El enigma de la Quimera [libro 1]

Reloj de péndulo

Tres años atrás:

—Estoy seguro, Adem, es una organización, se hacen llamar Sombras —dijo Luie a susurro.

Se encontraban en el parque trasero de la academia, allí llegaban pocas personas, era un lugar frío y solitario, con bancas metálicas poco cuidadas.

Los dos jóvenes usaban abrigos oscuros, pues el invierno ya golpeaba la ciudad y el estar en el exterior provocaba que los huesos tiritaran.

Luie observó a su alrededor.

—Por alguna razón Marcow te odia, pero mi confianza con él no llega al punto en que logre saber el motivo —siguió informando Luie—. ¿Estás seguro de que no recuerdas la razón para que eso suceda?

Adem se sentía nervioso y confundido al mismo tiempo.

—No… pero… —Frunció el entrecejo—. ¿Por qué me odia?

—He escuchado que él en el pasado participó en un experimento que organizó la Élite Internacional —dijo Luie casi a susurro—. Pero lo expulsaron porque sus ideas no fueron las más éticas. Todo indica que quería experimentar con niños, según, decía que la tortura llevaría a la evolución humana. Él no es quien dice ser. Es perverso, Adem, tan perverso que es un peligro que esté caminando por ahí, rodeado de estudiantes, esparciendo sus ideas retorcidas. —Soltó un suspiro tembloroso—. Tengo miedo. Nunca creí que querer investigar lo que sucedía en la academia me arrastraría a una verdad tan… siniestra; siento que esa palabra no es la más indicada para describir lo que he descubierto.

Adem sentía el miedo erizarle la espalda y hacerle temblar las piernas.

—Adem, por lo poco que he podido investigar, el decano Marcow ha intentado asesinarte en estos años, pero se le hace imposible porque la Élite te protege. Es lo que más detesta, por eso su odio hacia ti. Una tarde lo logré escuchar hablando con Joshua, no habían cerrado bien la puerta de su oficina en la mansión y pude alcanzar a escuchar que es imposible acercarse a ti porque Jara te colocó con los decanos más importantes. Al parecer, sospechan que Jara ya puede recordar cosas y por eso te está protegiendo tanto. ¿Sabes a qué se refieren?

—¿Recordar? —soltó Adem extrañado. Entreabrió su boca y en ese momento todas las piezas en su mente encajaron—. Oh… claro, ya sé a qué se refieren. Luie, en el pasado a Jara y a mí nos bloquearon muchos recuerdos, pero ella aún no logra recordarme.

—¿Qué? ¿Qué estás diciendo? No entiendo nada. Por favor, explícame bien y no me ocultes cosas, Adem.

—Luie, lo que sucede es que Jara y yo nos conocemos de niños. Nos criamos en el mismo hospital pediátrico. Cuando yo nací, mi mamá quedó mal de salud y me dejaron en la incubadora solo, Jara me vio y me cuidó toda esa noche. Así que desde que nací estuve cerca de ella, así fue hasta que tuve siete años, pero… después nos separaron y aún no logro recordar la razón. Estaba demasiado pequeño, así que muchos de mis recuerdos están nublados y poco entendibles. La única forma de saber qué fue lo que sucedió en esos años es que Jara logre recordar, pero no pasa, por un tiempo intenté hacerla recordar, le conté todo, pero cuando hablábamos ella se ponía mal de salud y hasta una vez se desmayó.

—Es como si alguien quisiera que ella no lograra recordarlo —soltó Luie—, porque si eso pasa, habrá un gran problema.

—Tal vez ella vio o sabe algo que no quieren que sea revelado. Claro, por eso necesitan que esté muerta, porque así es más seguro que nunca se sepa su secreto —afirmó Adem.

—Entonces… ¿Por qué también quieren asesinarte? —indagó Luie.

—No lo sé… eso es lo extraño —reconoció—. Yo no recuerdo a Marcow, yo no… —Empezó a sentir un leve dolor de cabeza—. Ahg… no lo sé, no estoy tan seguro… Tengo recuerdos que… —Llevó una mano a su cabeza.

—Tranquilo, amigo, no te fuerces. Si son recuerdos, en algún momento aparecerán, siempre sucede; es como la verdad: en algún momento saldrá a la luz. Por ahora, cuídate mucho, sabes que hay personas que te quieren ver muerto y son toda una organización.

Adem tragó saliva y observó fijamente a Luie.

—Tú también, cuídate mucho. Perdón por haberte metido en todo esto, yo no sabía que fuera a ser tan…

—No te preocupes, ninguno de los dos creyó que fuera a ser tan peligroso —Luie observó fijamente a su amigo—. Por ahora, lo mejor es que nadie se entere que seguimos siendo amigos. Te prometo, Adem, que voy a descubrir hasta lo más mínimo de esa organización y después los vamos a destruir, debemos hacerlo por la señorita Jara y por todas las vidas inocentes que están torturando. Esa es mi razón para vivir en este momento.

Los ojos de Adem se llenaron de lágrimas y las manos comenzaron a picarle por el impacto de la adrenalina corriendo por su cuerpo.

—Hey, tranquilo, todo va a estar bien —dijo Luie—. Yo voy a estar bien. Encontrémonos aquí cada fin de mes y nos pasaremos un reporte de lo que hemos avanzado. ¿Tienes la caja fuerte que te pedí crear?

—Sí, mi amigo Leo me la creó y la guardé en la casa de mis padres. En el patio, mi papá construyó un cuarto secreto donde esconde sus nuevos proyectos. Creo que es un lugar seguro para guardar las pruebas.

—Perfecto, entonces, cada fin de mes te pasaré todas las pruebas que vaya consiguiendo. Lo estamos haciendo bien, Adem, y lo vamos a seguir haciendo bien.




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