mujer caminaba de un lado a otro, su cabello largo y blanco se balanceaba, rozando sus caderas.

Joshua no lo entendía, se suponía que eran buenas noticias, ¿por qué estaba tan irritada?

Estaba sentado en un sillón, sintiendo dolor en sus hombros y a su lado se encontraba Madeline, la cual se mordía por momento las uñas, estresada por la situación.

Emma volteó a verlos y sus ojos gateados fulminaron a Joshua.

—Dijiste que le estabas colocando un bloqueo a su energía vital —espetó—. ¿Por qué volvieron a conectarse?

—Es Adem, su energía es descomunal —replicó él—, es imposible contener una energía tan fuerte. Hasta el mismo Marcow lo reconoce y lo compara con el primer soñador. ¿Cómo un simple Amantis como yo podrá controlarlos?

—Eres el jefe de los mentores nocturnos —recordó Emma.

—Sí y gracias a que la estoy controlando es que esta misión no se ha salido de control —espetó él—. Pero no puedo hacer magia. Ellos volvieron a encontrarse, tienen una conexión vital, es imposible separarlos.

—Jara está mostrando pistas de empezar a recobrar la memoria —informó Madeline—. Esto debe estar estimulando su unión. Es cuestión de tiempo para que Jara vuelva a recordar y se una por completo a Adem.




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