Lily Ong nunca había estado tan cerca del decano Marcow como esa tarde. Le pareció que tenía más arrugas de lo normal para la edad que rondaba el anciano.
La gran biblioteca que funcionaba también como habitación de estudios y sala de reuniones privadas tenía unos grandes ventanales que dejaban ver el perfecto jardín que lindaba con el bosque. Las sombras de la tarde comenzaban a lamer los marcos de las ventanas y las luces suspensoras estilo candelabros de Antes del Gran Despertar ubicadas en las esquinas brotaban una luz cálida.
La jovencita fue ubicada en un sillón marrón oscuro de cuero real, lo que avisaba lo exótico y exclusivo que debía ser, al igual como todos los accesorios de aquella gran biblioteca.
—Y dime, jovencita, ¿hace cuánto que practicas el reconocimiento de DéJá Vu? —preguntó Marcow, estaba sentado a un metro de distancia de ella, en otro sillón marrón.
—Oficialmente, hace seis años y medio, señor —informó—. La decana Jara me aceptó como su asistente y desde ese momento he sido aspirante al puesto de Reconocedora de DéJá Vu.
—Así que piensas sustituirla una vez ella deje el cargo.
—Así es, señor.
—¿Es cierto que Jara pronto se irá de retiro?, ¿sabes cuáles son los motivos?
La biblioteca fue tragada por el silencio incómodo. Lily Ong podía sentir su pulso alterarse, aunque se ordenó a sí misma entrar en tranquilidad, debía pasar de forma victoriosa la prueba.
—La soñadora Jara no se ha sentido bien últimamente, está enferma —informó—. Ella guarda medicamentos desde hace años en su oficina, yo los he visto, son especiales para el Envenenamiento por Sueños Lúcidos. Sin embargo, no tengo más información al respecto. Aunque la información oficial que se ha dado es que tendrá un retiro porque nunca ha tomado uno y es obligación que este año le sean dados los descansos que no ha tenido, será reubicada en una nueva academia de forma temporal.
Una emoción empezó a desbordarse en Marcow: por fin tenía una pieza que estaba al lado de Jara y tendría información de primera mano.
—¿Por cuánto tiempo será destituida de su cargo por descanso? —preguntó con sutilidad.
—Tres años.
—Tres años es mucho tiempo. ¿Quién la reemplazará?
—Yo, señor —respondió Lily.
Marcow desplegó una enorme sonrisa que hizo que todo su rostro se llenara de más arrugas.
—Interesante… Interesante… —balbuceó.
—Dime, ¿qué sabes sobre el propósito sobre la creación del escuadrón de energía oscura? —indagó.
—Tengo entendido, por las conversaciones que he logrado escuchar en la élite —dijo ella—, que están preparando el escuadrón para en unos años lograr enfrentarse a la Oposición, tienen pensado intervenir el CCI.
Los dedos de Marcow acariciaban la madera de caoba de su sillón. Analizaba a la joven a minuciosidad: no le mentía, era completamente sincera. Pero por alguna razón no confiaba en ella.
—¿Y qué sabes sobre las ascensiones de Adem y Jara? —inquirió.
—No sé mucho sobre el joven Adem, sólo sé que… —decía Lily— quieren convertirlo en pareja de la señorita Jara, parece que la Élite Internacional quiere posicionarlo como Justiciero, para eso lo ascenderán rápido y que ingrese a la Élite Internacional para que la señorita Jara sea su pareja al ella convertirse Suma Eminencia.
—¿Cuándo tienen pensado ascender a Jara a Suma Eminencia?
—Al volver de su descanso lo harán —contestó la joven. Y con esto, supo que se había ganado al decano Marcow.
La capa negra cubría por completo a Luie, al igual como a Lily Ong. Avanzaban por el camino tapizado con alfombra roja. A sus lados, los integrantes de las Sombras entonaban un canto de procesión gutural.
El salón de iniciación era una iglesia de la religión católica de Antes del Gran Despertar que ahora funcionaba como museo, pero le pertenecía a Marcow y la usaba para sus eventos especiales de la logia.
Él estaba postrado en la tribuna con su capa vino tinto. Sonreía complacido al ver a los dos jóvenes iniciados acercarse a él.
Luie y Lily se arrodillaron frente a Marcow y éste, sosteniendo una copa llena de sangre, sumergió el dedo índice y corazón derecho en la copa, acto seguido, les hizo una señal de cruz en las frentes de los jóvenes.
—¿Aceptaos dejar a un lado la comodidad del mundo moderno? —preguntó a los jóvenes.
—Sí, mi señor —respondieron e inclinaron sus cabezas hasta tocar el piso.
—Ahora sois hijos de las Sombras —pregonó—. El dolor es su religión, la lleváis clavada en el pecho. ¡Sufrid, hijos míos, para que sus almas sean lavadas y seáis puros, fuertes y leales a las Sombras!
El cántico gutural se volvió más fuerte y después el retumbar de muchas pisadas coordinadas hizo eco en la gran iglesia.
Marcow les quitó las capas de sus cabezas y les derramó la sangre que les cubrió el rostro. Entonces, ellos se levantaron y pudieron voltear hacia atrás, donde todos los integrantes de las Sombras les revelaron sus identidades.
Ya no había vuelta atrás. Se habían dejado consumir por las Sombras y ahora no tenían escapatoria, las únicas opciones eran pelear o morir.