El enigma de la Quimera [libro 1]

Tortura

Joshua llevaba dos días encerrado en el calabozo, Marcow lo encerró por negarse a asesinar a Lily Ong. Era la primera vez que se revelaba contra su señor y esto le gustaba, se sentía rebelde.

Si bien era cierto que estaba enamorado de Lily, no fue su razón para negarse a matarla, porque lo que se lo impedía era porque tenían a la Élite observando a la organización Sombras y le llegaron noticias de que comenzarían una investigación dentro del CCI, peligrando esta situación en convertirse en una intervención de la Élite Internacional. Si asesinaba a Lily, que era protegida por las Amantis y la propia Élite, sería el detonante que los condenaría a una gran derrota.

Desde la intervención en el Centro de Investigación Diferencial, todo era un caos dentro de las Sombras, muchos de los miembros querían dejar la organización y Marcow los estaba amenazando de muerte. Ahí la razón para dejarlo por más de una semana en el calabozo.

Marcow había perdido la cordura, planeaba un levantamiento hacia la Élite, los iba a asesinar sin intentar ocultarlo, porque su objetivo era que la sociedad de Soñadores Oficiales lo viera. Y cuando Joshua le dijo que era una locura, pues esto iba a crear una guerra, Marcow desplegó una retorcida sonrisa y dijo:

—Ese es mi objetivo, voy a destruirlos y crearé una nueva sociedad de Soñadores Oficiales. Y comenzaré asesinando a Lily Ong, tú serás quien le quite la vida, lo harás mientras esté dictando sus clases.

—¿En frente de todos los estudiantes?

—Sí, esa será la declaración de guerra —dijo Marcow.

—Mi señor, no puedo hacer eso, es una locura —respondió Joshua con miedo.

Entonces Marcow le golpeó la cabeza con su bastón, haciéndolo caer al suelo.

Mientras Joshua estaba sentado en una esquina del calabozo, planeaba cómo quitar a Marcow del poder dentro de la logia. En el pasado recibió el entrenamiento suficiente como para igualar el poder de Jara, tenía el dominio de los demonios Sombras, no perfeccionado porque el experimento fue interrumpido, pero su poder era superior al del anciano.

Se sentía impotente, Lily Ong estaba afuera, corriendo peligro. Asesinaría a Marcow cuando lo dejaran en libertad, lo iba a hacer a su manera: lenta y dolorosa. A fin de cuentas, él era un debilucho, se había vuelto loco, sería fácil deshacerse de él.

Sintió un frío erizarle la piel, generándole un escalofrío. Recogió sus piernas y se abrazó.

—Maldita sea, no me dan ni un puto abrigo —gruñó entre dientes.

Entonces, una silueta negra se apareció frente a él. Joshua de un salto se levantó del suelo y se recostó a la pared.

La silueta se volvió tres veces más grande, convirtiéndose en una figura grande, esquelética, con un largo manto. Abrió la mandíbula y de su interior sacó un humo negro que atrapó a Joshua.

El joven intentó moverse, pero estaba paralizado. Intentó gritar y pedir ayuda, pero no tenía voz.

El humo entró por su boca, quemando el interior de su ser.

Cayó en el suelo, retorciéndose de dolor. Sus huesos se trituraban de dolor, como si miles de cuchillos los cortaran.

Entonces, cuando creyó que iba a morir, pudo observar que el demonio se iba transformando en Lily Ong. La joven caminó hasta él, le desplegó una sonrisa oscura y se agachó, hasta acercarse a su frente y plantarle un beso.

—Querido, he venido por tu alma. Ahora me pertenece, jugaré con ella hasta que me canse. Bienvenido a mi plan perfecto, tú serás mi peón.

Joshua quería gritar, abalanzarse a ella y matarla con sus manos, pero algo dentro de él le impedía que se moviera a su voluntad.

Desde ese día, el mismo demonio lo iba a visitar cuando el reloj marcaba las tres. Aparecía frente a él y lo torturaba, introduciéndole por la boca el humo negro que lo embriagaba en el más infernal dolor. No podía gritar, no podía moverse, era un vegetal incapaz de manifestar su padecimiento.

Aunque al transcurrir una semana Marcow lo sacó del calabozo, no pudo informar su situación y pedir ayuda, cada vez que intentaba hablarlo, el inmenso dolor lo consumía.

El viejo Marcow al verlo tirado en el piso, con todas sus extremidades retorcidas y los ojos virolos, le gritó que dejara de hacer drama y lo golpeó con su bastón, para después marcharse y dejarlo tendido en el piso. Creía que Joshua le hacía una rabieta, que se comenzaba a revelar ante él.

—Es un inservible, ya no me sirve, debo reemplazarlo —se dijo mientras avanzaba por el largo pasillo.

Joshua cayó en un gran pánico, escondiéndose en su habitación, observando fijamente el reloj. De día o de noche, cada vez que el reloj marcaba las tres, el demonio venía a darle su dosis de tortura.

Ya nadie podía sacarlo de la habitación. Tenía la mirada desorbitada, con unas inmensas ojeras, pues no dormía, al estar en todo momento pendiente de la hora.

Marcow tampoco le dio mucha importancia a querer curarlo, pues estaba más interesado en moldear a Luie y así convertirlo en su nuevo pupilo, para que así se encargara de ayudarle en su nuevo plan.

Decidió colocar a Luie a prueba, pidiéndole que lo acompañara hasta el salón donde Lily Ong estaba impartiendo una clase.




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