—¿A qué te refieres?
—A que Adem y la señorita en cuestión sean pareja, pues tienen mucha cercanía, así que es normal que hayan comenzado a tener una relación amorosa. De hecho, era previsible.
—Sé que al pertenecer al mismo mentor pasan mucho tiempo juntos, lo sé, pero… aparte de eso, ¿qué más puede justificarlo? Ella es una decana y él un estudiante, ¿cómo se puede justificar? Si los descubren tendrán un grave problema.
—Por eso hay que mantenerlo en secreto…
—Claro, eso lo entiendo, no diré nada, absolutamente nada. Y tú sabes algo, me estás ocultando algo, ¿no es así? Ya sabía yo que tu abrupta separación con Adem era extraña… ¿qué me ocultan?
—¿Hasta ahora te das cuenta? —soltó Luie entre una risita.
—Bueno, suelta la sopa de una vez por todas.
—Soy aprendiz de la señorita de la que hablamos —informó Luie.
Alejandro abrió la boca con suma impresión y volteó a su alrededor para vigilar que nadie los observara. Soltó un grito ahogado e intentó calmarse.
—¡¿Qué?! —susurró—. ¿Tú? ¿Cómo? ¿Desde cuándo? ¿Adem ya sabía esto?
—Claro que sí, pero nos toca mantenerlo en secreto por razones que aquí mismo no te puedo contar. Sin embargo, lo haré después, con mucha más calma.
—Por todas las constelaciones y variantes futuras, ¿cómo es esto posible…? —Alejandro tomó una bocanada de aire e intentó tranquilizarse—. Bueno, ya que no podemos tocar ese tema ahora, ¿podrías decirme cuál es la verdadera relación de este joven con tu mentora?
—Pues como sabes, ellos se conocen desde niños y yo los vi a futuros en un DéJá Vu, estoy muy, pero muy seguro que ellos se van a casar cuando los dos tengan la edad suficiente para hacerlo y yo seré padrino de bodas… —Desplegó una sonrisa de satisfacción.
—O sea que… su relación es muy seria.
—Tan seria como para casarse y que se vean en variantes futuras teniendo hijos, sí, así de seria es su relación —aseguró Luie.
Alejandro llevó las manos a las mejillas y se pellizcó para cerciorarse que no se encontraba en un sueño.
—Es impresionante y… vaya, hasta hermoso, cómo me gustaría encontrar al amor de mi vida de esa forma… —esbozó Alejandro con tono melancólico—. Si lo analizamos mejor, ella no tiene tanta diferencia de edad con él, cuando cumplan cuarenta sus líneas de tiempo se van a encontrar y estarán en igualdad de condiciones, será una buena fecha para que oficialicen lo suyo.
—Seguro y para esas fechas se comprometan y se casen —comentó Luie, quien ya había visto el futuro y sabía que para esa época se daría dicha boda.
—Luie, ahora que estás estudiando el reconocimiento de DéJá Vu, ¿has logrado leer el futuro? —preguntó Alejandro—. ¿Has visto si yo tendré oportunidad con Lisa?
—¿Aún sigues enamorado de Lisa? Alejandro… ella no te quiere, está demasiado encaprichada con Adem como para fijarse en otro hombre.
—Tú lo has dicho, es un capricho, no es amor, así que aún hay una oportunidad.
—Pues para tu información, no he visto nada a futuro… —informó Luie y bajó la mirada a su libro.
Con esto, Alejandro supo que lo mejor era dejar el tema y guardar su corazón en el bolsillo, dejando de molestar por el momento.
Jara no podía salir del estupor. Luie, intentando mantener la compostura frente a ella, decidió apartar la mirada hacia el reloj de péndulo colgado en la pared. Esperaba que su mentora procesara la información que le acababa de dar.
A Luie le parecía curioso que en ese tipo de situaciones se marcara la diferencia de edad con Jara, pues él, al ser nueve años mayor que ella, tenía más experiencia en temas amorosos. O tal vez radicaba en que Jara había sido criada por Soñadores Oficiales, prácticamente recluida en una academia y su experiencia en el amor era muy limitado, todo lo contrario a él, que desde muy niño le dio rienda suelta a sus impulsos carnales y sentimentales, por lo cual sabía ser más discreto, así como las consecuencias que podría tener de ello.
Jara era toda una adulta, de eso no tenía dudas, pero en el área del amor apenas si era una adolescente inexperta, sus ojos lo manifestaban.
—No se preocupe, Alejandro es mejor amigo de Adem, no abrirá la boca —comentó—. Únicamente le sugiero que tenga más cuidado, porque, así como él pudo verlos, otra persona podría hacerlo. Como alguien que no sea cercano a ustedes y no tenga consideración en hacerlo público.
Jara dejó salir un suspiro. Era evidente que estaba descompuesta con la noticia. Así que Luie prefirió dejar el tema, su mentora no iba a tener esa conversación con él.
—Sobre el libro que guardó en la caja fuerte —dijo—, Lily ya me informó todo. Ella aún no lo comprende del todo, la vence el miedo, pero yo sí entendí lo que nos quiso decir.
—¿Entiendes la dimensión de lo que ello implica?
—Sí, yo protegeré a Lily, se lo prometo —aseguró el joven—. Y sobre su retiro, señorita Jara, sé que usted va a volver con vida. Yo me encargaré del decano Marcow, no permitiré que él intente asesinarla, eso también se lo prometo. A cambio, lo único que le pido es que me deje ser el padrino de su boda.