El enigma de la Quimera [libro 1]

CAPÍTULO 58

La lluvia caía lentamente en el jardín gris. Desde el ángulo que mostraba la pared de cristal la academia se veía desolada, con los edificios antiguos que esbozaban un aire triste y melancólico.

Jara estaba sentada a la mesa de cristal, sus manos sin guantes eran calentadas por el calor del pocillo. Frente a ella se encontraba el capitán Yakov que mostraba un rostro tan expresivo que sorprendía a la joven, pues no era característico de él.

El hombre bajó la mirada a la aromática que anteriormente le había dado un sorbo, del líquido salía un hilo de humo.

—¿Por qué decidiste leer el registro? —preguntó Yakov mientras observaba el atrapasueños en la mano de Jara.

—Marcow —informó ella—, ya sé qué es lo que está buscando, por fin puedo recordarlo. Al menos esa pequeña parte. —Sus labios temblaron, sintiendo el nudo en su garganta—. Él busca el poder Mystical. Lo recuerdo.

—¿Estás comenzando a recordar? —preguntó Yakov y Jara vislumbró el brillo en sus ojos.

—Algunas cosas, pero me enfermo cada vez que pasa —confesó—. Esta tarde pude despertar a la Sombra, estaba en la piecera de mi cama. Así fue como supe que necesitaba averiguar sobre Marcow y por eso yo…

—Viniste a buscar respuestas —agregó Yakov.

—¿Ha sido difícil para usted? —inquirió Jara—. ¿Ha sido difícil entrenar a una Jara que no es para nada la persona que entrenó en el pasado?

—No, no ha sido para nada fácil —confesó el hombre—. No ha sido fácil para ambos, Jara.

Habían evitado por años la conversación. A Jara no le gustaba hablar sobre su pasado, sobre todo que las personas mencionaran acontecimientos que ella no podía recordar.

—Por favor, dígame qué sucedió ese día —suplicó Jara—. Necesito saberlo, esta zozobra que he cargado por años me está matando.

—Jara, no es bueno hablar de ese día.

—Pero yo necesito saberlo, necesito respuestas…

Yakov entendió mientras leía la mirada de su antigua aprendiz que había llegado el momento. Los recuerdos de Jara, su verdadero ser estaba despertando. Eso que todos por años esperaron que sucediera, comenzaba a pasar. Así que debía hablarle a Jara con la verdad.

—Tú misma bloqueaste tus recuerdos —confesó Yakov—, hiciste que los tatuajes de protección se activaran y explotaste toda la sala de experimento. Intentaste quitarte la vida.

Jara sintió que las palabras golpearon fuertemente su pecho. Pero era cierto, en su interior, sabía que era real. La luminiscencia de un recuerdo tocó una fibra de su ser: ella no permitió que Marcow accediera a su poder, ese que en las últimas semanas estuvo despertando y consumiéndola.

—Adem estaba a tu lado, aunque no le sucedió nada, lo protegiste —informó el hombre—. Aún no sabemos por qué lo hiciste. Solamente tú sabes lo que pasó, las razones para hacerlo. Lo que yo creo es que intentaste proteger a Adem de algo y no te importó sacrificar tu vida si era necesario. Por años hemos esperado a que logres recordar para saber lo que sucedió ese día en la habitación experimental, el por qué estaban los dos allí y de qué huían.

Jara llevó una mano temblorosa a su boca. Tenía náuseas.

—Entonces, yo borré los recuerdos de Adem y también los míos —soltó—. Fui yo quien me… hice esto.

—No necesariamente, Jara, tuviste una razón para hacerlo —aclaró Yakov—. Tú nunca habrías actuado tan impulsivamente y mucho menos lastimarías a Adem. Toda tu vida lo has sobreprotegido, hasta ahora de grande, no lo recordabas, pero en todos estos años lo has protegido como nadie más lo ha hecho. —La observó fijamente—. Tuviste una razón. Te sacrificaste para protegerlo. ¿Y sabes? Funcionó, porque aún sigue con vida, ahora está a tu lado, ha tenido una buena vida.

Jara intentaba asimilar la verdad que la rodeaba, esa que por muchos años intentó evitar. Las piezas iban encajando y su mente se volvía cada vez más clara.

—Adem no lo sabe, ¿verdad? —dijo—, él no sabe que fui la responsable de que por años no recordara su pasado.

—Tal vez sí —comentó el hombre—. Por años lo he estado analizando y a veces menciona cosas de su pasado, personas que trabajaban en la academia cuando él era niño, así que he llegado a la conclusión de que lo recuerda todo. Aunque era muy pequeño cuando pasó, seguramente no dimensiona la magnitud de la situación. Es mejor que siga así, al menos, por ahora, hasta que tú puedas recordarlo todo también y logres explicárselo.

Los atrapó un silencio sepulcral.

—Necesito volver con las Amantis —soltó Jara pasados unos minutos.

Yakov terminó de tomar su aromática, después observó a Jara con una leve sonrisa.

—La Suma Eminencia Zimmer tenía razón, una Amantis siempre vuelve a casa, puede tardar, pero siempre vuelve. Ve a la escuela cuando estés en el Distrito Noreste. Ellas te están esperando.

Jara mostró una sonrisa incómoda. Yakov ya sabía del plan, después de la reunión oficial informaron a todos los aliados cuál sería el proceder y sus siguientes misiones.

—Lo harás bien —susurró el hombre, haciendo que Jara saliera de sus pensamientos—. Sigue con el tratamiento como lo has hecho hasta ahora, entrena al nuevo grupo y después ve al Distrito Noreste y conviértete en Suma Eminencia. ¿Y sabes? Cuando estés siendo ascendida yo estaré ahí con Adem, estaremos orgullosos de tu victoria.




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