—¿Qué fue lo que viste en Adem? —preguntó Yakov cuando estaba a solas con Jara en la oficina tomando té—. Bueno, aparte de ser la encarnación de Bryan Domán —aclaró.
—Adem es un soñador nato —contestó Jara—. Lo conocí antes del examen de admisión al verlo desdoblarse inconscientemente.
—¿Es el joven de las medias graciosas que viste en el gimnasio?
—Sí, no creía que lo volvería a ver y mucho menos en el proceso de admisión, así que no dudé en reclamarlo —explicó Jara—. Es todo un prodigio, si se le enseña bien, créame, señor, dará grandes frutos.
A Yakov le sorprendía y al mismo tiempo se sentía aliviado, Jara no recordaba en absoluto a Adem. Necesitaba tiempo para ver si Adem la recordaba a ella, aunque lo dudaba, él estaba muy pequeño cuando los separaron.
Adem se veía como un buen joven, comenzaba a generarle curiosidad saber hasta dónde lo podría hacer avanzar, su energía era sumamente fuerte, toda una rareza de soñador nato. Entendía que era cuestión de tiempo para que más soñadores pertenecientes a la Élite notaran lo inusual que era su energía y lo tuvieran en la mira, tanto para bien, como para mal. Una vez más, Jara tenía razón, debía entrenarlo y hacerlo avanzar en la jerarquía para así brindarle la protección que iba a necesitar.
—Adem no quiere ser tu aprendiz, ¿lo sabías? —Jara no se veía para nada sorprendida—. Veo que ya lo suponías.
—Adem no está interesado en el reconocimiento de DéJá Vu, se interesa más en temas de reconocimiento de miedos internos que en otras clases —informó la joven—. En la clase de Sueños Oscuros se le ve tranquilo y analítico, es totalmente diferente a sus compañeros. En la primera clase permaneció con una frialdad impresionante y veía de lejos con una sonrisa a su compañero que se orinaba los pantalones. Así que no me sorprende que se haya inclinado por la rama de la Tortura Mental. Hace poco me preguntó el por qué no fue capaz de superar su miedo más interno, una prueba que es para estudiantes de último año; estaba tan frustrado por no haberla superado… no dejaba de analizarlo y por más que intenté explicarle que era algo de clases avanzadas, él no lo aceptó. No pude decirle que ya era todo un logro que identificara su miedo interno.
—Entonces, ¿crees que le irá bien en esta rama?
—Sin duda alguna —respondió Jara muy segura y le dio un sorbo a su taza de té de canela—. Usted es el más idóneo para llevar por el camino correcto a Adem.
—¿En el examen de sueños profundos lograste ver sus debilidades? —inquirió el hombre y tomó de su taza de té para darle un sorbo.
Jara hizo silencio, pensativa si debía contar lo descubierto.
—Sí —aceptó con suma seriedad e inclinó un poco la mirada.
Yakov entendió que era un tema serio y se preparó para recibir la noticia, dejando en la mesa pequeña de madera el pocillo de té caliente.
En el rincón de la oficina de Jara, adornado con el juego de muebles de cuero estilo victoriano, se sumió un silencio lleno de expectación. La joven alzó un poco la mirada, observando un reloj de péndulo hecho de madera que estaba colgado en la pared blanca frente a ella; el objeto le recordaba los exámenes de admisión, cuando se fijó en la capacidad mental de Adem.
—Adem es un prodigio, todos en el CCI lo saben —comentó Jara—, por eso han puesto sus ojos en él. Sin embargo, Adem tiene varias debilidades que si llegan a saberlas sus enemigos podrían destruirlo por completo.
—¿Tan graves son? —preguntó Yakov, sonando un poco decepcionado.
—Son traumas —explicó Jara—, quedó muy retratado en el último examen. Todo indica que sufrió abandono en sus primeros años de vida, derivando en una gran inseguridad en sí mismo, necesita la aprobación de las personas que más influyen en él para sentirse tranquilo; entre ellos podemos encontrar a sus padres y… —Hizo silencio al recordar que la tercera persona era ella.
—¿Y qué más? —preguntó Yakov.
Jara soltó un suspiro y bajó la vista a sus manos, tragó saliva, para después subir la mirada hasta su mentor.
—Y todo indica que también recibió abuso —finalizó, bordeando el hecho de contar que ella también estaba incluida entre las debilidades emocionales del jovencito.
—¿Abuso? —cuestionó el hombre—. Hace muchos años que no escuchaba esa palabra… abuso, ¿de qué tipo?, ¿dio indicios?
—Al inicio del examen, cuando aún no era consciente que se encontraba en una prueba, nos dejó ver a una jovencita desnudándose y él no quería que lo hiciera, parecía algo mayor que él. Puede ser que ella lo instigaba a tener relaciones sexuales, si es así, podría tratarse de violaciones, no podemos asegurar nada hasta que Adem nos permita hablar con él al respecto. Pero si es cierto… —Jara sintió una fuerte tristeza consumirle sus adentros—. Todo indica que Adem ha pasado por fuertes situaciones a tan corta edad, me sorprende mucho. Sobre todo, si se llega a saber de esto, sería una gran polémica, estamos hablando de violaciones sexuales. He investigado en la base de datos de Adem y no está reportado ningún incidente de abuso sexual, sin embargo, sí se reportó que los últimos tres años estuvo recibiendo un seguimiento psicológico, así que… —inspiró hondo—, alguien intentó ocultarlo.
—Abuso y por parte de una joven mayor que él —masculló Yakov—. Es increíble, ¿cómo puede ser posible?