El alma de Jara se paseó por la sala con cautela, pero notó que ninguno de ellos lograba reconocer su presencia. Caminó en círculo, hasta posicionarse al lado de Marcow y poder ver a la perfección a los allí presentes. El hombre que no reconocía tenía un rostro joven, de piel trigueña y cabello lacio; era de gran estatura, pecho ancho y brazos fuertes. La mujer era madura, debía tener alrededor de trescientos años, apenas si lograban verse algunas arrugas en su rostro y denotaba en su mirada una gran experiencia; tenía el cabello rojo y la piel blanca, casi pálida.
—En este momento estamos debilitados —anunció Marcow—. Tenemos un gran enemigo que acabó con las Sombras apenas en cuestión de segundos. Debemos proceder con cautela.
—¿Investigó quién es ese enemigo? —preguntó la mujer pelirroja.
—No deja rastro —informó Marcow—, cada movimiento suyo es contundente, imposible de rastrear.
—¿Puede un humano tener tal poder mental? —inquirió el director Ramers.
—Estamos hablando de un no humano —avisó Marcow.
—¿Podría tratarse de la raza de los dioses? —preguntó la mujer pelirroja.
—Vaya, Hebert, siempre me sorprende tu rápido análisis —soltó Marcow y mostró una sonrisa ladina—. También pensé en lo mismo, aunque parece ser casi imposible, pues los primeros soñadores hablaron de ello apenas una sola vez y fue más una advertencia de no cruzar el agujero de gusano de Gamborra.
Jara no entendió de lo que estaban hablando, al mismo tiempo se sintió asustada, pues parecía que Marcow y su grupo tenían más información secreta que la misma Élite Internacional.
Y Hebert, tenía entendido que ese nombre le pertenecía a la directora del Centro de Investigación Intergaláctico, la cual era nueva en su puesto, apenas llevaba dos años de haberse posicionado. Aquella era la tercera academia más importante en el mundo.
Así que, si su análisis era correcto, el hombre que aún no lograba saber quién era, debía ser el director del Centro de Exploración Dimensional, la academia que ocupaba el cuarto lugar de las más importantes a nivel mundial.
La Oposición estaba conformada por los más poderosos del mundo, de ahí su razón para no temerle a la Élite Internacional.
—¿Qué humano puede poseer un alma de un Mystical? —preguntó Hebert.
—Podemos descartar a Jara —comentó Marcow—, yo la tengo controlada. En este momento es indefensa y pronto será anunciada como desahuciada.
—Entonces el Mystical debe ser Adem Murf Habid —intervino Ramers—. Él es la encarnación del primer soñador. Es nuestro enemigo. Hay que matarlo.
El silencio atrapó la sala de reuniones y algunos decidieron beber de su té.
—Matarlo ahora no es posible —anunció Marcow con rostro que más que serio, se mostraba cansado.
—¿Por qué? —interrogó la directora Han—. ¿Porque si él muere, Jara también? —cuestionó y dejó salir un largo suspiro—. Por favor, debes soltarla y acabar con ella de una vez por todas. Lo único que lograste al crearla fue traer el alma de Bryan Domán nuevamente al plano terrenal. ¡Acepta que fue un error y que debes corregirlo pronto!
A Jara le impresionó que Marcow guardara silencio.
—Hay que matarlos a los dos —siguió diciendo Han—. Debemos acabar con ellos de una vez.
—¿Crees que es así de fácil el asesinar a un alma Mystical? —cuestionó Hebert y volteó a mirar a su compañera con severidad—. Es la raza de los dioses y tú eres una simple humana.
Han tragó saliva.
—Hay que enfocarnos en reforzarnos, entrenar a los nuestros —anunció Marcow—. En caso de ser cierto que nos enfrentamos a un Mystical, para poder asesinarlo tenemos que crear toda una legión de Sombras.
Jara no pudo ver más, la inestabilidad de sus emociones hizo que volviera a su cuerpo. Soltó un gruñido cuando se vio en su habitación. Intentó calmarse, desdoblarse y volver, pero fue imposible.
Se sentó en la cama, reflexionando sobre lo que acababa de descubrir: podía desdoblarse y visitar lugares en el plano terrenal sin que fuera descubierta.
Volteó a ver el libro que reposaba sobre las sábanas blancas. Lo que acababa de hacer era una habilidad que Jensen había perfeccionado en vida, lo llamaba Omnipotente y explicaba que era una habilidad que podía tenerse si se perfeccionaba la manipulación de la energía oscura. Advirtió que Bryan no pudo lograrlo, por más años que llevaba practicando y que creía que no lo podría lograr.
Empezó a reír de satisfacción. Acababa de descubrir qué pudo haber encontrado Marcow para creer que manipulaba energía oscura.
—Qué perro astuto —soltó Jara.
En el libro que había estado leyendo Jensen informaba que Bryan había escrito informes sobre la energía oscura y que los guardó en el planeta Cerebro. Marcow tuvo que haber dado con dichos informes, pues llevaba años siendo un ferviente buscador de dónde podría localizarse el portal a la energía oscura.
—Pero has caído en una trampa —susurró Jara y soltó una gran carcajada.
Los archivos de Bryan no eran del todo acertados, pues tenían anomalías y Jensen en el libro lo aclaraba, pidiendo a futuros estudiantes de dicha energía que se limitaran a no llevar a cabo los rituales por sus efectos secundarios y que se rigieran únicamente a lo que ella escribiera e informes de Bryan en nuevas fechas y que llevaran una nota de respaldo de ella. Hasta informaba que Bryan decidió eliminar los archivos, pero que, en caso de que se encontraran algunas copias de dichos registros se abstuvieran a practicarlos por su gran peligro.