Para que el pánico no la consumiera, decidió concentrarse en la misión. Salió de la oficina rumbo a los edificios de los dormitorios. A esa hora todos los estudiantes debían encontrarse en sus habitaciones, el toque de queda había comenzado hacía una hora.
Llegó hasta el dormitorio de Adem, éste tardó unos segundos en abrir. Él, al verla se sorprendió en gran manera y al mismo tiempo se veía confundido.
—Se-señorita Jara —dijo Adem.
—¿Puedo pasar? —Jara volteó a ver a su alrededor, el pasillo estaba solitario y con luz grisácea, en el fondo, observó en una esquina de las paredes blancas el tintineo de una luz roja, era la cámara de seguridad.
—Claro… adelante. —Adem inmediatamente se apartó de la puerta y la mujer entró.
El joven cerró y recostó su espalda a la madera sintética, preguntándose cómo debía actuar ante dicha situación: Jara Adelina Darmy se encontraba en su habitación.
—Creí que estarías durmiendo en este momento —comentó Jara mientras se paseaba por el mediano cuarto, la cama estaba organizada y en la mesa de escritorio junto a la ventana se encontraban apilados muchos libros y uno de ellos estaba abierto, lo que informaba que Adem había estado estudiando antes de ella hacerle la visita.
—Humm… no, no podía dormir, me preocupa mi situación y he estado estudiando sobre la tortura mental —informó Adem—. Es… interesante la… especialización del capitán Yakov.
Jara volteó a verle, específicamente el cuello.
—Necesito que me ayudes ahora.
—¿Ahora? ¿No puede ser mañana?
—No, mañana te insertarán el controlador de sueños.
Adem se alejó de la puerta y tomó lugar en un bordillo de la cama.
—Por favor, siéntese —pidió Adem y señaló con una mano la silla suspensora de escritorio.
Jara tomó lugar, cruzando las piernas.
—No puedo darte la información aquí, podrían escucharnos —le dijo al jovencito—. Pero puedo comentarte que es una misión que me han encomendado y en la cual necesito de alguien que haya perfeccionado el viajar astralmente sin un controlador de sueños.
—Por eso necesita que sea antes de que me implanten el controlador.
—Así es.
Adem llevó una mano a su nuca, palpando la cicatriz que le había quedado de la extracción del controlador.
—Necesito que me acompañes a una sala de entrenamiento mental, allí podré explicarte todo a detalle —Jara se levantó de la silla, pero notó que Adem estaba dudando—. ¿Qué sucede?
—Señorita Jara, si llegasen a verme con usted a estas horas, podré tener serios problemas.
—No te pasará nada, no lo permitirán.
—¿Quiénes no lo permitirán?
—La Élite Internacional.
Era la primera vez que Adem entraba a una cámara mental. Se trataba de un cuarto grande con paredes blancas que daba la ilusión de encontrarse en un espacio libre del concepto arriba o abajo.
Adem aún se encontraba con su pijama gris, no le dio tiempo de cambiarse de ropa. Caminó al lado de Jara hasta que ella le pidió que se sentase en el suelo. Jara se acomodó al lado del muchacho y lo observó fijamente, aceptando que había llegado el momento que tanto había esperado: era la hora de saber si ese algo especial que tenía Adem era debido a que su alma era la misma de Bryan Domán.
—Necesito que me enseñes a viajar astralmente sin controlador y me acompañes a los límites de la Quimera.
Adem arrugó el entrecejo, confundido ante la situación.
—Pero los límites de la Quimera quedan en el planeta Gamborra, las personas mueren si llegan a las dunas.
—No vamos a llegar a las dunas, estaremos un poco antes, en una dimensión prohibida y que ha estado escondida para las personas —explicó Jara.
—Bien, ¿y qué vamos a hacer allí?
—La Élite Internacional me ha entregado la misión de encontrar el cuarto perdido de los primeros Soñadores Oficiales. Supongo que sabes a cuál cuarto me refiero.
—Sí, pero todo este tiempo he creído que es una leyenda, nadie ha podido encontrar el cuarto perdido de Jensen Riau.
—Pero esta noche tú y yo vamos a encontrarlo y saber qué hay en su interior.
Adem negó ligeramente con la cabeza.
—Señorita Jara, ¿por qué me necesitaría para una misión tan importante que le ha entregado la Élite Internacional? ¿Qué utilidad puedo darle?
—La última vez que ingresé al planeta Gamborra estuve a punto de morir a causa del controlador, es un mundo donde hay que ingresar sin el controlador y eres la única persona que conozco que es capaz de viajar con facilidad de forma natural. Necesito que me enseñes a hacerlo y me acompañes.
—No sabría cómo enseñarle, yo… simplemente viajo y ya.
—Explícame qué es lo que haces y yo te seguiré.
Adem meditó por un momento, intentando organizar el proceso en su mente para lograr explicarlo.
—Lo primero que hago es relajar mi cuerpo todo lo que sea posible —comenzó a explicar—. Me acuesto boca arriba y hago ejercicios de respiración, le ordeno a todos mis músculos y órganos que entren en relajación profunda y después cierro los ojos, siendo consciente de mi alrededor y mi cuerpo. Una vez que logro encontrar el equilibrio perfecto entre mi alma y cuerpo, ordeno viajar al lugar al que deseo ir y simplemente pasa. ¿Cree que podrá ser capaz de hacerlo, señorita Jara?