El enigma de la Quimera [libro 1]

CAPÍTULO 57

Marcow apreciaba a su pitón enredarse en un árbol de matarratón, llevó las manos detrás de su espalda.

Ramers estaba anonadado viendo la gran serpiente, preguntándose cómo el anciano había logrado burlar las estrictas leyes mundiales para llevar dicho animal hasta la mansión.

—Así que ninguno fue invitado al Distrito Noreste —comentó Marcow.

—Oh, mi señor, estamos investigando quién fue el espía que logró delatarnos —dijo Ramers—. De hecho, tengo mis propias teorías, creo que Joshua pudo habernos delatado.

Marcow dejó salir una risita socarrona y volteó a verlo.

—¿Crees que Joshua tiene tanto poder? —cuestionó.

El anciano avanzó por el pasto lentamente y detrás de él la pitón observaba todo, curiosa y silenciosa.

Ramers encorvó su espalda e inclinó la mirada.

—¿Por qué no pudiste haber sido tú el que nos delatara con la Élite Internacional? —cuestionó Marcow—. A ti te beneficiaría más el jurarles lealtad.

—Claro que no, mi señor, yo jamás podría delatarlo, mi lealtad, mi vida entera está entregada a las Sombras.

En aquel momento ingresó Diana al invernadero e hizo una reverencia.

—Señor, le tengo noticias —informó.

—¡Diana, ¿cómo osas a interrumpirnos?! —exclamó su padre.

—Son noticias importantes —explicó ella y entrelazó sus manos, mirando fijamente a Marcow.

—A ver, ¿qué has averiguado? —ordenó Marcow con tono aburrido. Empezaba a creer que lo mejor era darle de comer en la próxima cena a su pitón la carne de Diana; ella era demasiado estorbosa y su padre empezaba a generarle demasiadas sospechas, debía corregirlo, aunque fuera únicamente para prevenirse de una futura traición.

—La Élite Internacional comenzará a reclutar miembros para crear un escuadrón que manipule la energía oscura —informó la jovencita—. Es lo que se ha hablado en la reunión en el Distrito Noreste.

Los ojos del anciano se abrieron con sorpresa y al mismo tiempo una enorme sospecha se creó en él por el par de personas que tenía presente.

—¿Cómo lograste obtener esa información? —cuestionó, acercándose a ella.

—Me ha llegado una notificación, señor —respondió Diana con suma tranquilidad y dibujó una sonrisita—. Me han seleccionado como una de las aprendices para el nuevo escuadrón, es una ascensión. La Élite Internacional me quiere reclutar como uno de sus miembros.

La jovencita hizo que apareciera una pantalla suspensora donde aparecía la invitación con el escudo oficial de la Élite Internacional.

Marcow lo leyó con detenimiento. Por otro lado, los ojos de Ramers estaban desorbitados y una oleada de alivio inundó su ser.

—Mi señor, esta es una estupenda noticia, Diana podrá obtener toda la información sobre la energía oscura —dijo con alegría—. Además, yo podré intervenir y recomendar estudiantes para el nuevo escuadrón y hacer que miembros de las Sombras sean entrenados. Por fin tendremos toda la información de la energía oscura.

Marcow acomodó los lentes en el puente de su nariz.

“Aún no sospechan del CCI —pensó Marcow—, pero comienzan a crear dudas. Necesito saber cuáles serán sus próximas movidas y esta inservible y su papá podrán serme de ayuda por el momento. Necesito averiguar si esto es una trampa”. Desplegó una sonrisa.

—Felicidades, Diana, espero que me entregues todos tus recuerdos de ahora en adelante —soltó.

La jovencita amplió su sonrisa e hizo una reverencia.

—Claro que sí, señor, haré todo lo que me pida —dijo ella.

—Te espera un largo y próspero futuro dentro de las Sombras y en la Élite Internacional —felicitó Marcow.

Se sintió caer en un profundo océano oscuro. Las sombras intentaban atraparla, la sumergían con fuerza hasta lo más hondo del turbulento mar.

Entonces, pudo hacer que sus pies pisaran suelo firme y las sombras le permitieron visualizar una imagen. Había un hombre de espaldas, era un anciano un poco jorobado que observaba una habitación gris donde se encontraba un hombre encadenado al techo.

Jara logró reconocer la silueta del anciano, era Marcow. Caminó hasta posarse al lado de Marcow y observó sorprendida al hombre encadenado: su rostro salpicaba sangre y se quejaba del dolor, llevaba el cabello pelirrojo y ya no se podía distinguir si era su color natural o era producto de la sangre.

Marcow desplegó una sonrisa de satisfacción.

—¿Lo ves, Jacobo? Intentar revelarse ante mí es imposible —soltó Marcow—. La única forma de escapar es por medio de la muerte —gruñó entre dientes.

Jara volvió a observar fijamente a Marcow. Sabía que era real lo que estaba observando, podía sentirlo, en ese instante él estaba torturando a una persona.

Sintió el miedo corroerla y una fuerte energía la hizo volver a su cuerpo.

Jara tomó una gran bocanada de aire y de un salto se sentó en la cama. Estaba empapada de sudor y un cansancio consumió su ser.

La única forma de escapar de Marcow era por medio de la muerte. No era tan cierto. Ella intentó escapar de él y en esta nueva vida se volvió a ver atrapada por sus enormes garras.




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