El enigma de la Quimera [libro 1]

CAPÍTULO 46

Madeline soltó una carcajada y Grecor la regañó por ser imprudente.

—¿Qué? Si todo señala que será la esposa de Adem… —protestó Madeline—. Únicamente que se conocieron demasiado pronto… —Subió sus hombros—. La Élite Internacional cuando se dé cuenta de su genialidad lo va a apadrinar, ascendiéndolo con suma rapidez y lo reservará para ti. —Desplegó una sonrisa emocionada y se acodó en la mesa—. Como consejera te lo digo con mucha seguridad, hay una gran probabilidad de que terminen casados como lo viste a futuro. Si Adem se esfuerza, hasta la misma Élite Internacional podría volverlos pareja al haber de por medio intereses políticos.

—¡Para con eso! —gruñó Grecor a su novia—. ¿Por qué quieres condenar a Jara al ridículo social? Sería terrible que la hagan pareja de un niño. Todos dejarán de tenerle respeto si se casa con alguien menor. ¿Quién puede respetar a una decana que se interesa en un niño de primer año?

Los ojos de Jara se llenaron de lágrimas y se levantó de su puesto. Sus amigos hicieron silencio y la observaron con preocupación.

—Jara… disculpa —soltó Madeline.

Pero se alejó con paso apresurado hacia las afueras del comedor.

—¿Ves lo que hiciste? —regañó Madeline a Grecor—. Se nota que todo esto es difícil para ella, ¿cómo se te ocurre burlarte de algo tan sensible para Jara? —Sacudió su cabeza con indignación y después se levantó de la silla para seguir a su amiga.

Madeline observaba el paisaje del campus de la academia por el balcón de la oficina de Jara. Su amiga permanecía sentada en un sillón, asimilando la situación que se presentaba en su vida.

—¿Desde cuándo conoces a Adem? —preguntó Jara de repente.

La joven rubia volteó a verla y se adentró a la oficina, se sentó al lado de su amiga, en un sillón de tela gris. Desplegó una sonrisa al vislumbrar que Jara empezaba a recordar poco a poco.

—Desde que era un bebé —contestó—. Te gustaba pasearte con él por el hospital pediátrico. Pero pude interactuar con él hace tres años, antes de que tuvieras problemas de salud y tuvieran que bloquearte sus recuerdos una vez más. —Chasqueó la lengua—. Es una pena que tuvieran que borrarte aquellos recuerdos, así podrías entender tu situación ahora.

—¿Por qué?

—Porque estás enamorada de él —explicó Madeline—. No titubeabas en ir por él, lo seguías casi a todas partes. —Dejó salir una risita—. Parecías estar obsesionada con él. Creo que por eso Adem hizo lo mismo, de seguirte a todas partes, tal vez está intentando hacer que lo recuerdes.

—Él no me ha dicho nada de que hace tres años nos conocimos.

—Sus razones tendrá —soltó Madeline—. Pero ustedes están destinados a estar juntos, son inseparables —alegó y llevó una mano al pecho de Jara—. Lo sabes, tu alma está atada a la suya.

La soñadora sonrió con todo el rostro y después se ruborizó.

—Conocí a mi esposo demasiado pronto —soltó Jara.

—Sí, debes esperar a que crezca un poquito más —comentó Madeline.

La pareja de amigas comenzó a reír. Madeline era bastante buena haciendo sentir bien a las personas.

—Y tú… ¿ya le contaste a Grecor sobre tu unión con Hans? —preguntó Jara.

Madeline borró su sonrisa de golpe.

—No, las Amantis decidieron ocultar la información —contestó ella—. De hecho, Hans no sabe. Es lo mejor por ahora.

—Sí, la información no puede salir a la luz, tendrías un gran juicio social, estarías condenada —aceptó Jara—. ¿Qué harás ahora? ¿Vas a terminar tu relación con Grecor?

Madeline se mordió el labio inferior. Después dejó salir un suspiro lleno de cansancio.

—Estoy investigando si es posible no tener que casarte con la persona con quien tienes una unión de alma —explicó la joven—. Sabes que este tipo de unión es demasiado extraña, casi nadie sabe sobre ellas.

—Pero sí lo sabe la Élite Internacional y las Amantis —alegó Jara.

—¡No puedo casarme con Hans! —exclamó Madeline—. He depositado veinte años de mi vida en esta relación con Grecor, actualmente estamos en proceso de oficializarla. Con quien debo casarme es con mi novio actual.

—Pero, tú sospechas de Grecor, lo estás investigando, ¿cómo puedes pensar en casarte con alguien en quien ni siquiera confías? —cuestionó Jara—. Además, ¿crees que Hans permitirá que te cases con Grecor? En algún momento se va a enterar que tiene una unión contigo, tal vez y ya lo sabe.

—Grecor es inofensivo, estoy investigando la posible manipulación que Diana puede estar haciéndole —explicó Madeline—. Ellos son compañeros de trabajo, son amigos… Diana lo está influenciando de alguna forma, debo impedir que eso pase. —Notó que Jara aceptó con un movimiento de cabeza—. Por otro lado, Hans no puede exigirme nada; apelaré a que una unión de alma no puede obligarme a terminar mi relación.

—Hans apelará también, lo conozco bien y no permitirá que su pareja se case con otra persona —replicó Jara—. Y la Élite y las Amantis le darán la razón. Si las Amantis lo están ocultando por ahora es para darte tiempo que asimiles la situación y actúes, pero todo esto es temporal.

Era curioso que la unión que iba a ayudar a Jara a futuro a que lograra casarse con Adem, pudiera jugar en contra con su amiga Madeline, destruyendo toda la vida que había creado.




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