Lily y Adem pasaban mucho tiempo juntos en los días de espera a la resolución del consejo, en el primer año de descanso de Jara.
Se había creado una complicidad entre ambos después de la joven conocer el mayor secreto de su compañero. Casi siempre sus conversaciones estaban relacionadas a Jara y aquella relación prohibida. También discutían mucho el cómo podría Adem entrar en la Dimensión Futura que tenía exclusivamente para él; como Lily estaba especializada en el reconocimiento de DéJá Vu, podía explicarle más a fondo cómo era el funcionamiento de esta.
Lastimosamente Lily únicamente conocía la teoría de las dimensiones futuras, porque no tenía el nivel mental para poder acceder a una dimensión, de hecho, ella no poseía el don para acceder a una, si intentara hacerlo moriría.
La joven le comentó sobre Luie, que sí poseía una Dimensión Futura, pero no estaba preparado para abrirla, pues le faltaban años de entrenamiento para hacerlo y apenas la decana Emma lo estaba preparando para ingresar.
A veces la jovencita, al convertirse en una amiga cercana a Joshua, le hacía preguntas sobre la Dimensión Futura y él le explicaba un poco sobre técnicas para acceder a ella, pues él tenía una y, así como Jara, podía acceder de forma indefinida, pero era su secreto, nadie sabía de ello, hasta ese momento que se lo confesó. Le envió varias advertencias a Adem para que no intentara abrir su Dimensión Futura, pues los controladores y conectores implantados a él podrían asesinarlo, necesitaba uno de mayor potencia que le permitiera acceder, pero ese tipo de tecnología no se había creado aún.
Adem, al enterarse, le suplicó a Lily para que le pidiera a Joshua que lo entrenara secretamente, sin embargo, ella se negó, pues si Joshua (que era bastante hermético y aún desconfiaba un poco de ellos) se enteraba que ella confesó uno de sus mayores secretos, se sentiría traicionado y, además, colocarían en mucho peligro la misión, pues Marcow vigilaba minuciosamente a su pupilo. Afortunadamente su desesperado amigo lo entendió y así dejó de insistirle, aunque le hizo prometer que le ayudaría a acercarse a Joshua.
—Adem, no te imaginas lo vigilado que tienen a Joshua, por eso no puede ayudarnos como quisiéramos, confórmate con que te envíe advertencias y deberías escucharlo, no es un juego, podrías morir, de verdad —le explicó ella en un almuerzo—. Los pocos que han podido acceder y manejarlo tienen un tiempo limitado. La señorita Jara y Joshua son únicos en su especie porque pueden entrar todas las veces que quieran, pero eso es porque los entrenaron desde muy niños; y por lo que tengo entendido fue casi una tortura. —Hizo un gesto de desagrado—. ¿Te imaginas a unos niños conectados a esos conectores, explotando toda su capacidad mental para poder lograrlo, pobrecitos…
Él se removió en su puesto metálico y observó la carne en bisté que había en su plato.
—Entonces, aunque tenga una Dimensión Futura, no puedo acceder a ella —concluyó—. Deberé quedarme de brazos cruzados y esperar a que el grupo de decanos se encarguen de todo.
—Pues ese es su trabajo —comentó Lily con obviedad—. Afortunadamente sabemos que la tendrán protegida.
—Pero eso no altera las variantes futuras, ella morirá. —Alzó la mirada a su amiga—. Morirá y no podré hacer nada para impedirlo.
Ella lo observó fijamente, dándose cuenta lo oscuras y letales que sonaban aquellas palabras, las cuales la aterrizaron en la terrible realidad que los rodeaba. Jara, su mentora, iba a morir y ella tampoco podría hacer nada para impedirlo. Esa mujer que admiró y siguió fielmente, iba a morir muy pronto, seguramente después de pasados tres años, después que Adem se graduara como Soñador Oficial.
El único que podía alterar semejante destino era Adem, pero estaba muy lejos de poder hacerlo, ni siquiera podía entrar a la Dimensión Futura para encontrar alguna pista que lo llevara a descubrir cómo impedir que Jara muriera, como se lo advirtió Joshua, de que no se centrara en el DéJá Vu, sino en otras variantes; desafortunadamente ni Joshua sabía cómo averiguar que el inevitable final no se hiciera realidad.
Nadie lo escuchaba, nadie lo veía, simplemente era un jovencito menor de edad que debía graduarse de la academia, así lo estaban tratando.
Aquello hizo que a Lily se le formara un nudo en la garganta. Tuvo que voltear el rostro a la derecha para impedir que Adem viera sus ojos llenos de lágrimas. ¿Por qué era tan débil? ¿Por qué por más que se esforzaba no podía avanzar y poder hacer algo para ayudar a salvar la vida de la decana Jara?
—Esos dos… últimamente pasan mucho tiempo juntos —dijo Lisa a Issis, observando de lejos a Adem conversar con Lily.
Issis alzó la mirada de su plato mientras masticaba un bocado de comida. Aparentemente era una conversación cualquiera, pero Issis sabía que había mucho más allí, ella conocía el contexto completo: Lily era asistente de la soñadora Jara, por lo cual sabía mucho de la vida íntima de la decana y Adem podía sacarle toda esa información al ser bastante manipulativo verbalmente.
Además, Adem en esos días estaba actuando bastante extraño, iba de un lado a otro, siempre parecía tener afán y hasta lo vio caminar con un grupo de personas rumbo al área restringida de la academia, donde quedaban los centros de comandos y salas experimentales. También una tarde lo vio llorando y Lily lo abrazaba; concluyó que se trataba de la partida de Jara, porque desde que él se enteró que se marcharía a un descanso bastante largo no dejaba de llorar en los rincones y verse todo melancólico. Únicamente esperaba que esto no le acarreara problemas en sus estudios.