El enigma de la Quimera [libro 1]

Caminos dispares

Poseer el poder de la Dimensión Oscura le pareció a Adem demasiado fácil y eso indicaba que todo estaba mal. Corría un peligro que era invisible ante sus ojos.

Uran le dijo que el poder que obtendría sería también su mayor castigo. En el libro escrito por Bryan Domán informaba que el alma de la persona que hiciera acuerdos con los demonios oscuros estaba destinado a encarcelar su alma en la dimensión, recibiendo de esta forma un cambio en su energía vital.

La oscuridad se apoderaría de su alma y la consumiría lentamente.

En un inicio Adem no sintió mayor cambio en su cuerpo y mucho menos en su interior. Sentía la sensación de haber despertado de una horrible pesadilla.

Pero en las noches aparecieron sueños que desempolvaban sus recuerdos, una vida pasada que terminó en tragedia. La sensación de estar repitiendo la misma historia lo cubría de a poco, como si en su ser una gotera fuera llenando lentamente un vaso de cristal.

Adem se concentró en releer el libro sobre la Dimensión Oscura, sobre todo las últimas páginas que hablaban de cómo utilizar el poder de la Energía Oscura.

Para este punto la colaboración de la Suma Eminencia Zimmer fue de gran ayuda, sobre todo equilibrando su cuerpo junto con la naturaleza.

La primera misión que le dieron para evaluar la capacidad de Adem de manejar la Energía Oscura fue de ejecutar a un prófugo de la justicia llamado Logan Rumanof. No se sabía dónde estaba escondido, llevaba más de treinta años huyendo de los Vigilantes Oscuros y pertenecía a la Oposición, siendo en el pasado un Soñador Oficial de rango alto perteneciente a la Élite.

Si Adem lograba manipular a la perfección la Energía Oscura buscaría mentalmente a Logan y lo ejecutaría con su nuevo poder. Esta era una hazaña nunca antes lograda, si bien las Grandes Amantis podían manejar energía considerada siniestra, no se igualaba a la misma que Adem estaba aprendiendo a dominar, así que sería el primero en hacerlo.

El día en que el joven tuvo su examen varias Grandes Amantis alrededor del planeta y de otras dimensiones llegaron a presenciar el acontecimiento. Para ese momento era un secreto imposible de ocultar, el rumor se corría de voz a voz casi como un mito: un soñador capaz de manipular la Energía Oscura, un humano que abrió un portal prohibido que estaba más allá del Tártaro.

Y únicamente la Casa Amantis podía verlo en persona. La élite dentro de la propia élite era capaz de conocer el rostro del que muy probablemente iba a ser el futuro Justiciero.

Hubo un total de mil Grandes Amantis provenientes de dimensiones terrenales y no terrenales siendo espectadoras del gran examen donde Adem era el protagonista y que, si lograba culminar con éxito, lo ascendería inmediatamente a Verdugo y lo obligaba a ser parte de los Vigilantes Oscuros.

Adem le iba a quitar la vida a un ser humano. Pero él no lo veía de esta forma, pues no iba a tener a la persona frente a él. No terrenalmente.

Hicieron que Adem se acomodara en el centro de un coliseo. Era una escena extraña que le recordaba al jovencito a los cultos espiritistas de Antes del Gran Despertar: hombres y mujeres vestidos con mantos negros que les cubrían el rostro. Y él no era la excepción, lo hicieron cambiarse con camisa y pantalón negro, llevaba sombrero y capa del mismo color.

El centro del coliseo tenía grama y logró ver algunas blancas flores silvestres. Necesitaba un espacio tranquilo para poder concentrarse, además de lograr conectar con la naturaleza, por lo mismo, sus entrenamientos los hacía en el bosque, aunque en el examen tendría espectadores, así que el coliseo era el lugar más cómodo para todos.

Adem no se concentró en el inmenso público, al lograr tener el control de su cuerpo y alma, producía que la timidez y la inseguridad pasaran a segundo plano. Además, hasta él estaba curioso de qué podría pasar una vez ejecutara al hombre de su misión.

Se sentó en el suelo, cruzó las piernas y sus manos acariciaron la delicada hierba. Cerró los ojos e inspiró hondo, concentrándose en relajar hasta la más remota célula de su cuerpo.

El coliseo permanecía en un silencio sepulcral, todos a la expectativa de qué podría suceder. Una Amantis era la encargada de monitorear una pantalla suspensora donde se reportaba la hoja de vida del soñador Logan Rumanof, pues, al momento de morir, automáticamente se notificaría como fallecido gracias a su controlador de sueños.

Adem sintió su alma emerger de su cuerpo, pero no como habitualmente lograba hacerlo, sino en una versión de espíritu: un Demonio Oscuro. Voló a gran velocidad, seguro y decidido a cumplir su misión.

Sucedió en cuestión de segundos.

Adem vio a un hombre de espaldas que caminaba por un pasillo, ni siquiera tuvo tiempo de reparar a su alrededor, atravesó al hombre y al instante volvió a su cuerpo carnal.

Dejó salir un suspiro y alejó lentamente las manos de la hierba, notando que ésta se había marchitado a su alrededor, creando un círculo.

Un murmullo fue elevándose en el coliseo y con esto supo que había realizado con éxito la misión.

Una vez más estaba en una situación donde obtuvo lo que quería con suma facilidad, ni siquiera se sentía como alguien que acababa de asesinar a un ser humano.




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